Pablo Larraín, el director chileno cuyas obras anteriores como Tony Manero o No, que plasmaron el ambiente y los efectos de la dictadura chilena, presentó su nueva película: El Conde, una “antibiopic” sobre el dictador chileno Augusto Pinochet. Fue recientemente estrenada el 7 de setiembre en Chile, USA, UK, Argentina, y México, y en la plataforma de Netflix desde el 15 de setiembre.
Pinochet ha llegado al punto de querer morir, está cansado de su propia eternidad, pero, sobre todo, está cansado de que el país que gobernó con tanto “ahínco” durante 17 años lo trate de asesino y ladrón. A él no le molesta ser llamado asesino, es «la naturaleza del soldado matar», dice, «¡pero ser acusado de ladrón, la más grande ofensa!».
El Conde relata la historia de Augusto Pinochet, un vampiro de más de 250 años que sale por las noches a volar sobre las ciudades cercanas a su palacio decadente, a cazar personas para comer sus corazones.
LA HISTORIA
El prólogo de la historia es memorable, una voz en off de alguien que cobra importancia en el acto final, de forma rápida y concisa, relata la vida de Claude Pinochet (interpretado por Jaime Vadell), un francés que desde su juventud sintió la necesidad de consumir sangre y cómo a partir de sus ambiciones pasó de ser un soldado francés en tiempos de la revolución francesa, al cruel dictador chileno que gobernó de forma corrupta y violenta.
Su astucia lo lleva a fingir su muerte y así logra evadir la justicia, para que finalmente pueda vivir una vida tranquila junto con su esposa Lucía Hiriart (interpretada por Gloria Münchmeyer).
El motivo que impulsa el desarrollo de la historia es la herencia que los cinco hijos de Pinochet buscan cobrar, ya que su padre está oficialmente muerto, ellos sienten tener el derecho de pedir lo que les toca.
Para ello, uno de los hijos contrata a una contadora llamada Carmen (interpretada por Paula Luchsinger) que se encargará de buscar y registrar todos los bienes y cuentas bancarias del patriarca vampiro.
SOBRE LA PELÍCULA
La trama tiene un cierto tono gótico, que hace recordar a las películas del expresionismo alemán, tipo Nosferatu. Casi todo el largometraje está en blanco y negro, lo que refuerza la soledad y el misterio de la casona del vampiro y su esposa, ubicado en un paisaje minimalista.
En esta película, Larraín reinventa la figura de Augusto Pinochet a tal punto de caricaturizarlo, convertirlo en una bestia en decadencia, que camina con andador cuando puede flotar por el aire; un ser con la moral corrompida por el poder y la ambición.
Jaime Vadell hace una buena personificación del vampiro ex dictador que, a pesar de ser una bestia, tiene notables rasgos humanos en su comportamiento. Ser un cazador nocturno, devorador de corazones tibios, no le impide desear otros cuerpos, no le impide añorar aquellos tiempos donde era respetado por sus subordinados.
La familia de este patriarca vampiro, a pesar de que son todos humanos, son chupasangres sin escrúpulos como él, buscan el modo de aferrar seguridad económica a sus vidas e, incluso, como en el caso de Lucía Hiriart, la inmortalidad. La película hace clara referencia a cómo Pinochet creó una estirpe de inútiles que solo buscan desfalcar el Estado, o vivir a costa de otros.
Lucía Hiriart, la esposa de Pinochet, es una mujer ambiciosa que desesperadamente busca la vida eterna con una mordida de su querido esposo, pero este no acepta hacerlo. Gloria Münchmeyer personifica a una Lucía conspirativa, con carácter de general y con ansias de sentirse deseada, aún siendo de la tercera edad.
El Conde maneja un humor cínico, irónico, con el que se expone las calamidades de la dictadura en Chile en la segunda mitad del siglo XX.
Pinochet, como un vampiro sombrío, es una metáfora bien lograda, teniendo en cuenta que se encuentra presente como una pesadilla que vuelve cada cierto tiempo, aún hoy en día, 50 años después del golpe de Estado contra Salvador Allende.
Película: El conde
Director: Pablo Larraín.
Guión: Pablo Larraín / Guillermo Calderón.
País: Chile.
Elenco: Jaime Vadell, Gloria Münchmeyer, Alfredo Castro, Paula Luchsinger, Catalina Guerra, Marcial Tagle. Amparo Noguera, Diego Muñoz, Antonia Zegers y Stella Gonet.
Duración: 110 minutos.
Plataforma: Netflix /Cinefilia Malversa (alternativa).
Editado por Sol Seguil.
