A inicios de diciembre, el gobierno de Estados Unidos y fiscales de 48 de sus estados, junto con la fiscal general de Nueva York Letitia James a la cabeza, iniciaron varias demandas paralelas contra la famosa compañía de Mark Zuckerberg. En la mayor ofensiva judicial contra una firma tecnológica de los últimos años, se acusa a Facebook de tener un comportamiento monopólico en el sector de las redes sociales y que ello perjudica a los consumidores y afecta a la competencia.
De prosperar, esta demanda podría forzar a la compañía a disminuir su tamaño y también a deshacerse de la red social Instagram y del servicio de mensajería de WhatsApp. Estas populares aplicaciones fueron adquiridas por Facebook por 1000 y 21 800 millones de dólares respectivamente. La compra de Instagram se concretó en 2012 y la de WhatsApp dos años después. Ahora Facebook podría ser obligada a revenderlas, lo que terminaría frustrando sus planes de integrar las tres aplicaciones.
Como se sabe, desde el año pasado Facebook orienta su estrategia en unir a las tres aplicaciones. ¿Por qué unir tres aplicaciones que funcionan tan bien separadas? Lo que busca la compañía californiana es dominar el servicio de mensajería. Esta integración permitirá, por ejemplo, a los usuarios de Facebook que no tienen Instagram o WhatsApp mensajear a otros usuarios que no usen Facebook pero sí esas aplicaciones. De esta forma, buscan superar a la china WeChat y al servicio de mensajes de Apple. Sin embargo, de prosperar la demanda liderada por la fiscal James, estos ambiciosos planes fracasarán.
Lo cierto es que el comportamiento empresarial de Facebook ha sido muy cuestionado durante los últimos años. Se le ha criticado también por su agresiva estrategia de crecimiento. Cuando no podía competir con algo, lo compraba. Fue el caso de Instagram. Cuando quiso adquirir Snapchat y esta compañía se negó, Facebook copió descaradamente su característica más popular para Instagram: las historias, fotos y videos que desaparecen luego de 24 horas. A la vez, la compañía de Zuckerberg sigue siendo señalada como culpable de la viralización de desinformación y por escándalos de uso indebido de información privada como por ejemplo el caso de Cambridge Analytica.
Para defenderse, Facebook ha asegurado que sus servicios son gratuitos y que por lo tanto, son los usuarios los que libremente escogen usarlos. “Nos escogen porque nuestras aplicaciones tienen el mayor valor”, aseguró la compañía en un comunicado y agregó que se defenderán vigorosamente.
El juicio empezará el próximo año. Por el momento, Facebook ha asegurado que no planea detener sus planes de integración de sus aplicaciones. Esto lleva a pensar que, en la compañía, están convencidos de que saldrán airosos de la demanda. Aunque lo cierto es que podría suceder cualquier cosa. El imperio de Facebook podría mantener su auge, pero también terminar desintegrado.
Edición: María Fernanda Tumbalobos
