En las últimas semanas no se ha hablado de otra cosa que del escándalo de Odebrecht. Todos los días, los periódicos y la televisión muestran nuevos implicados y/o políticos queriendo desmarcarse del asunto #NoMeMetanEnElSacoDeLosCorruptos. Pero, ¿sabes cómo todo este terremoto político te afecta a ti y a tu bolsillo? Aquí te lo contamos. Y, tranquilo, no creemos que estés implicado, ¿o sí?
El culpable
1. ¿Qué ha pasado?
Historia conocida: En diciembre del 2016, un juzgado estadounidense inició un terremoto en Latinoamérica al anunciar que Odebrecht (una de las constructoras más grande de la región) entregó más de US$ 800 millones de coimas en Latinoamérica, de los cuales, US$ 29 millones llegaron al Perú. Fue ahí cuando la situación de los negocios de la empresa en todo el mundo se complicó (y varios de fiscales peruanos ganaron un montón de chamba).
El fiscal Hamilton cuando se enteró que le habían dado el caso
En ese momento, Odebrecht estaba vinculado a varios proyectos en el Perú: el más grande era el Gasoducto Sur Peruano (GSP para los amigos). Este proyecto era básicamente un tubo de US$7 300 millones para transportar gas natural de Cusco a otras regiones del sur del país, especialmente Moquegua. El plan era iniciar la construcción este año. Pero, con la mala fama que se ha ganado la empresa últimamente, nadie le dio financiamiento y tuvo que devolverle el proyecto al estado.
Cuando todo era felicidad: Firma del contrato de GSP en el 2014
Otros de los proyectos que también está (hasta ahora) a cargo de Odebrecht es Chavimochic III. El proyecto de irrigación en La Libertad de más de US$ 500 millones está en el limbo, pues el Gobierno Regional ha declarado que ya no quiere que Odebrecht tenga nada que ver con él #NoTeJuntesConEstaChusma.
2. Bueno… ¿qué tiene que ver esto conmigo?
La interrupción de los proyectos tan grandes implica que este y el próximo año habrá mucha menos inversión que la que esperábamos. ¿Qué significa eso? Menos empleo. Sí, aunque parezca comercial pro minero (?), la inversión privada es el motor que genera empleo formal en el país, pues crea mayor capacidad productiva. Esto se nota clarísimo en el impactante gráfico que se presenta a continuación:
Los datos son claros: el empleo crece cuando la inversión crece.
¿Impactado? Sí, el empleo depende de la inversión. Pero, últimamente, ni la inversión ni el empleo han estado en su mejor momento. En el 2016, el empleo formal creció a su tasa más baja desde la crisis económica internacional (alrededor de 0,5%). Se suponía que el 2017 iba a iniciar la recuperación, pero ahora la situación está más complicada. ¿Qué va a pasar ahora? Con menos empleos disponibles en el lado formal de la economía, más gente se verá obligada a tomar trabajos informales con menores remuneraciones y sin derechos laborales. 🙁
Esta es masomenos la idea
3. Rayos, ¿y ahora qué?
Bueno, si estabas pensando en cambiar de trabajo, quizás sea mejor esperar un tiempo a menos que trabajes en una constructora brasilera. El descubrimiento de este gran caso de corrupción ha generado mucha incertidumbre en la economía. Aún no está claro qué otras empresas serán sancionadas y por lo tanto, cuántos más proyectos se paralizarán. Hasta Alfredito Thorne ha tenido que bajarle la positividad a sus proyecciones del PBI.
“Ni fregando llegamos al 4,8%, mejor decimos 3,8%”
Además, la situación se complica mucho para otros proyectos en marcha que necesiten renegociar adendas o adicionales a sus contratos iniciales; y para los nuevos proyectos que están por licitarse. En el escenario actual, nadie quiere verse envuelto en la firma de un contrato que luego pueda ser cuestionado. Con toda esta incertidumbre, es probable que la inversión privada tarde en recuperarse. Solo queda esperar a que pase la tormenta.
Buena estrategia. Esperemos que no sea necesaria :/
