Cuando se trata de política, nada está dicho. En un momento puedes creer que un país se encuentra de tu lado, pero al siguiente está tan lejos de cooperar como tú lo estás de graduarte. A diferencia de tu graduación, el hecho de estar lejos de la cooperación, puede ocasionar problemas con otros países, llegando a provocar conflictos internos. Y ese fue el caso de Turquía, un país el cual se le consideraba laico, pero que ahora ya se le puede considerar como uno islamista por las medidas que implementó el presidente Recep Tayyip Erdogan.
Recep Tayyip Erdogan es un político, presidente de Turquía desde agosto del año 2014. En sus años previos, fundó el Partido de la Justicia y el Desarrollo (APK) en el año 2001, y fue primer ministro entre el año 2002 y 2014. Cuando se le escogió como primer ministro en el año 2002, la Unión Europea consideró que sería un buen aliado, pues creían que llevaría a Turquía a integrarse al grupo comunitario. Esta institución tenía esta perspectiva optimista pues creían que ahora en Turquía estaría a cargo un partido que contaba con el apoyo de diversas ideologías y se mostraba comprometido con la democracia, la lucha contra la desigualdad, pobreza, corrupción y exclusión de las minorías.
Con el pasar de los años, el actual presidente turco ha aprobado una serie de medidas democratizadoras en Turquía, alejando al país del laicismo. Algunos de los principales puntos que modificó Erdogan fueron: La limitación del poder del ejército, potenciar escuelas islámicas y construcción de mezquitas -un lugar de culto para los seguidores islámicos-, restringir la venta de bebidas alcohólicas y lograr la normalización del velo islámico en las cámaras del Gobierno.
Como en cualquier país, el tema de la religión es un tema muy complicado de manejar. Es como cuando estás con tus amigos en una casa y deciden que quieren pedir algo. Siempre va a existir por lo menos una persona la cual no se va a sentir satisfecha con la decisión que tomaron. El problema en ese ejemplo es que uno ya no puede hacer nada en esos casos, porque si dices algo te terminan linchando entre todo. En cambio, cuando un país decide implementar medidas a favor de una religión, va a existir un grupo de personas que no estarán de acuerdo pues no coinciden con el pensamiento que tiene el gobierno.
Tal fue el caso del 15 de julio del año 2016, cuando una movilización armada salió a tomar los edificios y medios de comunicación para asegurar el apoyo del público y de la mayoría de militares con el fin de realizar un golpe de estado. El paradero del presidente turco no era conocido: se creía que se encontraba de vacaciones en el suroeste de Turquía. Sin embargo, en la madrugada del día sábado, el intento de golpe de estado resultó fallido, y fue en parte gracias al apoyo del pueblo turco quienes ayudaron a recuperar el control de las calles.
Ahora, luego de este golpe de estado, Erdogan ha decidido celebrar un referéndum en el 16 de abril de este mismo año, para realizar un cambio constitucional, con el cual se creará un sistema presidencialista de Gobierno, que le daría todo el poder ejecutivo al presidente.
Además de este referéndum, el presidente ha realizado una serie de declaraciones las cuales ocasionan problemas con la Unión Europea y complican su adhesión a la misma. Con Alemania, la relación pasa por una situación de crisis por la crisis de los refugiados. Las autoridades turcas acusaron de apoyar a organizaciones terroristas a un reportero con nacionalidad alemana y turca. Adicionalmente, el presidente turco ha decidido acusar a Alemania de recurrir a prácticas nazis, con lo cual la relación entre ambos países se ha quebrantado inclusive más. Es importante mencionar que en Alemania habitan 3 millones de turcos, de los cuales 1.4 millones tienen derecho a participar del referéndum que se celebrará en abril.
El 14 de marzo de este mismo año, Erdogan acusó al gobierno holandés de practicar “terrorismo de Estado”, debido a la masacre de 8 mil bosnios en Srebrenica en el año 1995. Durante su discurso en Ankara, afirmó que la Unión Europea ha dejado de ser un símbolo de la justicia, las libertades y los derechos humanos.
La situación en Turquía se ha vuelto muy complicada tanto de manera interna como externa. En el referéndum del 16 de abril se decidirá el poder que tendrá Erdogan, un presidente que busca convertir a Turquía en un país islámico, algo de lo cual muchos analistas creen que dirigirá al país a un régimen neo-otomano. En mi opinión, siempre que se combinan la política y la religión, los conflictos dentro del país comenzarán a surgir, pues nunca se logrará que todo un país mantenga la misma ideología.