A fines de mayo entró en vigencia la Ley Nº 31204 sobre el Patrimonio Paleontológico del Perú, la cual busca valorar y proteger dicho patrimonio facilitando su colección y estudio en museos, institutos y universidades. Pero, ¿qué es el patrimonio paleontológico?, ¿por qué protegerlo?, ¿en qué nos ayuda el estudio de fósiles?
La paleontología es la ciencia que estudia la historia de la vida, la evolución de los organismos, sus ecosistemas y más a través de los fósiles, usando a la biología y geología como bases. Los fósiles son todos los restos que organismos antiguos dejaron, estos van desde esqueletos completos y fragmentos de huesos, hasta conchas, huellas y coprolitos (caquita). Un fósil es considerado como tal si su antigüedad es anterior al Holoceno, es decir, de 10 mil años para atrás. Durante ese tiempo, los restos sufren cambios físicos y químicos en un proceso llamado fosilización.
El Patrimonio Paleontológico del Perú vendría a ser todo fósil ó área que contenga fósiles y que haya sido nombrada como tal por el Instituto Geológico, Minero y Metalúrgico (INGEMMET) por su importancia científica, histórica y didáctica. Esta importancia, en gran medida, está basada en la frecuencia y abundancia en que estos fósiles se encuentran. Por ejemplo: en zonas de la selva peruana es común encontrar cientos de conchas de moluscos bivalvos, en cambio, es más raro encontrar restos de vertebrados, como cráneos de cocodrilos. Estos últimos tendrían una importancia científica mayor que las conchas, por ende, serían nombrados parte del Patrimonio Paleontológico.
No hay que olvidar que los fósiles pueden llegar a tener cientos de millones de años de antigüedad y estar tanto en la superficie de rocas como en su interior, por lo que estarán expuestos al clima, a la acción del viento, del agua y las variaciones de temperatura. Es por eso que de nada sirve tener a un fósil “protegido”, incrustado en la roca en algún punto del Perú sin poder acceder a él ni estudiarlo, ya que en ese caso no se diferenciaría de cualquier pedazo de roca y eventualmente terminaría completamente dañado. Ahí radica la importancia de recolectarlos y de que esta acción esté contemplada en la ley que regula su valorización y protección, ya que la única forma de conseguirlo es hacer investigación científica que permita analizar y entender la información/evidencias que los fósiles nos pueden dar del pasado de los organismos y de sus entornos.
Cabe resaltar que el Patrimonio Paleontológico tiene un origen natural, no son restos culturales (toda manifestación del quehacer humano), pues como ya se mencionó, los fósiles se forman a partir de organismos biológicos que habitaron la tierra en el pasado. Por eso es que esta ley pone al INGEMMET adscrito al Ministerio de Energía y Minas como ente rector de dicho Patrimonio y no al Ministerio de Cultura. Antes, la Ley General del Patrimonio Cultural de la Nación tenía dentro de su definición de bienes integrantes del Patrimonio Cultural la frase: “importancia, valor y significado paleontológico”, algo que se ha modificado, ya que un fósil no es el resultado de actividades humanas.
El beneficio de este cambio es que con la nueva ley por fin las autoridades entienden que la forma de proteger los fósiles es eliminando gran parte de las barreras burocráticas que existían al tenerlos como Patrimonio Cultural de la Nación y que impedían su estudio.
Muy bonito todo, Pero ¿los fósiles solo nos ayudan a ver el pasado?
Estos restos son ventanas que nos dan la posibilidad de acceder a información de millones de años de antigüedad que aparte de mostrarnos cómo era el pasado nos puede servir para trabajar en los problemas actuales como son el cambio climático y la pérdida de biodiversidad. La historia de la vida es como un rompecabezas de un árbol de millones de piezas que el estudio de los fósiles va armando de a pocos. Esto permite entender, entre muchas cosas, cómo la vida ha ido evolucionando, cómo se ha ido adaptando a los cambios del ambiente, como se formaron los ecosistemas que vemos en la actualidad, cómo ha cambiado la diversidad de las especies, etc.
En cuanto a la ley, esta tiene un enfoque científico en la valorización y protección del Patrimonio Paleontológico del Perú, algo necesario y útil ya que facilitará y potenciará el desarrollo de la paleontología y la investigación científica en el país. Además, posiciona a todos los institutos de investigación, universidades que cuenten con carreras afines y museos de historia natural como actores principales de dichas actividades, así como de la formación de colecciones paleontológicas.
Por último, con un mayor desarrollo de la paleontología y valorización del Patrimonio Paleontológico también terminará llegando lo que a todos nos gusta, beneficios económicos. Con la creación de nuevas colecciones de fósiles, y de museos de sitio en zonas de importancia paleontológica se puede promocionar y fomentar un turismo paleontológico, porque, aunque no lo crean nuestro país cuenta con fósiles únicos, raros e increíbles. Tenemos potencial, solo no sabemos aprovecharlo.
Edición: Kelly Pérez.