¡¿Qué hubiera pasado si el remate de Aquino o el penal de Cuevita entraba?! 40 días después y no dejo de pensar en cómo podía cambiar todo: pasábamos a la segunda fase, luego a la final, campeonábamos; tres días de feriado, la señora K y AG eran investigados debidamente y aprobabas Info Eco #OkNo: todo iba a ser felicidad… pero bueno, así de caprichoso es el fútbol.
No me malinterpretes, me siento contentísimo de que Perú haya estado al nivel del campeón del mundo. Las estadísticas lo aclaman: somos uno de los dos equipos con los que Francia ajustó más que tú en ese final de Mate. Pero Francia se ha llevado a casa un laurel más. No solo campeonó por segunda vez y tiene a una de los potenciales mejores jugadores del mundo con tan solo 19 años…
Francia campeonó en la diversidad: es un equipo étnicamente mixto, donde el color de tez no fue objeto de rechazo sino, por el contrario, una ventaja que les dio la copa. Deschamps fue astuto y racional -como bien ha relatado el profesor Molina en un artículo para El Comercio . Priorizó el rendimiento físico, lo cual curiosamente coincidió con un equipo muy mixto.
Y esto nos lleva a una gran conclusión: el racismo también es malo desde un punto de vista económico.
Es por eso que, en esta oportunidad, VA te trae la fórmula del éxito del campeón: un análisis de por qué la diversidad es buena para las empresas y por qué el racismo es totalmente perjudicial.
Por qué el racismo no conviene a las empresas: un mundo de verdes y azules
Todo queda perfecto con un ejemplo: imaginemos que vivimos en un mundo donde la mitad de las personas tienen color de piel azul y la otra mitad, verde. (Algo así como un cross-over entre los pitufos y los Namekusei). También, todos los trabajadores, sean azules o verdes, tienen la misma experiencia y capacitación.
Por alguna razón, las empresas prefieren a los empleados azules. En palabras económicas, hay mayor demanda por empleados azules y de acuerdo a la ley de demanda, los trabajadores azules ganarán un mayor salario, mientras que los trabajadores verdes ganan un salario más bajo.
Suena horrible… ¿verdad? Por fortuna, esto no es sostenible. Al fin y al cabo, todas las empresas son como todos los humanos: ambiciosas, y evocan sus esfuerzos a maximizar ganancias o visto desde la otra cara de la moneda, a minimizar costos. Por esta misma razón, algunas empresas podrían darse cuenta de algo: los trabajadores verdes son igual de productivos que los azules (dijimos que tenían la misma experiencia y capacitación) pero cobran un salario más bajo, es decir, las empresas podrían contratar a trabajadores verdes, que les darían los mismos resultados que los azules, a un costo más bajo. Contratar trabajadores verdes es una estrategia para minimizar costos que algunas empresas, ya que son ambiciosas, no podrían dejar pasar.
Así, cada empresa se daría cuenta que la competencia tiene menores costos y también dejaría de ser racista. Por ello, empezarían a contratar más trabajadores verdes y menos azules. Una y otra empresa lo harían. Finalmente, todas terminan contratando verdes y azules. Como resultado, la demanda de trabajadores verdes aumenta mientras la de azules disminuye. Esto ocurre hasta el punto que ambas estén iguales. Por ley de demanda, los salarios se igualan.
Así, vemos que el racismo no funciona pues si una empresa es racista no estaría maximizando sus beneficios y perdería por la competencia de las empresas no racistas (que tendrían menores costos).
La misma estrategia: Deschamps y su equipo
Deschamps pensó racionalmente y solo quiso maximizar el rendimiento de sus seleccionados. De este modo, eligió a los jugadores más “productivos” o más talentosos, sin importar la etnia. Si Deschamps hubiese elegido a jugadores por un color de piel en particular – y hubiese obviado, por ejemplo, a los jugadores de tez oscura- no hubiese maximizado el rendimiento de “Les Bleus” y probablemente no habrían ganado el mundial.
¿Y cómo le va al Perú?
El panorama en Perú sigue siendo decepcionante. La investigación de Yamada y Galarza (2012) demostró que el clima laboral en Lima es discriminatorio: existe preferencia por trabajadores de rasgos o apellidos europeos y una predilección por los hombres antes que las mujeres para un puesto. En un país cada vez más inclusivo dichas brechas deberían cerrarse: hoy en día los egresados de las universidades e institutos no visten de un solo color o pertenecen a un solo sexo. Además, las empresas maximizarían sus beneficios si dejaran de discriminar, es cuestión de que lo internalicen.
¿Y qué hay de la vara? ¿Es beneficiosa?
Para terminar, otro ejemplo de discriminación laboral es la vara: un problema que algunos trabajadores enfrentan en su primera chamba. Es claro que la vara es una decisión económicamente ineficiente, al menos en líneas generales: si se prioriza a un postulante por contactos antes que por su productividad y capacidad, la empresa está perdiendo. Bajo la misma lógica que la expuesta líneas arriba, la empresa estaría pagando un salario alto por un trabajador no tan productivo (pero que posee contactos) mientras que podría pagar lo mismo por un capo y tener mejores rendimientos. De este modo, la vara tampoco resulta.
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