Desde que somos pequeños hemos pasado por situaciones o vivencias que nos han marcado hasta nuestra edad actual, lo cual trae consecuencias negativas en nuestra vida como la repetición de esas conductas a lo largo de nuestras vidas. Ahora, ¿cómo se ven las heridas de la infancia? Estas heridas de la infancia se ven reflejados en nuestros comportamientos interpersonales, ya sea en una relación amorosa, amical, laboral, entre otros.
En primer lugar, ¿Qué son exactamente las heridas de infancia?
Las heridas de la infancia se crean a través de experiencias dolorosas que pueden llegar a causarnos algún trauma emocional, porque a una edad pequeña no tenemos las herramientas necesarias para afrontar estas situaciones que nos marcan de por vida.
Todos hemos pasado por algún trauma que hasta ahora estamos en un proceso de sanar, pero tal vez no lo hemos identificado. Por ello debemos preguntarnos, ¿cómo se identifican las heridas de la infancia? Según Yaiza Sanz, existen 4 puntos clave que tenemos que tomar en cuenta:
- Dificultades en las relaciones: Apego desadaptativo, tener relaciones no sanas, entre otras conductas.
- Problemas de autoestima: No reconocer nuestros logros, no valorarnos como persona y no ver sus habilidades.
- Molestar emocional: Ansiedad o soledad
- Gestión emocional con carencias: Conductas de riesgo
A propósito de las heridas de infancia, en el podcast “Psicología al Desnudo” se realizó un episodio titulado “¿Cómo reconocer una herida de la infancia?”, en ella se habla acerca de las heridas que, con los años, no cicatrizan o sanan pero tiene un proceso. Además, las heridas de la infancia se generan por una persona que tiene un valor importante para nosotros, y se dan de 2 formas: la primera es solo una experiencia pero muy traumática y la segunda es cuando se da en diversas ocasiones por la misma persona.
Por otro lado, según Terapify existen 5 principales heridas de la infancia:
- Rechazo: Hace referencia a las experiencias donde no nos hemos sentido 100% aceptadas por algún familiar o conocido. Esto nos puede llevar a tener actitudes como el perfeccionismo, ser complacientes y no ser auténticos en nuestras acciones.
- Abandono: Se refiere a situaciones de abandono por parte de papá, mamá o algún pariente cercano. Esto nos lleva a tener patrones de necesidad de aceptación, minimizar la importancia que tienen los demás para nosotros por miedo a perderlos y la hiper independencia.
- Humillación: Se refiere a experiencias en las cuales nuestros padres o cuidadores nos hicieron creer que somos insuficientes con palabras como “ínutil”, “malo”, etc. Esto nos lleva a tener patrones de tener dificultades de disfrute, baja autoestima y autocuidado.
- Traición: Se refiere a situaciones en las que una persona cercana rompe nuestra confianza, por lo cual en nuestras relaciones de adultez se puede reflejar el control, percepción negativa y pesimista del mundo.
- Injusticia: Esto se debe a situaciones en las cuales nuestros padres se comportan de manera fría y autoritarios pero solo había cariño cuando se lograba algo, por lo cual nos lleva a tener patrones como, medio de perder el control, busca de poder y logro.
Y, ¿cómo sanar las heridas de la infancia?
Cuando tenemos alguna herida siempre toma tiempo curarlas, lo mismo pasa con nuestras heridas de infancia, es un proceso para poder sanarlas. Primero debemos de permitirnos sentir nuestras emociones y autoevaluarnos, para luego permitirnos sentir el dolor y procesarlo, porque es ahí donde uno realmente sana. Igual si necesita una ayuda más especializada puede consultar con un especialista.
Edición: Cristobal Contreras