No es una sorpresa que las noticias que ocurren dentro de Europa y los Estados Unidos tengan más probabilidades de ser reportadas. Por eso es que a veces podemos dejar pasar situaciones similares fuera de esta región que tiene menos de la quinta parte de la población global. Y estas muestran preocupaciones similares y, probablemente, un mayor impacto en la política global.
Los kurdos son un pueblo que, hasta recientemente, no se encontraban en el mapa (ok, fue un mal chiste). Desde la formación de la República de Turquía estos han sido perseguidos empezando por la Sociedad para el Ascenso de Kurdistán, dentro de Koçkiri. Últimamente, escuchamos de la represión que no solo continúa dentro de Turquía, sino que también se ha acrecentado durante el gobierno de Erdoğan. Organizaciones como el Partido de los Trabajadores Kurdos se encuentran en el borde de iniciar una guerra civil dentro del sur de Turquía.
Primero, debemos saber quiénes son los kurdos. Este pueblo, a diferencia del resto de habitantes de la península árabe, no se encuentra étnicamente relacionado a los árabes y es más cercano a las etnias irano-afganos, por lo cual son culturalmente similares a ellas. Tanta es la diferencia que es reciente su adopción del islam, y anteriormente practicaban la religión zoroastrianista, de origen persa y la principal religión en Oriente Próximo antes de la expansión islámica.
El Estado que no se menciona tanto al respecto de los derechos kurdos es Irak. Si bien -con la excepción del Estado Islámico- tiene un mejor récord que Turquía, la relación con los kurdos ha tenido sus altibajos. Irak cometió el genocidio de Anfal bajo el gobierno de Saddam Hussein en respuesta a la oposición kurda a la ideología Ba’athista, también conocida como nacionalismo árabe. El genocidio resultó en un estimado de 50 mil muertos según una estimación de Human Rights Watch.
A pesar de todo ello, los kurdos han sido poco mencionados hasta el inicio de la campaña contra el Estado Islámico en Irak y el Levante. El territorio kurdo comprende la frontera norte del territorio que este administra y ha contribuido en buena parte a contener el avance del terrorismo tanto dentro del territorio sirio como iraquí gracias a las tropas Peshmergas. Con ello, se ha llamado la atención principalmente a Turquía al respecto de sus ataques al mayor aliado de Occidente contra el terrorismo global.
Con ello, llegamos a la noticia: un referéndum de la ansiada independencia kurda en Irak ha resultado victorioso con un aplastante 92% de votos a favor. Ya se había realizado uno el año 2005 con un aun superior resultado de 98%. Si bien este resultado no es vinculante, es una oportunidad para los secesionistas kurdos. El presidente regional y principal propulsor del referéndum Masoud Barzani ha comentado que desea negociar primero con el gobierno iraquí para llegar a la mejor salida para ambas partes. Mientras tanto, el gobierno iraquí ha respondido con que es necesario tomar en cuenta las provisiones constitucionales y que todos los iraquíes deben tener una voz al respecto.
Históricamente el mayor apoyo a la causa de un Estado kurdo ha venido de parte de Israel, por lo cual Netanyahu ha prohibido pronunciarse al respecto debido a la sensibilidad del asunto. En respuesta, nada más y nada menos que Recep Tayyip Erdoğan (se prendió esta mierda) acusó a los kurdos de estar trabajando con la Mossad. Los países con situaciones de grupos independentistas, como Canadá y España, han decidido decir que es un asunto del Estado iraquí y prefieren no meterse (tal vez sea lo más sabio).
Sobre el futuro de este asunto, no creo que se pueda saber mucho. Si la situación en Cataluña está bastante complicada, acá hay que añadir que se trata de una zona de conflicto. Sin embargo, es posible recalcar acá algo que tienen en común todos los grupos independentistas: son el resultado de la formación de los Estados nación. En particular, con la llegada de la industrialización, se intentó formar Estados “modernos”, lo cual significa un grado de homogeneidad étnica. En base al resultado del genocidio armenio y la revolución de los jóvenes turcos, podríamos decir que esto habría quedado mejor de otro modo. Posteriormente, con la partición del Imperio Otomano, se trazó un mapa que podríamos caracterizar como bastante arbitrario y por ello es que la identidad étnica ha estado en conflicto con el Estado en el que se encuentra como el espacio de decisión política. Lo que estamos viendo ahora no es más que otra manifestación de ello.