¿Te gustaría que todos sepamos a donde fuiste anoche, la clase de helado que te gusta o tu historial de búsquedas tal vez? Si respondiste que sí te gustaría, muy probablemente eres una persona lo suficientemente abierta como para no prestar atención y que tus secretos sean conocidos por personas (o alguna que otra empresa transnacional). Lamentablemente, ese no es el caso de la mayoría: casi todos tenemos secretos y, sino, datos privados que significan para nosotros un costo considerable de ser publicados. Este no es un tema nuevo, necesariamente, pues ya muchos sabemos que “El Feis” contiene un gran número de algoritmos que intentan estimar si es que estás leyendo esto ahora mismo (entre otras muchas cosas).
Sin embargo, la gota que derramó el vaso se dio cuando Cambridge Analytica, una empresa dedicada a la minería de datos, fue sindicada de tener una data leak que soltó información personal de 87 millones de usuarios de Facebook, dentro de los cuales está el mismo Mark Zuckerberg, algunos políticos influyentes de Washington, algunos peces gordos de Wall Street y, posiblemente, tú que estás leyendo esto. Lo más anecdótico es que esa misma data fue conseguida trasgrediendo los términos de uso que el mismo Facebook propuso cuando creaste tu cuenta.
Pero lo que más llamó la atención de este reciente caso, es que fue una de las primeras veces que esta clase de escándalos tiene tintes políticos, pues las cabezas detrás de la empresa son acusadas de mantener algunos affairs con el Kremlin. Esto, sumado con ciertas acciones realizadas por el mismo Facebook, que incluyen (pero no se limitan a) dar de baja a ciertas páginas de corte izquierdista (y, por qué no, demócrata) y no corregir el problema de Cambridge Analytica cuando surgió por primera vez, allá en las elecciones del 2015. Eventualmente, la madeja de hilo fue deshaciéndose, dejando entrever que la situación era sumamente complicada y las soluciones escasas, por lo que Zuckerberg tuvo que ser citado ante la máxima instancia fiscalizadora: el Congreso de los Estados Unidos.
Ya en su comparecencia, los senadores tomaron la oportunidad para increparle a Zuckerberg el porqué de la mayor promoción para contenidos de corte conservador y por qué este no estaba enterado de la afiliación política de los moderadores que elegían tales contenidos. La defensa de Facebook, a la fecha, fue reemplazar a estos moderadores por algoritmos (que queremos creer que son) objetivos. Lo que más llama la atención es la maravillosa jugada de Ted Cruz quien dirigió esta parte del impeachment, pues este mismo personaje estuvo comprometido en el escándalo de Cambridge Analytica del 2015. Coincidentemente, Cruz no hizo referencia alguna a los lazos que tuviese Facebook con la mencionada empresa.
Entonces, qué le espera al hombre del momento para este 2018. Lo más probable y lo que se espera realmente es que se cambie un veneno por otro; es decir, que Facebook pague por sus errores al ceder un poco de su autonomía y ser más abierto en cuanto a sus ya muy sombríos procesos. Ahora bien, los más paranoicos pensarían que el Gobierno más gigante de todo el mundo ya tiene un pie dentro de la mayor base de datos de toda la historia, pero sinceramente, no es probable que Facebook caiga así sin más. Solo el tiempo lo dirá.