Aunque parezca increíble, el dengue, el Zika y la Chikungunya, en Perú, etc., son transmitidas por una sola especie: el mosquito Aedes aegypti. Estas enfermedades sólo son transmitidas por las hembras, pues los machos no “pican”. Por años se ha intentado combatir al mosquito y, gracias a la tecnología, se cree haber encontrado el arma definitiva: la modificación genética.
A inicios de mayo la empresa británica Oxitec, financiada por la fundación Bill & Melinda Gates, comenzó la implementación de uno de sus experimentos malvados que busca erradicar las enfermedades transmitidas por mosquitos, como el dengue y el Zika, en zonas de Florida. Aun cuando parezca contradictorio, su experimento ha generado rechazo por parte de los residentes del estado. ¿Por qué? Aquí te lo cuento.
El experimento consiste en liberar a miles de mosquitos machos pechos peludos genéticamente modificados, con el objetivo de controlar la población de mosquitos silvestres (transmisores de las enfermedades). ¿Cómo? Se les incorpora el gen OX5034, lo que genera que cuando se reproduzcan con las hembras, sus crías hembras fallezcan y los machos sigan transmitiendo el gen.
Entonces, las hembras no llegan a desarrollarse hasta el estadío adulto, mientras que las crías macho sí, y, al ser los machos los que transmiten la mutación a su descendencia, el efecto se repetirá. De esta manera, la población de mosquitos se iría reduciendo en el tiempo, ya que cada vez habría menos hembras.
Ahora, la causa del rechazo de la gente a este experimento es debido a que estos mosquitos calificarían como población introducida por el ser humano que lleva la etiqueta: modificada genéticamente. Uno de los temores que en general se tiene frente a nuevas especies, o poblaciones de animales introducidas, es que se vuelvan una amenaza para para las personas y la biodiversidad nativa.
Sin embargo, la introducción de animales es más común de lo que se cree. Especies como la liebre europea, el gusano del algodón y hasta esas lindas palomas que uno ve en Lima, son introducidas. Por lo general, estas introducciones han tenido resultados desastrosos. Una vez que la especie logra establecerse es casi imposible erradicarla.
Por ejemplo:
(i) el gusano rosado del algodón, originario de Oceanía; hace más de 20 años afectó plantaciones de algodón por ausencia de depredadores naturales y su alta dispersión,
(ii) la paloma de castilla, que vino del viejo mundo, genera problemas relacionados a la salud pública ya que es muy abundante y puede llevar diferentes enfermedades; y
(iii) la liebre europea, animalito plaga que afecta los ecosistemas y biodiversidad nativos, y actividades agrícolas, debido a que se reproduce fácilmente y en grandes camadas.
Visto esto ¿representan un problema los mosquitos del experimento?
Tanto en EE.UU (donde se lleva a cabo la prueba) como en Perú y otros países del mundo, los mosquitos actúan como transmisores (vectores) de enfermedades. Solamente en Perú, en el 2020, se registraron más de 50 mil casos de dengue, que junto con la Chikungunya y el Zika, azotan varias regiones del país.
El resultado ideal de las pruebas anti-mosquito sería que la transmisión de enfermedades disminuya, ya que la población introducida de mosquitos estaría afectando la reproducción y supervivencia de los mosquitos silvestres. Hasta donde se sabe, experimentar con estos mosquitos, no tendría por qué representar un riesgo para el ambiente y las personas locales. Cada una de estas pruebas ha sido aprobada por las autoridades correspondientes y es constantemente monitoreada para ver si los resultados son los esperados.
El potencial que tienen es alentador, podríamos estar frente a una alternativa segura y relativamente sencilla de erradicar estas enfermedades en zonas donde usualmente el Estado está bastante ausente como Madre de Dios y Loreto.
Hace unos años se realizó un experimento similar en Brasil, en la ciudad de Jacobina. Al comienzo todo iba color de rosas las poblaciones de mosquitos disminuyeron, pero luego volvieron a crecer y supuestamente un estudio detectó que las poblaciones silvestres habían adquirido parte de las modificaciones genéticas de los mosquitos introducidos y se habían vuelto más “fuertes”. Sin embargo, la editorial donde se publicó el estudio recibió críticas sobre la interpretación de los datos y las conclusiones, pues habían varios errores y no había evidencia suficiente para sostener tales afirmaciones; es decir, las consecuencias negativas no eran aparentemente ciertas.
Oxitec también realizó experimentos en otra ciudad brasileña, Indaiatuba, donde se registraron disminuciones de la población de mosquitos entre un 89-93%, sin ningún inconveniente en el proceso.
Considerando estos ejemplos, la reacción de rechazo por parte de la población local de Florida no tendría un fuerte fundamento, hasta el momento, y estaría basada en el miedo ante algo que es nuevo y revolucionario. La reacción normal de la mayoría de personas ante esto es decir: ¡espera!, como bien menciona un investigador de bioingeniería de mosquitos.
Tecnologías como la edición de genes han llegado para quedarse y usarse en nuestro beneficio. Siempre existirá un temor frente a estas herramientas y a veces posiblemente sí exista un verdadero riesgo, pero para lidiar con eso es necesario seguir haciendo estudios, respetar los procesos para aplicar esta nueva tecnología y constantemente monitorear las pruebas que se hagan. En este caso, los mosquitos modificados genéticamente tienen un potencial enorme para salvar y mejorar vidas, y hasta el momento no hay evidencia consistente que indique que son un peligro para el ambiente y para nosotros.
Editado por: Andrés Órdenes