¿Por qué a mí? Simplemente no entiendo por qué esto me tuvo que pasar a mí. Estoy tan cansado de todo… Tan cansado que me pregunto a veces si sería mejor dejar de existir; tal vez, no sé, así estaría en paz.
La vida está llena de sorpresas; sorpresas o, a veces, aparentes pesadillas, que terminan dándole un giro de 180° a tu vida. Justo cuando tenías todo planeado y estabas 100% seguro de lo que iba a pasar con tu vida, justo cuando menos te lo imaginas… Aparece, ahí, “algo” que te juega una buena. ¿Destino? ¿Suerte? ¿Coincidencia? ¿Acto de Dios? Llámalo como quieras.
Un día, “out of the blue” (como dirían los gringos), juras haber encontrado al amor de tu vida y un tiempo después termina siendo un completo extraño. Aquella persona o tal vez aquellas personas (?) que pensaste conocer a más no poder y con la que te imaginabas una vida entera, terminó siendo la persona que jamás imaginaste que sería. Por el contrario, aquella persona que era un “nada que ver, no la hago” pasó a ser “the one”. ¿Increíble no?
Ahora, no seamos tan mainstream y hablemos solo de enamoramiento. ¿Qué hay de ese amigo con el que tuviste una relación de años y ahora a las justas se hablan? ¿Qué pasó ahí? ¿Qué hay de ese familiar que era como un padre o madre y ya no forma más parte de tu vida? ¿Y de ese trabajo soñado que nunca tuviste? ¿O simplemente de ese sueño que aparentas haber olvidado? En cada uno de los momentos parece haber algún “punto de quiebre”.
Nos imaginamos y nos trazamos un futuro y, sin embargo, cuando volteamos a ver nuestro pasado nos daremos cuenta que ese “futuro pasado” que habíamos planeado es completamente distinto al que en algún momento nos imaginamos. A veces, inclusive, nos preguntamos ¡¿en qué momento la ca hicimos mal las cosas?! ¿Cómo llegué al punto en que estoy? ¿Cómo se desmoronó todo de un día para el otro?
Ahora, ¿te arrepientes de algo? Si pudieras, ¿cambiarías algo de tu vida? Tantos momentos, tantas caídas que probablemente la respuesta sea un “sí, obvio”. Sin embargo, si nos ponemos a pensar un poco más, ¿realmente queremos eso? Cambiar cada cosa mala, no deseada, no planeada de nuestra vida… Definitivamente suena tentativo. ¡Imagínate cuántos problemas nos resolveríamos!
A estas alturas de la vida, sabemos que nada es gratis y todo tiene un costo. Borrar y cambiar esos momentos significaría también un cambio en… bueno, exactamente todo. Efecto mariposa ¿recuerdas? No vayamos al extremo que lo que pudiste haber hecho o no, puede terminar afectando a un desconocido al otro lado del mundo (aunque definitivamente no sería erróneo) pero veámoslo de la manera más simple.
Imaginemos que pudieras evitar un “error” que cometiste; no obstante, si eso pasara, nunca hubieras aprendido de ese error. Y por ende, probablemente lo cometerías de nuevo o inclusive de una magnitud mayor. Si no hubieras terminado con el “amor de tu vida” #1, probablemente nunca realmente hubieras terminado con el “amor de tu vida” #2 (o #3,4,… pero el verdadero). Y así, todo lo “bueno” que llevas de lo “malo” simplemente no hubiera pasado.
En ese caso, ¿aun queremos cambiar algo? Probablemente hay recuerdos tan dolorosos; personas traducidas en momentos, momentos traducidos en lugares, lugares traducidos en objetos, que simplemente uno hubiera preferido que jamás pase, a cuestas, inclusive, de borrar todo lo bueno. Sin embargo, quiero creer que cada momento nos define y nos hacen quienes somos. No importan que tan pequeño o grande haya sido el acontecimiento, al final somos el conjunto de cada uno de los millones de sucesos. Y bueno, somos lo que somos y la idea es amarnos como somos.
Tendremos un pasado que nunca fue y el futuro que probablemente nunca será pero está bien: Será nuestro pasado y nuestro futuro… So, embrace your life and live it.
Si ahora mismo pudieras ver toda tu vida ante ti, de principio a fin, ¿cambiarías algo?
– Amy Adams en la película “La Llegada”