Durante la noche del 13 de abril mientras aprovechábamos el feriado, Donald Trump informó en una rueda de prensa que se dispararían misiles cuyos objetivos serían almacenes y centros de desarrollo de armas químicas en Siria. Un par de minutos después, el cielo de Damasco se iluminó con las explosiones causadas por estos; desde entonces existe especulación sobre el posible inicio de una tercera guerra mundial y la cancelación del mundial.

 

Pero, ¿qué es un arma química y por qué la comunidad internacional rechaza su uso con vehemencia? Un arma química de acuerdo al Protocolo de Ginebra es todo gas, líquido, dispositivo o material capaz de causar asfixia, irritación u otros daños permanentes.

Infografia de las armas químicas utilizadas durante la Primera Guerra Mundial.

Infografia de las armas químicas utilizadas durante la Primera Guerra Mundial.

La primera vez que se utilizó una de estas, de manera efectiva, fue el 22 de abril de 1915 durante la segunda batalla de Ypres en la que el ejército alemán utilizó gas de cloro contra las tropas aliadas causando una gran devastación. Al contacto con el agua este gas se convierte en ácido hipocloroso, destruyendo así los tejidos húmedos de los pulmones y ojos de los soldados franceses, quienes emprendieron una retirada inmediata para variar. Sin embargo, a los alemanes les salió el tiro por la culata pues su método para esparcir el gas era simplemente abrir contenedores y confiar en el viento para que lo dirigiera hacia el enemigo. Era de imaginarse que Eolo no les sonreiría durante el enfrentamiento y por esto muchos de sus escuadrones se vieron afectados también por su misma arma.

Durante la Gran Guerra, los escuadrones que no recibian máscaras anti-gas orinaban en mascarillas con el fin de protegerse mejor.

Durante la Gran Guerra, los escuadrones que no recibían máscaras anti-gas orinaban en sus mascarillas con el fin de protegerse mejor.

Al finalizar la Primera Guerra Mundial las naciones participantes decidieron firmar el protocolo de Ginebra para prohibir el uso de armas químicas y biológicas debido a que se consideran inhumanas. No obstante, el desarrollo y almacenamiento de estas no se detuvo y vio un aumento durante la Guerra Fría; además muchas naciones firmantes se aferraron a su derecho de utilizar estas armas contra estados que no se encontraban dentro del protocolo. Incluso, la constante investigación para mejorar estas armas se evidenció durante la guerra de Vietnam gracias al infame herbicida conocido como “Agente Naranja” y a las bombas de gas lacrimógeno que los estadounidenses utilizaron para sacar a los hombres del vietcong de sus túneles y ahuyentarlos de los bosques.

Avion norteamericano esparciendo Agente Naranja en Vietnam del Norte.

Avion norteamericano esparciendo Agente Naranja en Vietnam del Norte.

Como resultado del uso de estas armas, millones de vietnamitas sufrieron problemas de salud relacionados al aparato respiratorio y se ha detectado que existe una gran correlación entre residuos de dioxina (componente del Agente Naranja) en mujeres y deformidades de nacimiento en sus hijos. Lamentablemente, no existe un consenso internacional acerca del alcance de los daños a seres humanos producidos por esta arma: examinando los resultados de los estudios realizados a la población siempre se encuentra una disconformidad entre los realizados por investigadores vietnamitas y americanos, donde los primeros obtienen cifras altas de damnificados, mientras que los segundos tienden a “desmitificar” estas mismas. Lo que sí, si en algo ambas partes están de acuerdo es en que el medio ambiente fue afectado gravemente. Más estudios han demostrado que muchas zonas rociadas con este químico son irreforestables y que la diversidad en especies animales también se ha visto reducida en más de 70% en comparación con zonas de características similares pero que no fueron afectadas por el herbicida.

Bosque de Manglares en Saigon afectado por el Agente Naranja.

Bosque de Manglares en Saigon afectados por el Agente Naranja.

Finalizando la Guerra de Vietnam, la ONU aprobó la Convención en Modificación Ambiental, la cual prohíbe utilizar técnicas de modificación ambiental para fines militares u hostiles con el objetivo de evitar que se repitan los desastres causados en Vietnam. Como era de imaginarse, esto no impidió que las naciones siguieran desarrollando nuevas armas químicas pero si nos detenemos a analizar al detalle uno por uno de los siguientes casos históricos nos tomaría muchos más párrafos de los que hasta yo leería, por tanto, saltemos a la yema del asunto.

 

Desde los inicios de la Primavera Árabe en Siria, cuando se iniciaron los enfrentamientos entre civiles y el gobierno de Al-Assad, los organismos de inteligencia militar pusieron sus ojos en esta región y lo que hallaron fue sorprendente: diversos almacenes de gas mostaza, sarín y el “agente nervioso VX” esparcidos por el territorio sirio. A pesar de estos indicios, la existencia de estos arsenales no fue confirmada sino hasta el 23 de Julio del 2012 cuando un vocero del Ministerio del Exterior Sirio declaró que el Estado poseía armas químicas con el fin de defenderse de amenazas externas y que jamás las usaría contra su propia población. Pero esta convicción no les duró mucho, ya que a partir de diciembre del mismo año empezaron a reportarse continuamente ataques con gas a lo largo del territorio, ataques que el gobierno sirio atribuyó a las fuerzas opositoras; pero que de acuerdo a diversas ONG’s y observadores de la ONU, fueron utilizadas por el ejército.

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Estos reportes se fueron acumulando hasta que rebalsaron el vaso de Trump el 7 de abril de este año por un ataque químico que tuvo como objetivo un hospital en Douma y que acabó con la vida de más de 40 personas, entre ellas pacientes del hospital y familias que se escondían en refugios antibombas donde, por el confinado espacio, murieron asfixiadas.

 

Se ha reportado además que el gas utilizado fue sarín, el cual es un agente nervioso capaz de interrumpir las enzimas encargadas de destruir naturalmente neurotransmisores luego de que estos hayan enviado sus mensajes; es decir, si estuviésemos expuestos a este gas, en segundos nuestro cuerpo se llenaría de neurotransmisores repitiéndole a nuestros órganos que cumplan una sola tarea un millón de veces. Los primeros efectos que padeceríamos son que nuestros ojos comenzarían a lagrimear incontrolablemente, nuestros fluidos nasales y bucales no dejarían de salir en cantidades excesivas y nuestros intestinos empezarían a evacuar sus contenidos. Finalmente, debido a la excesiva cantidad de señales, nuestro cuerpo empezaría a convulsionar o paralizarse, lo que nos llevaría a la muerte, todo esto en menos de 10 minutos. Es más, uno de los factores que contribuyó a la gran cantidad de muertes en este ataque fue que el sarín es inodoro e incoloro, las personas que se escondieron en sus refugios no tenían forma de saber que estaban inhalando el gas hasta que fue muy tarde para intentar escapar.

Efectos del Sarín en el cuerpo humano.

Efectos del Sarín en el cuerpo humano.

Aunque existe un gran rechazo de la comunidad internacional frente al uso de armas químicas, lamentablemente no creemos que este llegue a ser el último de los ataques con estas que atestigüemos. Sin importar cuantos protocolos más se firmen o cuantos tratados se aprueben, siempre habrá países que se encuentren fuera de estos y que continuarán con su uso, y en respuesta, las naciones potencia seguirán desarrollándolas con la excusa de “usarlas solo en defensa”. Es por eso que quiero finalizar con la frase del mismísimo Albert Einstein: “No sé con qué armas se luchará la Tercera Guerra Mundial, pero la Cuarta será con palos y piedras.”