¿Me creerías si te dijera que los gusanos no solo viven en la tierra, sino también dentro de ti?
¡Así es! Esta es una de las maravillas de la naturaleza, conocida como parasitismo. Este fenómeno es un tipo de interacción biológica entre organismos de diferentes especies. Sin embargo, no se trata de una relación de beneficio mutuo, ya que uno de los involucrados, el parásito, siempre vive a expensas del otro, el huésped, obteniendo algún tipo de ventaja. En otras palabras, es una relación tóxica bastante común, y estoy segura de que la has experimentado más veces de las que crees.
Regresando al tema de los gusanos, no todos son como las lombrices de tierra con las que algunos jugábamos en nuestra infancia. Como todo en la naturaleza, los gusanos también se pueden clasificar. Existen tres grandes grupos o filos:
- Anélidos: Su cuerpo está compuesto por segmentos (anillos). Pueden ser parásitos, como las sanguijuelas, o de vida libre, como las lombrices de tierra.
- Nemátodos: Son gusanos cilíndricos que carecen de segmentos. Un ejemplo de vida libre es Caenorhabditis elegans, mientras que Enterobius vermicularis (conocido como oxiuro) es un parásito.
- Platelmintos: Son gusanos planos y, en su mayoría, parásitos, como Taenia solium (la solitaria) o Fasciola hepatica (la duela del hígado). Sin embargo, también existen platelmintos de vida libre, como las planarias.
Entre tantos personajes peculiares, te preguntarás: ¿Qué condiciones pueden causar estos bichos en las personas? ¿Por qué es importante estudiarlos? ¿Habré sido el huésped de alguno sin darme cuenta? Bueno, estos parásitos y las enfermedades que provocan son tan diversas y complejas como sus nombres científicos. Hoy nos enfocaremos en uno de los parásitos endémicos en nuestro país: Taenia solium.
Este platelminto parásito es de gran relevancia para la salud pública, ya que sus dos hospederos son el cerdo y el ser humano. Las infecciones que causa, como la teniasis y la neurocisticercosis (NCC), prevalecen en países subdesarrollados de África, Asia y Latinoamérica, entre ellos, nuestro propio Perú.
Existen dos maneras de contraer esta tenia. Una es al ingerir alimentos o agua contaminados con los huevecillos microscópicos del parásito. La cubierta de estos huevos se descompone en el tracto digestivo, liberando el embrión que contienen, el cual se caracteriza por tener seis ganchos. Este embrión liberado penetra la pared intestinal y es transportado por el torrente sanguíneo a distintos órganos. Comúnmente, los embriones se trasladan a tejidos blandos, como los músculos, el cerebro y los ojos, donde finalmente se transforman en larvas o cisticercos. Los cisticercos son vesículas llenas de líquido que contienen la cabeza del parásito ya formada en su interior. Cuando estos cisticercos se alojan en el cerebro, provocan neurocisticercosis.
Otra forma de infectarse con esta tenia es al consumir carne de cerdo mal cocida, como el chicharrón que vende tu caserita en la calle, conteniendo cisticercos del parásito. Este cisticerco se transforma en un gusano adulto, que puede medir entre 2 y 7 metros de largo, y se adhiere al intestino delgado, provocando teniasis. Tanto la teniasis como la cisticercosis pueden manifestarse años después de la infección inicial, por lo que es posible que hayas consumido una tenia y aún no lo sepas.
De las dos condiciones, la neurocisticercosis (NCC) es la más grave, ya que afecta el sistema nervioso central. La larva de T. solium alojada en el cerebro puede causar distintos grados de inflamación, lo que conlleva a una variedad de síntomas neurológicos, como episodios crónicos de epilepsia. En el peor de los casos, puede ser mortal si no se trata a tiempo.
Por otro lado, las personas con teniasis raramente presentan síntomas y pueden convivir con el gusano durante mucho tiempo sin notarlo. Lo preocupante de la teniasis es que el gusano adulto es la principal fuente de contaminación, ya que produce y libera una gran cantidad de huevecillos altamente infecciosos a través de las heces. Estos huevos suelen encontrarse dentro de proglótides, pequeñas partes del cuerpo del parásito. Así que la única forma de asegurarte de que tienes un gusano en tu interior es observar algo anormal al momento de tirar la cadena del baño, lo cual es bastante desagradable, pero cierto.
Las investigaciones en T. solium se han centrado principalmente en la neurocisticercosis, su tratamiento y los métodos de diagnóstico, lo cual es comprensible. Sin embargo, hay escasa información sobre la biología del parásito y los mecanismos celulares y moleculares involucrados en sus cambios físicos. Estudiar estos aspectos es clave para entender su desarrollo y encontrar maneras de interrumpir su ciclo de vida.
A pesar de ser una parasitosis fácilmente prevenible, sigue siendo prevalente en el país. Por eso es importante adoptar medidas de higiene adecuadas, como lavarse bien las manos antes de cocinar y después de usar el baño. También es esencial lavar y desinfectar los alimentos antes de consumirlos, y tener cuidado al consumir agua o alimentos de dudosa procedencia. Nunca se sabe cuándo podrías recibir una “tenia de regalo” en el pan con chicharrón de la “tía veneno”.
Editado por: Khrisse Suazo