En medio de la difícil situación en Etiopía, el nuevo Primer Ministro Abiy Ahmed se encuentra instalando reformas que prometen modernizar al país. Si bien escuchamos principalmente esto, es más difícil encontrar información sobre los problemas a los que tiene que enfrentarse. ¿Qué es lo que se está intentando enmendar?
Etiopía se rige bajo un sistema de federalismo étnico; es decir, que el Estado otorga privilegios socioeconómicos y en representación política dentro de cada Estado con el fin de promover la identidad étnica de cada uno. Por ejemplo, entre los casi cien grupos étnicos reconocidos por el Estado, existen nueve asambleas regionales, donde cada una refleja la composición étnica mayoritaria de su Estado. Si bien políticas similares son aplicadas en países con alta diversidad étnica, como India o Nigeria, el sistema federal de estos se adapta a una situación diferente. Por ejemplo, en Nigeria, los pueblos Yoruba e Igbo se encuentran concentrados en ciertas zonas específicas, mientras que la historia etíope evidencia una alta unificación política desde tiempos biblícos (la dinastía Solomónica, fundada por el rey Salomón -sí, el de la Biblia-, fue sacada en un golpe militar hace unas décadas). Esto ha llevado a grandes movimientos migratorios dentro de una sociedad en la que ha habido alto intercambio entre grupos como los amharas y los sidamas.
Mientras que estas medidas funcionan en sociedades altamente fragmentadas para evitar conflictos entre grupos étnicos, en Etiopía esto, en su lugar, termina separando a quienes llevan siglos identificándose como un pueblo unido. Más aun, los grupos se encuentran dispersos por todo el país, lo cual termina perjudicando a los miembros de minorías étnicas de Estados. Sería como que todo Sudamérica fuera un país, y para asegurar que todos nos encontremos bien provistos, determinamos que Perú debe darles los servicios adecuados a los peruanos, así como Venezuela a los venezolanos. Al final, los privilegios sociopolíticos estallaron en protestas violentas a través del país, debido a que se le iba a retirar privilegios territoriales a los oromo, el mayor grupo étnico del país.
Esta política fue basada en dos sistemas: el británico y el soviético. Los británicos aplicaron en las colonias africanas un sistema para facilitar el gobierno al colaborar con un grupo étnico, usualmente mayoritario, al otorgarle privilegios a cambio de que perpetúen el sistema colonial. Esta estrategia fue adaptada por otros colonizadores, como sucedió en Ruanda con los tutsis, evento trágico que introdujo un conflicto racial que desencadenó en el mayor genocidio en la historia africana. Por otro lado, los soviéticos, quienes estuvieron muy presentes en África durante la Guerra Fría, también inspiraron el sistema de división en “Repúblicas étnicas”. Por ejemplo, la República Socialista Soviética Bielorrusa registraba todo el territorio como patrimonio del pueblo bielorruso, lo cual imposibilitaba que, por ejemplo, los ucranianos tuvieran derecho a la propiedad territorial. Esta medida terminó llegando a la Constitución del 94. Esa es otra diferencia con sistemas como el indio, cuyo federalismo es territorial y no étnico.
El Dr. Abiy promete un cambio en Etiopía. Ha despedido a gran cantidad de funcionarios cuestionados quienes estaban siendo blindados, calmado las tensiones con Eritrea, realizado privatizaciones de empresas masivas, terminado el Estado de emergencia, iniciado un proceso para limitar el término de mandatos políticos e incluso acogerá a los periodistas exiliados, para lo cual está liberando a miles de prisioneros políticos. Algunas de estas acciones incluso han sido y son difíciles en Perú (#GraciasChávarry), y Etiopía nos recuerda que ningún país está exento de la responsabilidad de desarrollarse. Este es un país que el FMI reconocía como uno de los mayores “mercados de crecimiento”, pero desafortunados eventos políticos han impedido que esto se lograra. Sin embargo, incluso con menos de un año en el gobierno, existen líderes políticos que pueden cambiar de dirección al país.