Hablar de cambio climático o calentamiento global no era un tema muy común hace no menos de 25 años. Nuestros padres quizá escucharon sobre la formación de un hueco en la capa de ozono y las consecuencias en nuestra salud, o sobre un posible descongelamiento de glaciares, pero no lo percibían como algo tan alarmante, sino más bien como una noticia más. No obstante, en la actualidad, la conversación sobre el futuro de nuestro planeta ha dado un giro de 180°.
La problemática del cambio climático ahora es parte de los temas de discusión a nivel internacional. A pesar de que los hábitos para combatirla están siendo incorporados en nuestra rutina, y que muchos de nuestros líderes están tomando acciones para enfrentarla, esto sigue sin ser suficiente. Hemos sido testigos de sucesos cada vez más escalofriantes: diferentes países llegan a temperaturas extremas de frío o calor cada año; nueva información científica indica que los niveles de los océanos están aumentando, lo que acarreará inundaciones en varios litorales del mundo en el futuro, y que cada vez se está acumulando más basura en los océanos. Incluso, hasta se han formado islas de plásticos; una de ellas se encuentra en el Océano Pacífico y sigue aumentando de tamaño: el año pasado se descubrió que su tamaño es más grande que Francia.
Parece que las acciones que toman las autoridades no llevan consigo el esfuerzo necesario para poder revertir esta situación, y eso queda constatado en el último informe de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) Medio Ambiente, en su sexta edición, en el que se realizó un análisis sobre el estado de nuestro medio ambiente, las políticas de diferentes países para protegerlo, y los avances de estos para lograrlo. Si bien los resultados traen algunas buenas noticias; en líneas generales, no son prometedores. Los avances presentados por los países son lentos en comparación con el tiempo que queda antes que la situación se vuelva irreversible -de acuerdo con diversos científicos, los efectos del cambio climático serían más visibles para la población para el año 2050.
A pesar de lo desalentador de esto último, parece ser que son los más jóvenes quienes quieren ver cambios más drásticos que ayuden a revertir esta situación, pues son conscientes de que si ellos mismos no toman acción, su futuro (y el de sus hijos) se verá comprometido. Al ser una generación que ha crecido rodeada de tecnología y redes sociales, no es raro señalar que estas plataformas son las que ayudan a mantener el tema en tendencia, mediante el fomento de hábitos más ecoamigables (y condenando a los que no se sumen a estos) o creando distintos retos virales llamados challenges. De hecho, apareció hace poco el #trashchallenge, en el cual cualquier persona puede ir a playas, parques u otros entornos contaminados por basura, y limpiarlos, haciendo una comparación de su antes y después (mucho mejor que el #10yearchallenge).
Asimismo, debemos resaltar un movimiento que poco a poco suma fuerzas alrededor del mundo para luchar por nuestro planeta. A mediados del año pasado Greta Thunberg, una niña sueca de 15 años, decidió dejar de asistir al colegio para pararse frente al parlamento sueco y protestar por la falta de medidas contra el cambio climático (Suecia acababa de pasar por uno de sus veranos más extremos), así como resaltar el desinterés y poca preocupación de las autoridades y empresas en tratar de arreglar la situación. El viernes pasado, miles de niños y jóvenes de diferentes países (incluido el nuestro), se sumaron a dicha huelga, con el fin de que las autoridades tomen medidas en el asunto.
Tal como lo explica Greta en una de sus conferencias brindadas, lo que hacemos o no hacemos ahora afectará la vida de millones de niños y jóvenes por las consecuencias de un problema que no generaron. Sin embargo, son ellos mismos los que buscan a toda costa la forma de revertir la situación e implementar soluciones para salvaguardar su futuro.
Editado por: Pierina Paytán