Luego de más un mes desde la segunda vuelta de las elecciones, sigue la incertidumbre y continúan los ataques entre políticos y simpatizantes de los dos partidos que hoy disputan la Presidencia de la República. Mientras esperamos el pronunciamiento oficial, hoy podemos decir que sea cual sea el resultado, el próximo presidente tendrá la representación más baja de los últimos 30 años (basándonos en la cantidad de votos que recibió sobre el total de electores hábiles).
¿Qué quiere decir esto? Que el próximo gobernante será una persona que la mayoría de peruanos no tuvo como primera opción y esto es preocupante porque al tener poca representación, el gobierno central y sus próximos integrantes (ministros, entre otros) podrían no alcanzar los objetivos que se propongan como gobierno.
Pero… ¿acaso no se gana con 50% más 1? Sí, pero al tener tantos candidatos para elegir (esta vez hubo 18) es difícil que se logre ese porcentaje en primera vuelta, por eso estamos acostumbrados a definir la elección presidencial en una segunda votación. Por otro lado, ese 50% más 1 representa a los votos válidos, lo cual no significa necesariamente que el ganador represente a la mayoría de la población electoral porque en ese porcentaje no se tiene en cuenta a los votos nulos, los votos en blanco y el ausentismo. Es decir, el porcentaje real de votos que obtiene un candidato en relación a la población electoral es mucho menor al porcentaje de los votos denominados válidos.
Las 18 fórmulas presidenciales son una muestra de lo debilitado que está el sistema partidario en el Perú y de los intereses personales de algunos. Hace falta que la clase política genere alianzas desde un inicio para construir candidaturas sólidas desde las bases que busquen el voto de los peruanos con propuestas sostenibles y equipos técnicos constituidos por profesionales capacitados para ejercer funciones públicas de tal importancia.
Es así que no sorprende que el voto haya estado tan dividido y que los primeros lugares hayan pasado a segunda vuelta con porcentajes bajísimos.
Hablemos con cifras:
En primera vuelta, según los resultados oficiales de la ONPE (donde sólo se consideran los votos válidos), Pedro Castillo obtuvo 18.92% y Keiko Fujimori 13.41%. Sin embargo, si analizamos la cantidad de votos que sumaron ambos candidatos sobre el total de electores hábiles para este proceso electoral ( 25 millones 287 mil 954), Castillo obtuvo el 10.77% y Fujimori el 7.64%. Es decir, en suma, los dos candidatos pasaron a segunda vuelta sin apenas representar al 20% del electorado peruano.
En el siguiente cuadro podemos ver cómo incluso sumando los votos de Castillo y Fujimori más aquellos que votaron en blanco; el resultado es menor a la cantidad de electores ausentes.
Así es como llegaron a segunda vuelta Castillo y Fujimori, con una representación tan baja que incluso es menor a aquella de las primeras vueltas en los países vecinos en las últimas elecciones. Para hacer evidente lo mencionado, tomaremos como ejemplo a Ecuador, Bolivia, Argentina y Uruguay (en donde el voto también es obligatorio). Como podemos ver, el nivel de representación medido en porcentaje sobre la base de los electores hábiles en Perú es el más bajo entre todos los países que consideramos para este análisis. Tengamos en cuenta que Ecuador y Bolivia también afrontaron procesos electorales en medio de la pandemia.
Dicho esto, aunque ambos candidatos sugieran que representan a la mitad del país, sabemos que ello no refleja el verdadero nivel de representación que tienen (uno muy bajo). En el caso de Castillo, según el conteo oficial de la ONPE al 100%, sus votos válidos alcanzan el 50,12% y en el caso de Fujimori el 49.88%. No obstante, analizando sus votos sobre el universo electoral, Castillo obtiene 34.94% y Fujimori 34,76%.
¿Qué hacer?
En Latinoamérica, un presidente electo puede asumir el poder con una representación baja, ya que se aplica la figura del ballotage (segunda vuelta) en el caso de que ningún candidato consiga el 50% más 1 en primera vuelta, lo cual genera que candidatos con bajo porcentaje de representación como en el caso de Castillo y Fujimori, disputen la presidencia.
Siguiendo las experiencias similares de países vecinos, debemos tener en cuenta que si bien el factor de representación es muy importante dentro del Sistema Electoral, la teoría política sugiere que en estos casos, el Presidente electo busque construir un Poder Ejecutivo en base a objetivos nacionales y conciliando con los diversos planteamientos que haya en el Poder Legislativo y Judicial. Por ello, el próximo gabinete ministerial será crucial para apalear esta crisis de representación que hoy recae en la Presidencia.