Uno podría pensar que la corrupción es un concepto natural de la sociedad peruana, pero cómo olvidar los nombres implicados en los casos de corrupción más conocidos en el extranjero: Silvio Berlusconi (político italiano), Sepp Blatter (Caso FIFA), Marcelo Odebrecht (Caso Lava Jato), y ahora recomiendo que recuerden este nombre:  Giovanni Angelo Becciu. Una noticia relacionada con corrupción en la Iglesia Católica suele ser bastante controversial. Esto especialmente porque es una organización que lidera una de las religiones más importantes del mundo. En tal sentido, para un mejor análisis, el artículo se enfocará en el Vaticano como entidad puramente secular, sin involucrar el aspecto religioso.

Ahora, ¿quién es Giovanni Angelo Becciu? Se puede decir que es como el “Manuel Merino” del Vaticano, la diferencia es que el jefe de estado del Vaticano no es Martín Vizcarra, sino el papa Francisco. Becciu ocupó el rol de sustituto de Asuntos Generales de Secretariado del Estado del Vaticano entre el 2011 al 2018, cuando el papa Benedicto XVI nombró al monseñor Fernando Filoni como el titular de dicha posición. Como miembro, se reunía diariamente con el papa, casi tan seguido como Richard Swing con algún líder político peruano. Sin embargo, fue el papa Francisco quien lo nombró cardenal de la Iglesia en el 2018.

El Papa y Becciu. Foto: religionesenlibertad.com

En ese mismo año, el arzobispo, Carlo Maria Viganò, declaró, bajo juramento ante una corte italiana, que Becciu conocía cada detalle sobre los casos de abusos sexuales que acusaban al cardenal Theodore McCarrick. Este hombre tuvo más escándalos en un año de los que Alberto Fujimori tuvo durante su presidencia y tiene más enemigos políticos que el mismo Francis Underwood de la serie “House of Cards”.

Pero parece que Becciu tomó un bocado más grande del que podía manejar, pues en una conferencia de prensa, que fue reportada por la BBC y The Guardian, declaró que tuvo una confrontación con el mismo papa que lo había nombrado cardenal y que estaba encargado de la oficina que nombraba a los santos de la Iglesia Católica. Esta semana saltó la noticia de la renuncia a su puesto en el Secretariado de Estado del Vaticano y como cardenal de la Iglesia.

El cardenal Becciu orando. Foto: religiondigital.com

Ninguna fuente ha señalado el motivo exacto de la renuncia. Un comunicado del Vaticano solo menciona que el papa había aceptado la renuncia de Becciu de la Prefectura de la Congregación de las Causas de los Santos y de los derechos conectados a su puesto. Los medios señalados anteriormente concluyen que el papa decidió forzar la renuncia de Becciu, dado que este había participado en la compra controversial de un inmueble lujoso en Londres hace dos años, el cual habría sido adquirido con dinero de la Iglesia, incluyendo dinero obtenido de limosnas, aprobado por su oficina mientras fue sustituto. Con la renuncia aceptada, Becciu es ahora un cardenal de la Iglesia Católica sin los derechos que implican el ser cardenal, por lo que se perderá una eventual votación para el futuro papado.

Otros reportes no oficiales señalan que utilizó dinero de la Iglesia para solventar un hospital defectuoso en el cual trabajaba su sobrina. Según la conferencia de prensa, Becciu declaró que el papa lo confrontó por haberle dado favores a los negocios de sus hermanos y, de abrirse  alguna investigación, no se encontrará ningún crimen. Esto último no implica que no haya ocurrido alguno, es decir, que no necesariamente se actuó de la manera correcta.

Comunicado del Vaticano donde el Papa acepta la renuncia de Becciu. Foto: press.vatican.va

Dentro de todo, la información que sale de la Ciudad del Vaticano es bastante controlada por los órganos de este Estado que, coincidentemente, son los mismos que de la Iglesia Católica. No hay reportes concluyentes sobre los problemas que realmente ocurrieron. Una pregunta que viene a la mente sobre la compra de un inmueble lujoso en Londres es:  ¿por qué recién el Papa decide tomar acciones sobre un evento que ocurrió hace más de dos años? Los rumores mencionan que la compra en Londres no ha sido el único caso y, con lo controversial que es este cardenal, es posible que existan razones que aún no sean conocidas por el público.

Tal podría ser el caso en que se esté buscando a un chivo expiatorio. El año pasado, el diario italiano, L’espresso, publicó un documento confidencial de la autoridad anticorrupción del papa. Este había encontrado que el Secretariado de Estado había usado $725 millones, la mayor parte que venía de la caridad del papa. Lo cierto es que, en este tipo de eventos controversiales, la Iglesia Católica suele ser muy reservada, por lo que solo tenemos la información proveniente de los medios, ya que los órganos del Vaticano han mantenido el mismo perfil durante muchos años respecto a la confidencialidad de la información política del mencionado Estado. Esperemos que algún día esto cambie.