Hace unos años, Rusia era el tercer mayor emisor del mundo de gases de efecto invernadero; hoy en día se celebra el primer mundial ecológico en este país.
En el 2011, Rusia era efectivamente el tercer mayor emisor del mundo de gases de invernadero. Esto se debía en parte a la enorme cantidad de pobladores (143 millones de personas en ese año), pero también a que no tenían conciencia sobre el cuidado del medio ambiente. De hecho, se planteaba que el cambio climático era parte de una teoría de conspiración y el primer ministro, Vladimir Putin, llegó a bromear sobre el tema diciendo que un aumento en las temperaturas no sería tan malo para Rusia – lo cual es cierto, pero no viene al caso.
El cuidado del medio ambiente, entonces, seguía estando en lo más bajo de la lista de prioridades en Rusia, en parte porque no se daba ningún “incentivo” a ser ecologista ni traía consecuencias negativas no serlo. Es solo cuando se hacen evidentes estos efectos a través de desastres naturales que el país empieza a actuar, empezando por aceptar la responsabilidad del ser humano en el calentamiento global. Así, el gobierno ruso reconsidera su posición al respecto y vira hacia un desarrollo más consciente.
Y no solo se trata de buena voluntad para salvar al planeta, sino que también el desarrollo sostenible pasa a ser rentable para la economía rusa, al poder modernizar y diversificar esta misma. Si bien puede sonar como un motivo egoísta para preocuparse por el medio ambiente, esto no es necesariamente negativo. A final de cuentas, el cambio se está haciendo y una motivación económica puede ser incluso mucho más efectiva en la variación de la conducta que solo el cambio de mentalidad; al menos en un primer momento, impulsa diferentes propuestas.
Es así como se empiezan a diseñar nuevas propuestas y objetivos ambientales que bien podrían ser aplicados a nuestro lindo Perucito. Nosotros también estamos empezando a sentir el cambio climático con los huaicos, inundaciones y ahora un frío mucho más fuerte que en temporadas anteriores, lo que me lleva a pensar en una necesidad de cambio estructural que promueva el cuidado de nuestro medio ambiente. Ya no es suficiente con usar tu bolsa de supermercado como bolsa de basura y decir que así reciclas, sino que son necesarias otras medidas. La idea es dejar de producir basura y deshechos contaminantes: dejar los envases descartables, aumentar el uso de bicicletas, transporte público o autos compartidos e implementar el sistema de clasificación de basura en todas partes.
Otras propuestas, planteadas en Rusia, se refieren a salvar a las especies amenazadas, establecer áreas naturales protegidas y reducir los efectos de la actividad industrial en los ríos, lagos y mares. Todas estas deberían ser también aplicadas en Perú, dada la diversidad animal y vegetal y lo contaminados que están nuestros sistemas fluviales.
A partir de esta mayor concientización en Rusia y en todo el mundo, es que se plantea el Mundial Rusia 2018 como el Primer Mundial Ecológico. Así, se buscó que este evento disminuya el impacto ambiental, sobre todo después de que Brasil 2014 se convirtiera en el mundial más contaminante de la historia reciente. Se sabe que la organización de un solo partido implica una movilización promedio de 50 000 personas en cualquier país y que esta cantidad de gente genera entre 5 y 10 toneladas de basura, entre servicios alimentarios, transporte y provisión eléctrica. Es por ello que para la presente edición del mundial la FIFA y el gobierno ruso propusieron el uso de diversas tecnologías para reducir un 70% del gasto energético, por ejemplo el uso de materiales de conservación, celdas solares e infraestructuras acondicionadas en la construcción de algunos de los estadios hechos especialmente para la ocasión. Además, se han plantado más de 50 mil árboles para compensar la deforestación que estas construcciones implican.
Es así como este país gigante se puede convertir en un ejemplo para nosotros. Uno de reivindicación, porque admitieron su error y cambiaron su postura; a la vez que uno a seguir debido a las políticas implementadas para cuidar su país y su diversidad. Disfrutemos el mundial, pero también saquemos algún aprendizaje de este encuentro cultural, estoy segura que Rusia no es el único país que tiene algo que enseñarnos.
Fuentes consultadas:
https://www.natura-medioambiental.com/el-impacto-ambiental-del-mundial-de-rusia-2018/