Durante los últimos días, no hemos hecho más que indignarnos – y bajo todo nuestro derecho – por las payasadas declaraciones sobre la procedencia del pisco por parte de nuestros vecinos chilenos. El pisco es peruano, claro que sí, y no hay evento que lo vaya a cambiar. Y que nos lo quieran arrebatar nos enerva. Pero, en realidad, no es lo único importante pasando en el país. Todos los noticieros y periódicos han sido acaparados por noticias sobre nuestro licor bandera y nos hemos olvidado que, en el Perú, aunque no lo crean, hay cosas más importantes que emborracharnos.
El invierno está cada vez más cerca y se nota. La temperatura está disminuyendo y la ropa abrigadora reemplaza nuestras prendas más reveladoras (?). Y, mientras que para algunos esta estación significa ponerse su casaca North Face para la nieve (¿en Lima?) o subir las ventanas del carro; para otros, empieza la lucha contra el friaje, la neumonía y, sobre todo, el no saber si mañana, todos en casa amanecerán bien. En Puno, ya llegó a diez el número de menores de cinco años fallecidos por neumonía e infecciones respiratorias este año. Las temperaturas bajas en el sur y en la sierra del país ya bajaron de los cero grados, y recién empieza. Cada año fallecen más de 200 niños en distintas ciudades del país y el Estado parece nunca estar preparado para ayudar. Las campañas se limitan a vacunas cuando el invierno ya comenzó y donaciones de ropa cuando el frío ya congela los huesos.
Por otro lado, más de un político parece haberse dado un respiro de las pantallas para prepararse para el tribunal. Los paparazis ya no están detrás del cosito y su familia. Alejandro Toledo planea enjuiciar a Jorge Barata por 200 millones de whiskies dólares. Alan García sigue jurando que no es AG y nuestro alcalde, el “mudo” Castañeda, sigue dejando que sus obras hablen por él. Una empresa peruana que cambie el nombre de pisco por aguardiente para participar en cualquier concurso merece un castigo de parte del todo el país. Un expresidente o alcalde que haya robado millones de dólares de todo el país merece un castigo mucho peor.
Con el pisco NADIE se mete. Patrimonio cultural: nuestra historia, nuestra gente. Blanquirrojo transparente que nos tiñe de unión y fe por un Perú mejor. ¡El pisco es peruano, carajo! Y lucharemos todo lo que haya que luchar para asegurarnos de que ningún chistoso vaya hacerse el vivo. Pero en el país existen cosas más nuestras que el pisco que merecen toda nuestra atención. La falta de un plan de prevención contra el friaje en Puno, la lenta reconstrucción del norte y los millones de dólares en prejuicios para el Perú por corrupción deberían llenar más periódicos, noticieros e indignación que unos chilenos intentando adueñarse del pisco. Si vamos a defender lo nuestro, defendamos todo lo nuestro.