“En el mundo las mujeres ganan un 63% menos que los hombres, pero dedican el triple de horas a trabajos no remunerados”. A pesar de la ardua lucha por reducir las brechas de género, este sigue siendo un grave problema que afecta con especial fuerza a las mujeres en América Latina y el Caribe. Según la ONU Mujeres, esta región tiene los niveles más altos de inequidad por ingresos en el mundo, sin excepción por sectores y niveles socioeconómicos . Con la pandemia, estas diferencias se han exacerbado, los casos de violencia han incrementado y el acceso a un empleo digno ha reducido.
En este contexto, han surgido múltiples iniciativas que buscan acabar con estas diferencias y, como es costumbre, el mercado bursátil no puede ser ajeno a esto. El presidente del grupo BID, compuesto por el Banco Interamericano de Desarrollo, la Corporación Interamericana de Inversiones y el Fondo Multilateral de Inversiones, ha incluido al problema de la igualdad de género dentro de las prioridades de atención en el plan “Visión 2025” de la organización. Por ello, desde el año pasado, se vienen emitiendo los primeros bonos de género en América Latina. Estos buscan financiar proyectos que impulsan el empoderamiento femenino y la igualdad para, así, lograr avanzar con el quinto Objetivo de Desarrollo Sostenible de la ONU: “Igualdad de género”. ¿De qué tratan los bonos de género ? ¿Podrían ser sostenibles en el futuro?
Como ya conocemos por artículos anteriores , los bonos son una forma de financiamiento en el que un tenedor (acreedor) realiza un préstamo al emisor, el cual se compromete a pagar de acuerdo con las condiciones estipuladas. Este se caracteriza porque requiere del pago de una tasa de interés, que es fija en el tiempo, y se conoce desde el inicio del contrato: la tasa cupón. Se debe tener en cuenta que , a mayor riesgo, mayor interés para que la inversión resulte atractiva.
Como todo mercado, este se rige por la oferta y la demanda: si el bono es muy solicitado , el precio será alto y su rendimiento, al vencimiento, será menor. Si sucede lo opuesto, el precio será bajo y, al vencimiento, el rendimiento será superior. Además, una inversión de este tipo requiere que se consideren muchos aspectos, a parte del conocimiento del destino de los fondos como la tasa de interés (cupón), la frecuencia con la que se recibirá este pago, la vigencia del bono, la moneda en que se paga y las probables fluctuaciones del tipo de cambio en el futuro.
Uno de los primeros bonos sociales de este tipo fue emitido por el BID Invest en México por el valor de 2500 millones de pesos mexicanos, alrededor de 122 millones de dólares americanos. Ello con el objetivo de financiar aquellas iniciativas que apoyan a la reducción de las brechas de género, como las pymes lideradas por mujeres, especialmente aquellas que facturan entre USD12 mil y USD10 millones anuales. Tiene un plazo de tres años y ha sido listada en la Bolsa Institucional de Valores mexicana (BIVA). Esta emisión ha recibido la calificación de AAA por el S&P Global Ratings y de AAA por Moody’s; es decir, es una inversión de bajo riesgo según las evaluaciones realizadas por estas dos entidades.
Este bono fue solicitado más de 3800 millones de veces por veintinueve inversionistas institucionales. En otras palabras, tuvo una demanda muy fuerte tras su emisión. Ante una alta demanda, naturalmente, el precio que se había previsto inicialmente bajó: pasó de 0.03% a 0% sobre la tasa TIIE 28 mexicana (tasa de interés interbancaria de referencia en México). El gran interés de los accionistas demuestra que este tipo de inversión puede ser sostenible en el tiempo, además de que reconoce los esfuerzos por lograr la equidad y reducir las brechas de género hoy existentes.
¿Puede el mercado bursátil aportar a la mejora de los problemas sociales? El 64% de los bonos emitidos fue asignado a fondos de inversión; el 22%, a instituciones gubernamentales ; y el 14% restante fue acumulado por tesorerías de bancos, aseguradores y fondos de pensiones en México. Sin embargo, este no es el único país donde se ha desarrollado esta iniciativa. El BID ya ha apoyado en la estructuración y suscripción de cuatro bonos en Panamá, México, Colombia y Perú (a través de la Caja Arequipa). Así, queda demostrado que el mercado de valores puede ayudar a contribuir con el avance en los grandes problemas sociales que enfrenta el mundo actual . Una inversión de este tipo puede resultar riesgosa, pero posee un valor intrínseco, brinda una rentabilidad económica y contribuye a lograr un beneficio social.
En conclusión, el mercado de valores puede ayudar a contribuir con el avance en los grandes problemas sociales que enfrenta el mundo actual. Aun cuando requiere de una evaluación exhaustiva, ello genera externalidades positivas que, si bien no se incluyen explícitamente en los beneficios de la inversión, están presentes implícitamente. Hay muchos problemas en el mundo, del mismo modo que hay varias alternativas de solución. Cada vez son más las oportunidades que nos presenta el mercado para que los temas sociales también formen parte de las preocupaciones de los inversores. No solo se trata de ser rentables, sino también de hacer que cada uno de los instrumentos que se ofrecen en el mercado brinden una rentabilidad sostenible que beneficie a la sociedad.
Edición: Claudia Barraza