Quisiera empezar con la siguiente idea: me parece que una definición de nuestra generación es la de una sociedad altruista (altruismo: procurar el bien ajeno de forma desinteresada), dado que nos solidarizamos bastante con los problemas del otro hasta el punto de creer que hemos sido nosotros los dañados.
Digo esto porque me siento bastante afectado al enterarme que en el Perú en los nueve primeros días del año se han cometido 5 feminicidios. Sé que esta “crisis social” no es únicamente un dilema de nuestro país, sino también de otros países en América Latina: en Argentina, en las dos primeras semanas del año, 8 mujeres han sido víctimas de feminicidios; además, precisamente el pasado sábado 19, una mujer embarazada ecuatoriana fue asesinada por un venezolano (no voy a entrar en las repercusiones xenófobas que generó este suceso).
Les pregunto a ustedes (y preocúpense por favor): ¿cuál es el trasfondo detrás del feminicidio y cómo podemos empezar a trabajar para erradicar esta crisis global? (esta pregunta está enfocada en América Latina).
Me gustaría comentarles una propuesta que, en mi opinión (y creo que la de muchos), es la forma más incorrecta de abordar la violencia contra las mujeres, pues no es una solución a la raíz del problema. A inicios de esta semana, una diputada de la ciudad de Veracruz – México, Ana Miriam Fernández, propuso que el feminicidio debería ser desechado de delito grave (es decir, ya no se puede dictar prisión preventiva) y recomendó dar toque de queda a las mujeres a partir de las 10 de la noche para preservar su integridad. (Yapa: La diputada pertenece a la comisión de igualdad de género).
Una de las principales razones del por qué se cometen los feminicidios es un aspecto que engloba temas de cultura, generación y educación: el machismo. El origen de este tiene bastante conexión con el día hoy. En la época de la colonia, el hombre indígena, frustrado por la discriminación racial que vivía frente al ‘hombre blanco’, decidió trasladar su sentido de control en el único ambiente ahora posible; el mundo doméstico frente a la mujer. Si bien hoy en día el machismo es independiente a la nacionalidad de las personas, América Latina es una de las zonas más peligrosas para las mujeres, según la Organización de las Naciones Unidas (ONU) más de 9 mujeres al día son víctimas de la violencia machista, incluso las cifras pueden ser aún más graves ya que hay localidades, como algunas ciudades de México, en donde el feminicidio no es tipificado como un delito.
En América Latina, los chicos entre 15 y 19 años piensan que los celos son una demostración de amor.
Una de las formas de abordar este problema es dejando de normalizar las actitudes que son posteriormente canalizadas en violencia machista. Existe una idea distorsionada de lo que es el amor; se está llevando más al hecho del control que del compañerismo afectivo, y esto desemboca en actitudes como restringir la vestimenta de la pareja y limitar su entorno social. Por ejemplo, una encuesta realizada por la ONU en América Latina a chicos entre 15 y 19 años demuestra que los celos son una demostración de amor.
Poner en contexto las estadísticas, cuando se trata de problemas sociales en una región, es uno de los retos del siglo XXI. Queda en nosotros no ser ajenos a lo que ocurre y combatir esto para propiciar un ambiente de tranquilidad y prosperidad, ya que
Sin la mujer, la vida es pura prosa. — Rubén Darío