La fotografía que pueden apreciar en la portada de este artículo fue tomada el 8 de abril del 2019, alrededor de las 8am. En el fondo, se puede apreciar el edificio auxiliar del Fondo Monetario Internacional (FMI), en Washington DC. Lo que podría parecer irónico en la fotografía es que se puede apreciar a una persona en situación de indigencia, a unas cuadras de una de las instituciones más prestigiosas a nivel mundial (y algunos otros más), en cuanto a temas de desarrollo económico.
Sin embargo, ¿tenemos que entender que esta imagen es irónica o se trata, más bien, de una realidad que no es ajena a ninguna parte del mundo? (algo así como ver a un mendigo a en la misma calle que el Banco Central de Reserva). La verdad es a menudo más compleja, de esta forma, me gustaría compartir algunos alcances sobre lo que están planteando esta clase de instituciones en cuanto a trabajo, política y desigualdad.
Para empezar, es importante comprender que las instituciones internacionales como el FMI o el Banco Mundial, hoy en día, tienen como principal intención dar a conocer mejores y más eficientes formas de tratar distintos problemas que son causados por la pobreza. Algunos de estos son la desnutrición, la desigualdad, los conflictos y un manejo macroeconómico adecuado. De esta forma, es importante saber que existen una cuasi infinidad de métodos por los cuales abordar dichos problemas, los cuales van desde la econometría hasta campañas de concientización. Recién entonces se pueden hacer nuevas coordinaciones con los gobiernos domésticos para realizar las faenas necesarias; dentro de las cuales resaltan, por ejemplo, la implementación del PBI electrónico en el Perú.
Ya, esa es la parte conocida y tediosa, ahora veamos por qué estas instituciones no han llaman tanto la atención como las Naciones Unidas o la Organización de los Estados Americanos. Es decir, valgan verdades, cuán común es escuchar acerca de un programa del Banco Mundial en una país como, por ejemplo, Perú (?). Lo que sucede es que la mayoría de los esfuerzos (y esto es algo comprobable) está concentrada en programas de desarrollo para países del Medio Oriente o África que a todas luces la está pasando peor que muchos de nuestros países vecinos, e inclusive el nuestro.
De la misma forma, el FMI o sus primos hermanos no solo se enfocan en programas sociales, esa es solo la punta del iceberg, si se quiere. Lo que está de moda se está planteando hoy en día es el aprovechamiento del análisis de Big Data (gran cantidad de datos) para contemplar mejor distintos problemas económicos en países con la necesidad de solucionarlos y esta es una tendencia que se repite en varias instancias. Es así como se pueden tocar aristas muy chéveres, y poco ortodoxas, sobre el problema de la pobreza. Estas van desde el número de lucecitas en el mapamundi mundial hasta los peligros que la automatización (o sea, Skynet o la inteligencia artificial y eso) para el mercado laboral mundial.
En fin, es importante tomar esto en cuenta para saber cómo funcionan ciertas instituciones líderes en el tratamiento de la pobreza, saber que estas tienen falencias graves y notorias y saber que, en el mundo, sí se está haciendo algo en cuanto a la lucha masiva contra la pobreza y sus repercusiones.
Finalmente, volvamos al ejemplo de la foto mencionada al inicio. Desde mi perspectiva, la ironía, que sí está presente en esa imagen, no llega muy lejos, pero hay un mensaje mucho más importante que va más allá. Lo que sucede es que la pobreza (en todas sus facetas) es una realidad que escapa a todo lo que una sola institución (inclusive las más poderosas del mundo) puedan hacer. Es tan usura el problema de la pobreza que tiene la cara dura de colocarse en frente de una institución que tiene como único fin el combatirla. Ahora, dime si eso es irónico o no.