Desde finales de mayo hemos podido apreciar las marchas que se realizaban en Estados Unidos en el marco del movimiento Black Lives Matter, las cuales se originaron a raíz de un video en el que se registró al afroamericano George Floyd siendo una víctima más de la brutalidad policial por el racismo enraizado en las instituciones estadounidenses. Más aún, seguimos presenciando, y hasta ahora continúa, más vídeos del accionar de la policía de diferentes estados de ese país, atentando contra las personas que deberían proteger.
Parece ser que, hasta el momento, entre las marchas que se han originado a raíz del fallecimiento de un afroamericano a manos de la policía, esta es la que más repercusiones está teniendo en Estados Unidos (al fin) y en el mundo (ver artículo de Heidi). No es de sorprender, pues muchos hemos podido simpatizar con lo sucedido y hasta hemos hechos reflexiones en torno a ello con nuestra propia realidad. Por lo tanto, es correcto afirmar que las marchas del 2020 por el colectivo de Black Lives Matter serán las que, después de mucho tiempo de injusticia y represión, tengan el mayor impacto en la sociedad estadounidense y sean un gran punto de inflexión y reflexión para otras sociedades del mundo.
Por otro lado, uno de los impactos que están teniendo estas marchas es la demostración una vez más de la falta de liderazgo y empatía, además del racismo que todos conocíamos, del presidente de EE.UU., Donald Trump. Esto sucede en un contexto de incertidumbre en medio de las elecciones presidenciales que se acercan en noviembre de este año. Aunque muchos han cuestionado las acciones de Trump desde que entró al cargo, este todavía mantiene una legión de seguidores (basta con ver los trolls que aparecen en sus redes). A pesar de ello, muchas personas probablemente se hayan convencido esperemos que ejercer su derecho a voto, el cual no es obligatorio y no presenta ninguna sanción en EE.UU., es un camino necesario para evitar que una persona con una moral deplorable, que solo ha instigado el odio y ha hecho evidente el pensamiento de “supremacía blanca”, vuelva a ser elegido y termine por mandar al hoyo a uno de los países potencia.
Aunque una renuncia anticipada a la presidencia es poco probable (pero no imposible), quedará ver cómo Trump sigue manejando la situación. Por ahora no es certero si continuará manejando la crisis con una notoria incapacidad, o si se esconderá en su búnker y apagará las luces de la Casa Blanca cada vez que haya manifestaciones, hasta que ojalá sea así llegue su relevo.
Un aspecto que también se debe hacer eco sobre las marchas de 2020 del Black Lives Matter es cómo está repercutiendo en otros países cuyas sociedades han avalado políticas o figuras racistas o discriminatorias contra los inmigrantes. Estas marchas también han tenido lugar en países multiculturales debido a que las marchas de Estados Unidos les han permitido reflexionar con relación al propio sistema, en el que miles de ciudadanos de tez distinta o inmigrantes son perjudicados. Por ejemplo, en diferentes países de Europa en los que la presencia de inmigrantes es alta han salido a marchar miles de personas para protestar contra el racismo que viven muchos ciudadanos de tez morena.
Debemos mencionar también que las marchas han suscitado la reevaluación de la propia historia que muchos países han adoptado. Estas historias han sido uno de los factores que han contribuido con perpetuar las desigualdades e injusticias contra las personas de tez morenas, y que llevan al actual panorama de racismo internalizado en muchas sociedades. Por ejemplo, en Estados Unidos muchas figuras del tiempo de la esclavitud y que eran presentadas en estatuas, como Cristóbal Colón, han sido destruidas por ser símbolo de racismo en medio de las marchas. No obstante, el país parece estar repleto de figuras racistas. Una muestra de ello es que la infame bandera de la confederación, símbolo de la esclavitud, todavía sigue ondeando con orgullo en diferentes estados del sur (estados que en su momento estuvieron en contra de la abolición de la esclavitud). Asimismo, películas y series están siendo cuestionadas por estigmatizar las historias y personajes de las personas afroamericanas. La destrucción de símbolos racistas también ha repercutido en Reino Unido, en donde los activistas tienen en la mira a la estatua de Winston Churchill, una de las mayores figuras de la Segunda Guerra Mundial y el cual, a pesar de sus gestiones, era un conocido racista, especialmente cuando nos referimos a la colonización producida por el Reino Unido.
Finalmente, es importante mencionar el impacto del Black Lives Matter aquí, en nuestro país. Por medio de los famosos hilos de Twitter se viene compartiendo una compilación de las demostraciones de racismo y discriminación por la que viven muchos compatriotas. Esto se da a través de las famosas expresiones de superioridad que tienen algunas personas en nuestro país, ya sea por su tez o su posición social. Sobre este aspecto quizá cabe hacer una reflexión en torno al difícil momento que está pasando Perú por la pandemia del coronavirus, la cual está sacando a relucir las desigualdades económicas, sociales y culturales que existen.
Está claro que las desigualdades existen en cualquier parte del mundo y son uno de esos virus frente a los cuales aún no podemos encontrar cura. Solo nos queda seguir luchando y alzar la voz contra esta otra pandemia.
Edición: María Gracia García