La cuarta temporada de Rick and Morty acaba de finalizar hace poco. Fue estrenada el 10 de noviembre del 2019, pero tuvimos que esperar hasta el mes pasado para que nos llegaran todos los capítulos. No, no se estrenó un capítulo por cada 30 días. En realidad, la temporada fue separada en dos partes –cada una compuesta de 5 capítulos. La primera mitad salió al aire entre el mes de noviembre y diciembre del anterior año; la que resta, durante todo el mes de mayo. Esta división de episodios ha sido una novedad dentro de la serie animada sobre las desventuras espaciales e interdimensionales de Rick, un alcohólico científico, y su nieto Morty, un chico poco inteligente y fácilmente manipulable.
La escena inicial del primer episodio muestra a la familia completa desayunando junta, después de una nueva reconciliación de los padres de Morty. Como se ha estado haciendo con anterioridad, el primer capítulo nos muestra las consecuencias de las acciones de los personajes y de los hechos de la temporada pasada. Este es un nuevo intento de mantener a flote a la pareja más disfuncional y tóxica que conocí desde que tuve mi primer contacto con el clonazepam. Pareciese que regresamos a la temporada inicial, donde las crisis matrimoniales entre Beth y Jerry eran comunes. Ahora no es tanto así (en realidad, sí): tras las terapias familiares –como se vio en Pickle Rick–, los miembros de la familia Sánchez intentan estar más unidos. Todos se muestran un respeto mutuo, excepto con Jerry. Todos odian a Jerry.
Del mismo modo, también se mantienen –ahora en demasía– las referencias a la cultura pop y a la actualidad. El COVID-19, los guiños a la película Akira, el hecho de que nadie entiende las películas de David Lynch (incluyéndome), la mención a Perú, etc. En general, casi todas funcionan, son divertidas e ingeniosas; otras, en cambio, se sienten incluidas forzosamente, y parecen extrañas si observas el contexto de la escena. Por ejemplo, el diálogo de Summer, nieta de Rick, mencionando a la cultura de cancelación de Twitter. “Importantísima” corriente que ha sido encargada de exponer diversas denuncias en contra de las injusticias y crímenes del mundo. Como aquella vez que “cancelaron” la panadería cercana a mi casa porque su cartel de “Aquí no se permite discriminación” se encontraba viejo y se había borrado el “no”. El dueño tuvo que enfrentar numerosas denuncias, multas, e insultos y reclamos de las redes sociales. La panadería cerró. La última vez que estuvo abierta fue para celebrar un velatorio. Ya no veo al dueño desde entonces.
¿Recuerdas ese capítulo donde Morty quería enamorar a Jessica y termina convirtiendo a todos en el planeta en monstruos sacados de la filmografía de David Cronenberg? Sí, el director de The Fly, película perfecta para tu primera cita –junto a Saló, o los 120 días de Sodoma, Taxidermia y The Human Centipede. Sí, era el sexto capítulo de la primera temporada, allá en el 2013, y mi favorito. Rick Potion #9 no es el más conocido ni el más gracioso, pero tiene el mejor final –probablemente, también el más oscuro– de toda la serie. La menciono porque me recuerda mucho a The Vat of Acid Episode, el episodio con más valoración de esta temporada según IMDb (y favorito personal). Una historia corriente que en la parte final se desvía a ser lo más cruda, terrorífica y cínica posible. Una nueva crisis existencial para alguien que nunca ha visto Rick and Morty.
Lejos del excelente, imprevisto y desesperanzador final de la segunda temporada, la nueva tanda de episodios de Rick and Morty culminó con el arco de la incertidumbre de Beth sobre su humanidad y la reaparición de varios personajes olvidados –psicólogas, viejos amigos que creíamos muertos–. Ya después de siete años de su estreno, la seria animada no ha mostrado muchos signos de avanzar durante esta temporada. Además, ha mostrado pocas señales de querer profundizar en sus personajes (como Summer o Jerry). Quizá podrían buscar nuevas tramas lejos de la Tierra, profundizar el pasado de Rick o mostrar el destino de la nueva Ciudadela después de un Morty ganara las elecciones en The Ricklantis Mixup, pero las ha dejado atrás, olvidadas.
A pesar de todo lo anterior, sin embargo, me gusta Rick and Morty. Es graciosa, entretenida y muchas veces ingeniosa. En esta temporada, la mayoría de sus historias han sido influenciadas por películas (y eso puede verse en los títulos de cada uno de ellas: Edge of Tomorty, One Crew Over The Crewcoo’s Morty, Promortyus, etc.). Toman un concepto ya hecho y le dan una vuelta de tuerca para mostrarla de una forma distinta dentro del contexto de la serie. Es más, me gustan las situaciones disparatadas, la tortura psicológica de parte de Rick a Morty, las destrucciones sin sentido de ciudades y los genocidios de especies que ambos cometen. Es una grandiosa comedia que ha dejado de lado su continuidad para darle más importancia a las aventuras independientes de sus protagonistas.
Por otro lado, ¿sabes a quién nadie le gusta? Jerry. El personaje más humano, y, por ende, más nefasto de la serie. En su personaje se encuentra la contraposición de toda la locura de la serie. No es de extrañar que los dos peores capítulos de la cuarta temporada tengan una subtrama donde es protagonista. Él es el fiel reflejo de la monótona cotidianidad de todos, de mí, de ti, de cualquier fan promedio de la serie. Jerry es detestable, horrible, inútil, pero (al menos) no tanto como este artículo.
Edición: Kelly Pérez