Hace casi dos años, la gran mayoría de estudiantes del mundo fueron por última vez a sus instituciones educativas, sin tener conocimiento sobre el largo tiempo de espera que pasaría para el regreso a clases presenciales. La pandemia de la COVID-19 originó que muchos gobiernos optaran por el cierre temporal de escuelas y universidades; sin embargo, tras pasar un largo periodo de tiempo, las consecuencias económicas y sociales son identificadas se han hecho más evidentes.
Según el Banco Mundial (2020), a un año del cierre, alrededor del 77% de los estudiantes, a nivel global, podrían estar por debajo del rendimiento mínimo para su edad, un 20% más que en el 2018 y, si solo se perdiesen 10 meses de clases, el estudiante promedio podría perder el equivalente a $24,000 en ganancias a lo largo de su vida. En economía, se enseña a medir la efectividad de una política, no solo en términos de riqueza, sino de las condiciones de vida, según lo planteado por la “economía del bienestar”. De esta manera, explica los efectos del cierre de los centros educativos a corto y largo plazo al ser un determinante para la productividad y salarios futuros de las próximas generaciones.
Para comenzar, la economía del bienestar se enfoca en medir la efectividad de los programas y servicios públicos, y el cumplimiento de sus objetivos trazados, así como en la mejor forma como el Estado puede lograr mejores resultados para una correcta toma de decisiones. Para ello, se enfoca en la eficiencia económica y la distribución del ingreso para analizar diferentes comportamientos del mercado. De esta manera, evalúa cómo cierta política afecta la utilidad o la satisfacción de los individuos a partir de la eficiencia y la equidad.
En el contexto de la COVID-19 y el cierre escolar, se debe tener en cuenta que algunos países están en mejores condiciones de aprovechar los recursos eficientemente debido al mayor avance de ciertos países en tecnología educativa . Asimismo, las limitaciones educativas presentes restringen el desarrollo del capital humano, lo cual recae directamente sobre la productividad laboral futura y, por lo tanto, sobre los salarios que pueden obtener. Dicho lo anterior, surgen ciertas preguntas relacionadas al comportamiento futuro de las generaciones: ¿de qué manera la pérdida de ingresos se traduce en un costo económico y social?, ¿en qué medida cambian los hábitos de consumo a lo largo de la vida de un individuo?
De acuerdo a la teoría del ciclo de vida, las variaciones de ingresos a lo largo de múltiples periodos de tiempo provienen de diferentes fuentes. En ese sentido, el costo económico de la pérdida de ingresos como consecuencia del atraso educativo puede originarse de un choque transitorio o permanente. Si se considera que el estudiante no se adapta eficazmente a las clases virtuales o no asiste por un periodo de tiempo por falta de condiciones favorables, la obtención de capital humano se verá limitada y es posible que resulte en un rezago de conocimientos. A largo plazo, esto puede impactar en su desenvolvimiento dentro del mercado laboral, ya que no podrá alcanzar su productividad ideal. Como resultado, esto se podría derivar en un choque transitorio de ingresos: al inicio, podría ganar menos, lo cual restringe su capacidad de ahorro en un periodo futuro. Sin embargo, el individuo podría aumentar sus años de educación y aumentar su productividad, lo cual aumentaría sus posibilidades de consumo.
Ahora bien, la situación se complica en el caso de que el niño o la niña abandone las clases virtuales por una acentuada falta de recursos y no retorne al colegio, pues sus niveles de capital humano y productividad serán mínimos y el choque será permanente. Esto implica que la disminución en su consumo presente y futuro sean mucho mayores que en el caso transitorio, ya que la caída de ingresos se presentará en todos los periodos de su vida y le costará más ahorrar. En concreto, no trabajar un año hoy no solo implica perder el sueldo que se podría ganar hoy, sino que se está perdiendo un año de vida laboral que podría traducirse en la pérdida monetaria del ingreso más alto que pueda llegar a tener en toda su vida. Dicho lo anterior, se puede afirmar que el costo económico y social de la deserción o pérdida académica desemboca en una pérdida monetaria sumamente alta.
Frente a la problemática expuesta, es importante mencionar que no es demasiado tarde para intensificar y prolongar los efectos del cierre de escuelas si los Gobiernos y los colectivos involucrados toman acción. Jaime Saavedra (2021), director global de Educación del Banco Mundial, señala que se deberán priorizar las siguientes acciones tras el retorno a clases:
- Actualizar el currículo escolar
- Enfocarse en habilidades de lenguaje y matemáticas
- Soporte emocional
- Apoyo a profesores porque afrontaran a niños con conocimientos muy distintos
En definitiva, el regreso a clases es un tema crucial en la agenda pública de todos los países, especialmente en aquellos de menores ingresos y bajos niveles de educación. El rezago escolar acentúa las desigualdades existentes y ,al ser la educación el camino más seguro para salir de la pobreza, el atraso por los salarios futuros puede marcar las diferencias en las expectativas de vida y en los diferentes factores de distribución de ingreso. Por último, considerando el avance de la vacunación a nivel global, el retorno escolar requerirá la implementación de medidas sanitarias necesarias y adaptación a nuevos ritmos de aprendizaje de los alumnos de parte de los docentes para permitir la obtención de nuevos conocimientos a largo plazo.
Edición: Paolo Pró
Referencias:
Banco Mundial. (2020). Banco Mundial: Una cantidad sin precedentes de niños podría caer en la pobreza de aprendizajes debido a la pandemia. https://www.bancomundial.org/es/news/press-release/2021/10/29/world-bank-pandemic-threatens-to-drive-unprecedented-number-of-children-into-learning-poverty?cid=ECR_TT_worldbank_ES_EXT#
Saavedra, J. (2021). ¿Cómo revertir el retraso escolar que causó la pandemia? CNN. https://cnnespanol.cnn.com/video/banco-mundial-informe-retraso-escolar-ninos-pandemia-regreso-clases-jaime-saavedra-redaccion-mexico/
