¡Un nuevo grupo poderoso que se alimenta del miedo de la gente azota Europa! No les bastó con Estados Unidos y Reino Unido, así que van por más. Solo hay una forma de detenerlos y es no mostrándoles nuestros temores, pues eso los hace más fuertes.
Sin lugar a dudas, el populismo vuelve a renacer en los países poderosos y está usando el miedo, el egoísmo y el odio de las personas para llegar al poder. Además, queda cada vez más claro que la globalización está perdiendo su sabor y que el proteccionismo vuelve a asomarse. Si con la victoria de Trump y del Brexit quedaban dudas sobre esto, los invito a observar el comportamiento de las elecciones en algunos países de Europa para poder despertar del sueño.
En efecto, en los últimos meses, Francia, Holanda y Austria han estado viviendo procesos electorales en los que los mayores protagonistas son partidos de extrema derecha. Estos se han hecho atractivos, básicamente, por proponer la idea de “una sola cultura”, a través de la eliminación de toda práctica o creencia que consideren distintas, refiriéndose especialmente a la cultura islámica. Asimismo, por si eso fuera poco, todos ellos han propuesto la idea de salirse de la Unión Europea (UE) ya que creen que el barco se está hundiendo. Así, a este grupo, conformado por Trump y los agitadores del Brexit, se le unen ahora Marine Le Pen de Francia, Geert Wilders de Holanda y Norbert Hofer de Austria. Le Pen y Wilders amenazan ubicándose primeros en las encuestas de forma sostenida, mientras que Hofer impuso respeto estando a punto de ganar las elecciones de fines del año pasado con 47% de los votos a su favor.
Las dos elecciones que están por venir empezarán pronto: el próximo mes en Holanda y en dos meses en Francia. A pesar de que Le Pen y Wilders están primeros, las encuestadoras aún creen que no podrán ganar. Le Pen sucumbiría en la segunda vuelta y Wilders no conseguiría la aprobación de la mayoría de partidos –proceso necesario en Holanda–, pues está peleado con todos los políticos holandeses. Sin embargo, hay que tomar estos datos con cuidado, ya que la victoria de Trump y del Brexit ha reducido notoriamente la confiabilidad de las encuestadoras, sin mencionar el hecho de que ambos siguen sumando votantes a sus listas.
Ahora, ya estando en contexto, es notorio que las herramientas con las que estos personajes están manipulando el miedo de las personas son dos: el terror que causa hundirse junto a la Unión Europea y el odio que se está formando hacia los musulmanes. Ahorita mismo, haremos una breve revisión a las dos cuestiones.
¿Malestar económico?
Muchas veces, cuando grandes grupos dentro de un país se oponen a la globalización, es porque temen que la fuerza laboral inmigrante les quite puestos de trabajo por menores salarios, como ha ocurrido en Estados Unidos y que fue un factor importante para la elección de Trump. Hay razones para pensar que esto puede pasar en Europa, pues se está dando la crisis de refugiados más grande de los últimos tiempos. Sin embargo, viendo los números, esto no ha sido un patrón para los tres países europeos donde se están imponiendo las alternativas nacionalistas. Solo en Holanda los salarios reales para mano de obra barata disminuyeron ligeramente en los últimos 9 años (-1,23%), mientras que para Francia y Austria, por el contrario, aumentaron (+8,17% y +1,82% respectivamente). Por ende, la mayor competencia laboral que traen los inmigrantes no parece ser el factor común que haya llevado a los descontentos generalizados en estos países.
Más bien, el tener que cargar con las crisis económicas de países como España, Italia, Grecia, Irlanda y Portugal sí parece ser un detonante. Francia, Holanda y Austria no solo deben aportar más a la UE de lo que reciben de ella, sino que también están expuestos a las políticas orientadas a ayudar a los países en crisis y que puedan afectarlos negativamente, como cambios en la inflación, en el desempleo o en programas sociales. Los beneficios comerciales y geopolíticos que brinda ser parte de la UE parecen haber perdido su brillo frente a las pérdidas que implica tener que subsidiar a otros y exponerse al terrorismo islámico.
A más miedo, mayor populismo
No hay derecho para culpar a Francia por el miedo que enfrenta hacia el terrorismo islámico ya que, tan solo desde el 2015, ha recibido 26 ataques que han dejado más de 230 muertos y 600 heridos, según la BBC. Francia ha sido el mayor punto de ataques a nivel mundial fuera de la zona de guerra y se entiende que la población busque soluciones rápidas ante el problema, aunque estas estén mal pensadas y hasta empeoren la situación –que es lo que suele ocurrir con el populismo. No obstante, para el caso de Austria y Holanda, la problemática es más difusa, pues casi no han recibido ataques en los últimos años, aunque de por sí el miedo ya está distribuido a lo largo de Europa. De hecho, una encuesta publicada recientemente por la Fundación Bertelsmann a fines del año pasado indica que Francia y Austria son los países en Europa que más miedo le tienen a la globalización; y una vez que el miedo existe, la cena está servida para los candidatos populistas, pues no dudarán en exprimirlo y usarlo para llegar al poder.
La receta perfecta
Esta situación dominada por el miedo resulta ser la combinación ideal que el populismo estaba esperando, pues además de dejar en evidencia la facilidad de algunos países de Europa para dejarse llevar por alternativas vacías y contraproducentes en actos de desesperación, refleja qué tan frágil es la Unión Europea en tiempos difíciles. Bastaría con que un par más de países pesados en el grupo se retiren –especialmente Francia– para que los demás miembros vayan perdiendo los incentivos de quedarse y la UE empiece a desmoronarse –y ojo que ya se fue Reino Unido. Ante esto, solo me queda un comentario final. A fines del siglo XVIII, la revolución americana fue un factor que inspiró a la causa francesa a realizar su propia revolución y marcar el inicio de una nueva era. Ahora, solamente espero que en las elecciones que vienen, los franceses no volteen su mirada a los estadounidenses, no vaya a ser que se vuelvan a inspirar y… ¡la que se va armar!