En el contexto de la firma de paz entre las FARC y el gobierno colombiano, Pedro Pablo Kuczynski se mandó con una frase de aquellas la siguiente declaración:

Si quieren fumar su troncho no es el fin del mundo” #BaiaBaia

En declaraciones anteriores, hemos tenido la oportunidad de oír a nuestro presidente expresarse de forma coloquial sobre diversas cuestiones; sin embargo, al margen de si fue la forma socialmente aceptada de expresar un punto de vista, ha puesto sobre la mesa nuevamente el debate sobre la legalización de drogas en el Perú. Este tema, al igual que el aborto, la eutanasia y secularización del Estado es una papa caliente bastante espinoso, pues existen opiniones tanto a favor como en contra que dividen a la población y generan debates muy polémicos.

Actualmente, el consumo y la tenencia de drogas están penalizados en nuestro país; no obstante, es normal que puedan emerger confusiones respecto a la rigurosidad de la ley. Por esta razón, recolectamos las siguientes dudas de nuestros colaboradores pulpines, las cuales consideramos pertinente aclarar:

Anónimo 1:

El finde pasado organicé una juerga y puse un recipiente con marihuana para consumir con mis patas ¿eso es ilegal?”

Respuesta: Efectivamente. El artículo 299 del Código Penal detalla que no es punible la posesión de droga para el consumo propio siempre que no exceda los máximos permitidos. Te dejo un cuadrito con los números oficiales conseguidos luego de consultarlo con mis amigos consumidores una exhaustiva investigación. Asimismo, en este caso, el que respondería penalmente no sería quien consume la droga, sino quien la entrega, o sea tú.

Anónimo 2:

Si el máximo de tenencia es 8 gramos de marihuana, pero yo tengo 15, ¿me voy preso?”

Respuesta: Cuando la cantidad que uno posee es mayor a ocho gramos, la ley presume que ya no está destinada al consumo personal, sino a la microcomercialización; sin embargo, el fiscal puede recurrir, dado que la diferencia no es significativa, al principio de oportunidad y no ejercer acciones penales.

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Pero por favor no tienten al diablo

Legalizar vs no legalizar

El principal argumento de la posición a favor de la legalización está basado en el derecho qimagen1ue cada persona posee de decidir qué desea consumir teniendo pleno conocimiento de sus acciones. A esto, se suma que el Estado debe respetar las decisiones de sus ciudadanos y no intentar imponer lo que este considera “bueno” o “malo”. Otros argumentos a favor se apoyan en que esta acabaría con el mercado negro que existe actualmente, se reduciría el número de muertes violentas resultado de la incesante lucha contra el narcotráfico, etc. Asimismo, el término “legalización” muchas veces se asume como absoluto, aún cuando existen sistemas de legalización regulados que facilitarían al Estado una introducción cautelosa y gradual en el mercado de drogas, teniendo como resultado un mayor control sobre este.

Por otro lado, elimagen2 argumento en contra adquiere fuerza y se encuentra respaldado por los innumerables estudios que determinan el nocivo y adictivo efecto de las drogas en las personas. Ha quedado demostrado que las personas vulnerables emocionalmente son las que caen con mayor facilidad en estos vicios y, por lo tanto, son incapaces de tomar decisiones correctas respecto al consumo de sustancias. Por esta razón, se considera necesario que el Estado asuma la función de ente regulador y protector que vele por la salud y seguridad de sus habitantes.

El tema de la legalización de drogas y el asumir una posición a favor o en contra puede tornarse muy complicado, pues cada persona es un mundo diferente y pondera los diversos argumentos que existen de la forma que mejor le parezca. Este artículo no pretende convencer a los lectores de optar por uno u otro bando #TeamLegalizeIt #TeamDontLegalizeIt, puesto que cada uno es libre asumir el punto de vista que más se ajuste a sus creencias. Sin embargo, al igual que en cualquier otro debate candente, considero que abrir la mente es un prerrequisito para participar, junto con la tolerancia y el respeto. El enriquecimiento que surge de saber escuchar opiniones distintas a las nuestras es lo que nos permite fortalecer nuestros argumentos o, de ser el caso, reformularlos.

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