Otro año más, otro mes de julio, un año más en el cuál celebramos la independencia del Perú. A tan pocos días de festejar el 197 aniversario patrio, muchos compatriotas se cuestionan si –tal como se proclama durante los partidos de fútbol– realmente somos un país unido y, aún más importante, si contamos con memoria (es muy probable que pocas personas recuerden que cada 16 de julio se conmemore un año más del atentado en Tarata). No es un secreto que la sociedad peruana todavía no cuenta con las características mencionadas (unirnos solo por el fútbol ciertas circunstancias no es un mérito). La falta de estas le han producido dos grandes heridas: las cuales , a pesar del tiempo transcurrido, no han sido curadas completamente: el abandono y el olvido.
El título de este artículo hace referencia a la frase que hizo suya el segundo gobierno de Alan García. Para mí transmitía un mensaje en el cual un país –que nunca sanó sus heridas- avanzaba a pasos agigantados ignorando todo lo que pasaba a su alrededor simulando estar en un mundo ideal (El reino de muy muy lejano) #FLOROPOLÍTICO.
Una de las aflicciones que más torturó al país fue la generada por el terrorismo. Desafortunadamente es un tema del cual casi no se habla, empero del que menos se debería bajar la guardia. Esta problemática captura ambas heridas: a medida que estas aumentan, el terrorismo crece y avanza. La captura de alias “Julio Chapo”, miembro del grupo terrorista Sendero Luminoso (SL) y de cuyo accionar se detallará posteriormente, el pasado viernes 12 de julio, nos recordó que sigue vivo y nunca desapareció.
El abandono
Muchas personas que pertenecen a la generación Z, o inclusive quienes forman parte de otras generaciones, piensan que las acciones terroristas culminaron en el año 2000. Si bien la investigación de la Comisión de la Verdad y Reconciliación abarca desde los años 80 hasta los 2000, durante este tiempo la ola de terror se expandió durante todo el territorio nacional. Sin embargo, a partir del nuevo milenio, mientras todos pensaban que había sido erradicada, solo retrocedía y se introducía en una de las zonas donde las autoridades nunca no suelen estar presentes: el valle de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro (VRAEM). Desde aquí planean, organizan y ejecutan muchas de sus jugadas.
La zona del VRAEM comprende las regiones de Apurímac, Ayacucho, Cusco, Huancavelica y Junín. La zona es conocida como una de las más cocaleras a nivel mundial (#SAD). Está invadida no solo por terroristas de SL –el cual ahora se autodenomina Militarizado Partido Comunista del Perú- sino también por narcotraficantes. Asimismo, es de público conocimiento que desde hace un tiempo ambos bandos realizan un trabajo conjunto.
Durante un operativo policial contra narcotraficantes, las Fuerzas Armadas capturaron a “camarada Julio Chapo”, quién conformaba uno de los mandos militares de SL y brindaba seguridad a los narcotraficantes. Fue hallado en Huancavelica, donde realizaría un atentado contra la comisaría de Paucarbamaba. El cual implicaba emboscar un convoy con explosivos y dinamitar la comisaría (tbt a los 80s). El sanguinario terrorista se encargaba del hostigamiento y “el trabajo sucio”. Desempeñaba “labores” en los caseríos de la zona del Vraem, en los distritos de Vizcatán del Ene y Santo Domingo de Acobamba (Junín). Carga en su historial la muerte, tras ejecutar la tortura de: oficiales del ejército, delegados vecinales y aquellos pobladores que se negaron a formar parte de las líneas terroristas.
Así como “Julio Chapo” fue capturado, el 12 de febrero del 2012 fue capturado Florindo Eleuterio Flores Hala, camarada ‘Artemio’. Él fue parte del comité central de Sendero Luminoso de la década de los 80; sin embargo, con su caída no culminó Sendero Luminoso, ya que esta organización sigue (desde los 2000) en manos de los hermanos Quispe Palomino – Víctor alias “José” y Jorge alias “Raúl”. A estos últimos no se les ha podido capturar hasta el momento. En uno de los intentos de las Fuerzas Armadas por acercarse al territorio terrorista, abatieron al “camarada Leonidas”, guardaespaldas de Jorge Quispe Palomino.
Algunos comuneros de Alto Mantaro, Valle Hermoso y Valle Manantial (Satipo) – pertenecientes a la zona del VRAEM- denunciaron a Jorge Quispe Palomino, ante la Defensoría del Pueblo, por la desaparición de pobladores que se rehusaban a acatar sus indicaciones. Estas consistían desde obedecer al adoctrinamiento hasta entregar el 50% de sus ingresos como pago de un cupo. El abuso indudablemente propició el desplazamiento de muchas familias, o lo que quedaba de ellas, hacia otras zonas del país.
El olvido
No solo a través de las armas buscaba adoctrinar y lograr que más personas sean parte de sus filas. En el año 2009 se creó el Movimiento por la Amnistía y los Derechos Fundamentales (Movadef), el cual expresa abiertamente su pedido de amnistía para Abimael Guzmán- fundador de SL- e inclusive ha realizado diversas marchas en las cuales se muestra a favor de todas aquellas personas que sembraron el terror durante los años cruciales de terrorismo en el país, dándoles una imagen de perseguidos políticos.
El objetivo de este movimiento, que en más de una oportunidad intentó ser reconocido como grupo político, es generar un cambio en los jóvenes, y solo enseñar la cara de la moneda que más les conviene. Su público objetivo es este, ya que por su edad no vivieron todo lo acontecido durante los años de terror. El no haber sido parte de ese momento de la historia del Perú no tiene por qué ser un factor que juegue en contra en esta lucha. Esta reconstrucción debe realizarse de manera imparcial y teniendo en claro los principios más importantes, tales como el respeto y la importancia de la vida humana.
“Un pueblo que no es capaz de reconocer su historia está condenado a cometer los mismos errores”. Estos errores fueron aquellos que generaron esas pequeñas heridas, las cuales junto a la inoperancia de la sociedad han ido creciendo año tras año. El terrorismo se nutrió y, lamentablemente, se sigue nutriendo de esas heridas. No es solo una lucha armada sino también evoca la memoria de todo un país.
Consejo: Ir al LUM en estas vacaciones es una experiencia gratuita y enriquecedora que nos permite formar un juicio informado y consciente.
Editado por Isabela García