El caso de “Run run”, el zorro andino que fue comprado por sus dueños en el mercado negro pensando que era un perro, ya ha dado la vuelta al mundo . La historia de este animal pone bajo el reflector la grave y común problemática del tráfico ilegal de fauna silvestre en nuestro país. Conozcámos un poco más de qué trata el tráfico de animales, por qué el Perú es un territorio clave en este negocio, y cómo podemos ayudar.
Como “Run run”, que al menos está en un zoológico donde recibirá los cuidados y alimentos adecuados, miles de animales son víctimas del tráfico de fauna silvestre. Esta actividad, considerada como crimen organizado transnacional por las Naciones Unidas, genera alrededor de 23 mil millones de dólares anuales y se encuentra ubicada sólo detrás de las drogas, la falsificación, el tráfico de humanos y armas.
Nuestro país ,cuando no, juega un rol importante en este negocio ilegal por varias razones. Primero, por nuestra biodiversidad, nos encontramos dentro del Top 6 mundial en diversidad de especies de aves, mamíferos, reptiles, anfibios, mariposas, etc. Segundo, por el alto grado de endemismo, varias especies sólo se encuentran en ciertas partes de nuestro territorio, son únicas en el mundo. Y tercero, nuestra ubicación, con acceso a la Amazonía, Andes y ecosistemas costeros, sin mencionar el fácil acceso a otros países hermanos que también cuentan con una rica biodiversidad.
En los últimos dos meses del año 2020, el Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (SERFOR) incautó solo en Lima a 139 ejemplares entre tortugas, gallinazos, gavilanes, monos e iguanas. Aunque ahora la noticia es “Run run”, hay 318 especies animales amenazadas por el tráfico ilegal, de las que 86 están vulnerables o con riesgo de extinción.
En el 2017, alrededor de 10 mil animales silvestres vivos y muertos fueron decomisados por las autoridades. A pesar de ello, los traficantes siempre logran comerciar más animales, sobre todo aves, anfibios y reptiles, los más afectados. Para darnos una idea, en los últimos 15 años, se han decomisado más de 15 mil ejemplares de pihuicho de ala amarilla (Brotogeris versicolurus), imaginen si agregamos las demás especies. Asimismo, varias especies exóticas sudamericanas son traficadas a través del Perú, por ejemplo, en el mismo 2017 se intentó traficar tortugas galápagos (chelonoidis nigra), animales ecuatorianos en peligro de extinción, hacia España, vía Lima.
Pero, lejos de afectar únicamente a la biodiversidad del país y sudamérica, el tráfico de fauna silvestre también es un riesgo para nuestra salud. El mayor ejemplo, la covid-19. Las enfermedades zoonóticas (de origen animal) se van volviendo pan de cada día debido a que estamos entrando en contacto con animales con los que antes no nos relacionábamos. ¿Por qué? Esto porque invadimos nuevas áreas, destruimos el hábitat de muchas especies o en este caso las sacamos a la fuerza y las manipulamos sin ningún cuidado.
Volviendo a “Run run”, sabemos que se encuentra en el Parque de las Leyendas, un zoológico. Estas instituciones junto con otros centros apoyan a las autoridades con la rehabilitación y cuidado de los ejemplares rescatados. Por eso y muchas cosas más ven a mi casa esta navidad, son una herramienta fundamental para la conservación de nuestra biodiversidad.
Lamentablemente,muchos de los animales rescatados no pueden volver a su hábitat natural. Uno de los problemas es que en la mayoría de casos no se conoce la procedencia de los animales, y si no sabemos de dónde vienen es irresponsable intentar introducirlos en nuevas regiones o hábitats. Otro problema es que cuando crecen junto a humanos, como “Run run”, adquieren comportamientos que un animal silvestre no tendría y pierden otros esenciales para sobrevivir en la naturaleza. Por ejemplo, “Run run” no tiene miedo de los humanos ni de los perros, ya con eso basta para saber que no es como los zorros comunes y corrientes. Si lo devolvieran a alguno de los lugares que mucha gente pide a voz en cuello, lo primero que hará es buscar a los humanos y reiniciar el conflicto zorro-humano.
Hay que tener presente que por mucho que se parezcan, los zorros no son perros, los gatos andinos y diversos felinos no son gatos domésticos, etc. Aunque sea algo fuerte emocionalmente, de ninguna manera se debe adquirir un animal silvestre, así se vea desnutrido, maltratado, y con cara triste, eso es lo que busca este negocio, dar pena y por pensar en que estamos salvando a ese animal, comprarlo. Pero lo que en verdad estamos haciendo es condenar a su especie a seguir el mismo camino.
Entonces ¿qué hacer? Lo primero y más fácil es seguir lo que nos dice el hashtag #sicompraserescómplice. También hay vías para denunciar la venta ilegal de animales o cualquier actividad relacionada, como ALERTA SERFOR ([email protected]), o el número 947588269. Y lo segundo y más importante, contribuir con la educación ambiental, informando a compañeros, familiares, niños y apoyando a centros que hacen esta actividad como los zoológicos.
Las autoridades como SERFOR hacen grandes esfuerzos por combatir el tráfico de fauna silvestre. Posiblemente, pronto el Perú considere esta actividad como crimen organizado, que lo es. Sin embargo, si siempre hay demanda de animales dentro y fuera del país, el tráfico ilegal seguirá existiendo. Por tal motivo, el principal cambio, como en muchos problemas, debe darse en nosotros como sociedad, en nuestra educación.
Edición : María Fernanda Tumbalobos