En varios países desarrollados, los colectivos LGBT han logrado metas como el matrimonio igualitario. Pero esto no nos debe confundir: el activismo LGBT no solo existe en las sociedades occidentales desarrolladas, sino también donde más se necesita. Varios colectivos en Oriente Próximo y el norte de África han intentado alejar a sus países un poco más de la imagen que podemos tener de ellos para ser espacios de tolerancia.
Si has estado conectado este junio, lo recordarás como el mes en el que tus patas compartían post tras post sobre el mes del orgullo y ocasionalmente escuchabas de cómo la sociedad peruana se estaba volviendo Sodoma y Gomorra (todos tenemos ese amigo de #conmishijosnotemetas). Mientras tanto, Oriente Próximo, sí, ese lugar del que solo escuchas cuando hay una intervención militar o un atentado, no ha sido ajeno a todo lo que está sucediendo. Los eventos que han tomado lugar allí este junio han sido causa de gran polémica en sus respectivos países, tal y como ocurre en el país en el que vivimos.
Empezamos con la región de Kurdistán en Iraq, donde se ha decidido colgar una bandera del orgullo en el Consulado General estadounidense de Erbil. Cabe destacar que los kurdos son los principales aliados de los Estados Unidos contra ISIS. Por ello, la decisión de la bandera LGBT ha sido una muestra simbólica de oposición a las prácticas del Daesh, pues este rutinariamente ejecuta homosexuales en los pueblos que captura. Sin embargo, esto ha generado cierto rechazo de elementos de la sociedad iraquí, que cuestionaban que se intentara imponer los valores estadounidenses. El parlamentario iraquí Habib al Tarfi se refirió al asunto como una vergüenza por estar ocurriendo en pleno Ramadán, mes sagrado en el calendario islámico que ha coincidido con junio este año. A pesar de ello, el consulado reportó que cerca de un tercio de los comentarios al respecto en las redes fueron positivos.
La ONG Human Rights Watch1, por el mes del orgullo, ha redactado perfiles por país donde detallan los avances y retrocesos significativos en el tema de derechos LGBTI (para los interesados, tienen unas cuantas líneas sobre Perú). En ellos, hay una entrada sobre Túnez donde reconocen al Consejo Nacional Médico por pedir que se termine de realizar las “pruebas anales”. Estas consisten precisamente en lo que se están imaginando: revisiones a cargo de médicos utilizadas para determinar si un hombre ha incurrido en relaciones homosexuales, acto penado bajo la ley tunecina. Expertos forenses critican este método tanto por ser considerado como tortura como por carecer de una base científica, al punto de que la Organización Mundial de la Salud ya ha criticado esta práctica. Dada la gran cantidad de organizaciones LGBT tunecinas, tales como Shams, se puede esperar que el pedido reciba apoyo de aliados importantes.
En Beirut, Líbano, se ha hecho historia con las primeras celebraciones del orgullo LGBT. Sin embargo, ONGs como Líbano Orgulloso han recibido críticas de parte de #conmishijosnotemetas grupos islamistas que consideran que esto va en contra de los principios islámicos. Por ejemplo, un hotel en Beirut que iba a servir para un evento relacionado tuvo que cancelar a última hora. De acuerdo a ellos, no se podría garantizar la seguridad de los participantes debido a múltiples amenazas recibidas. El iniciador del desfile, Hadi Damien, ha expresado en CNN que no se intenta promover el matrimonio igualitario, pero sí normalizar estas conductas para que haya mayor aceptación de las personas LGBT en el Líbano2.
El Líbano se habría vuelto uno de cuatro países de la región en celebrar una marcha del orgullo este año, junto a Israel, Túnez y Turquía. Lamentablemente, en este último se terminó por prohibir el desfile. Los colectivos LGBT se encontraron con la sorpresa de que tendrían que cancelar sus eventos, después de dos años anteriores en los que estos ya habían sido interrumpidos por agentes gubernamentales. Esto representa un retroceso tras avances como haber recibido 10000 asistentes en la marcha del pride el 2013 y lograr que cuatro alcaldes firmaran un protocolo pro LGBT en 2014. Esto se puede relacionar con que el gobierno actual a cargo de Recep Tayyip Erdoğan lleva cierto tiempo con políticas autoritarias que incluyen silenciar manifestaciones públicas, por más que no incluyan una agenda contra el gobierno. Sin embargo, la mayor oposición a este evento parece haber venido de grupos nacionalistas de ultraderecha, que han estado amenazando a los organizadores del desfile al punto que tuvo que ser cancelado.
Estos sucesos nos ayudan a comprender que la lucha por los derechos humanos no es única a los países desarrollados en Europa y otras naciones occidentales. Los territorios desconocidos fuera de Occidente también albergan movimientos de este tipo que a veces luchan, no por el matrimonio igualitario, sino por el derecho de vivir sus vidas sin tener que preocuparse de ir a la cárcel por ello. Pero, si salvamos esta diferencia, también podemos ver que las reacciones que se generan allá son muy similares en naturaleza a las que se ven en Perú por la currícula que va a “homosexualizar a los niños”. Se exige respeto a los valores de cada sociedad y se tilda de propagandística cualquier causa LGBT. Los desfiles del orgullo son recibidos con amplio rechazo por un gran sector de la sociedad bajo cierta idea extraña de lo que significa respeto, pero en realidad es intolerancia. En resumen, son sociedades donde se usa la religión para enmascarar los prejuicios. Y esto también nos habla sobre Perú como país. Podemos imaginar a los árabes como una sociedad retrógrada, homofóbica y misógina. Este estereotipo se puede también aplicar al Perú y Latinoamérica. Basta con salir de la burbuja en la que vivimos (y a veces ni eso, si hay un cartel de Bethel por donde vives) para darnos cuenta de la realidad en la que vivimos. Una realidad donde la gente quiere tapar todo con lo que no esté de acuerdo y pretender que se puede vivir al margen de la existencia de gente con estilos de vida distintos.