Ya sabemos que has leído mil artículos sobre los estragos que va dejando la crisis causada por el brote del covid-19. Y la verdad es que este es uno más, pero que debes leer sí o sí porque te afecta directamente, estimado lector chibolo pulpín recién egresado. En este artículo hablaremos de la masacre empresarial que ha significado esta crisis, de por qué grandes empresas han decidido retirar sus inversiones en América Latina y cuál es el impacto del cierre de millones de negocios. Pero tranquilo, no solamente seremos apocalípticos: también exploraremos algunas salidas que la región tiene para sortear este difícil episodio.
La retirada
A estas alturas ya sabemos que la inversión privada ha sido severamente golpeada por el covid-19. De hecho, el tejido empresarial en el mundo se ha visto severamente afectado, pero en Latinoamérica suceden algunas particularidades que han agravado la situación. A la crisis económica, causada por la paralización de actividades productivas y de consumo, se le suma la inestabilidad política o económica que la región tiene desde siempre antes de la pandemia.
En este contexto, grandes firmas multinacionales han decidido cortar, parcial o totalmente, sus inversiones. Por ejemplo, en Argentina (la tercera mayor economía de Latinoamérica), la aerolínea Latam anunció su cierre en julio, mientras que el grupo Falabella, Starbucks y Burger King también están planificando retirar sus inversiones o vender la mayor parte de sus activos. Además, empresas como la española Glovo y la estadounidense Fandango también han anunciado su cese de operaciones en toda la región latina.
¿El coronabicho tiene toda la culpa? No del todo: Lo que ha logrado es evidenciar y agravar los problemas estructurales de la región. Las brechas tecnológicas, económicas y educativas han hecho que muchas de las medidas adoptadas para contener al covid-19 hayan fracasado, y hasta tuvieran efectos adversos (te dejo este artículo VA donde explicamos la crisis educativa en Latinoamérica). Así, el colapso de los sistemas sanitarios y la precariedad laboral, sumado a políticas erráticas, han provocado un escenario muy inestable y hostil para las grandes empresas, las cuales tienen miedo de continuar invirtiendo en la región.
¿Y las pequeñas empresas?
Sufrieron el golpe más fuerte; mortal, en muchos casos. Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), esta crisis económica provocaría el cierre de 2.7 millones de empresas, de las cuales 2.6 millones serían microempresas lo que generaría la pérdida de unos 8.5 millones de empleos en la región. Recordemos que Latinoamérica se caracteriza por ser una región altamente informal, por lo que muchas de las empresas, en especial las más pequeñas, se encuentran en esta condición. Esto dificulta el acceso al crédito y, por lo tanto, las vuelve aún más vulnerables.
Naturalmente, cada sector experimentará un impacto distinto. Según Cepal, rubros como el comercio, turismo, hoteles y restaurantes serán los más golpeados. Tomando en cuenta que estos sectores cuentan con una gran cantidad de microempresas, no resulta difícil entender por qué se estima que se cerrarán 1.7 millones de negocios y se perderán más de 4 millones de empleos. Adicionalmente, sectores industriales también sufrirán un gran impacto negativo, lo que profundizará los problemas estructurales preexistentes, como una menor diversificación económica, y amenazaría con una reprimarización de las economías (es decir, las actividades productivas de la extracción y obtención de materias primas aumentarían su participación) . Para concluir el escenario , la Comisión también estima una caída del 9.1% de la economía latina para este año.la catástrofe
Ya, ¿y la solución?
Tranquilo, mi estimado lector, si bien la situación es crítica, existen algunas opciones que los países pueden tomar para hacer frente a esta caída masiva de la inversión privada. La Cepal propone que los gobiernos dinamicen el comercio exterior, mediante la apertura de redes de transporte fronterizas, y que se diseñen estrategias de diversificación. Además, también resalta la necesidad de implementar medidas de financiamiento que mitiguen los problemas de liquidez y solvencia de las empresas y gobiernos. Como ya te habrás dado cuenta, las medidas propuestas, al implicar paquetes de estímulos fiscales, son similares a los planes de recuperación europeos o americanos, pero, evidentemente, con adaptaciones para que sean compatibles con las características de países emergentes o en vías de desarrollo. Ahora, ¿los gobiernos adoptarán estas propuestas? Lamentablemente, en Latinoamérica, muchas cosas son impredecibles.
Referencias
Edición: Diana Decurt