Mientras todos estaban enfocados en el velo que Melania no usó en Arabia Saudita, un hecho particular ocurrió con respecto al conflicto Palestino-israelí. Donald Trump visitó a Benjamín Netanyahu y a Mahmoud Abbas en Tel Aviv y Belén, respectivamente, y se ha comprometido a hacer el mejor trato para la paz, que, si le entendimos bien, significaría la solución de dos estados: una opción utópica que está en la mesa desde 1948.
La visita de Trump a sus homólogos estuvo llena de simbolismos, pero no se tocaron temas trascendentales ni concretos como el bloqueo a la franja de Gaza, la construcción de asentamientos ilegales, y la soberanía palestina. Acá un resumen de las razones porque el Art of the Deal de Trump no funcionaría en el Medio Oriente:
- La solución de dos estados significaría la declaración de dos países soberanos para dos pueblos: judíos y palestinos. El problema es que Palestina tendría que reconocer a un estado judío en Israel, poniendo en riesgo la situación de miles de árabes viviendo en territorios israelís. El canciller americano, Kerry, mencionó que Israel puede ser judío o democrático, pero no los dos, haciendo una contundente crítica al espíritu sionista israelí. Israel y Palestina deberían reconocerse mutuamente como estados soberanos, e Israel debería terminar toda ocupación militar y erradicar sus asentamientos en territorios palestinos para que la solución funcione para ambos.
- El territorio de un estado soberano palestino incluye Cisjordania y la franja de Gaza, que representan tan solo un 22% de lo que es considerado Palestina histórica en 1948. Los bordes respetan el acuerdo de Oslo, y se basan en los precintos de 1967, o línea verde, acordados luego de la derrota árabe en la guerra de los seis días.
Esta opción se vuelve cada vez más difícil debido al constante avance de asentamientos ilegales en territorios palestinos, y la situación precaria de la población árabe en Jerusalén. En un eventual acuerdo, los bordes de 1967 no serían respetados ya que la construcción de asentamientos requeriría el anexo de partes de Cisjordania para Israel.Obama había tomado un rol más crítico con Israel, condenando la construcción de asentamientos ilegales. Pero ahora con Trump es diferente, ya que nombró al polémico David Friedman como embajador en Tel Aviv. Friedman es conocido por apoyar la construcción de asentamientos judíos en territorios ocupados palestinos, que son considerados ilegales por la comunidad internacional. En este caso, Estados Unidos juega un papel fundamental en la situación en el Medio Oriente. Israel es su aliado más importante en la región, y EEUU ha firmado un acuerdo en el que le da a Israel 38 billones de dólares durante los próximos 10 años para su defensa.
- La situación de Jerusalén es también controversial, ya que ambos estados la consideran su capital. En una eventual solución, Jerusalén sería dividida en dos, opción que no es tan bien recibida por Israel. Por su parte, los palestinos requieren soberanía sobre sitios sagrados en Jerusalén, ubicados en la parte oriental de la ciudad milenaria.
Durante su campaña electoral, Trump cortejó con el lobby israelí en Estados Unidos, asesorado de su yerno judío Jared Kushner, y habría prometido mover la embajada americana a Jerusalén, ciudad disputada en la que ningún país tiene embajada, sino que todos mantienen sus representaciones en Tel Aviv.
- Todos los refugiados y miembros de la diáspora palestina alrededor del mundo tendrían dificultad en retornar a su patria. Un estado soberano palestino ofrecería la ley del retorno a todos los refugiados y sus descendientes desde 1948, situación que no sería aceptada por Israel. La escasez de recursos como el agua y la repentina multiplicación de la población sería tomada como una amenaza al estado de Israel.
- La división de Palestina dificulta la negociación de los dos estados. Los palestinos sólo están representados por la Autoridad Palestina que controla Cisjordania, liderada por Mahmoud Abbas. En la franja de Gaza la representación está a cargo de Hamas, considerado por Estados Unidos e Israel como un grupo terrorista. La Autoridad Palestina de Abbas no tiene mucho apoyo entre los palestinos, ya que consideran a Abbas como a un líder débil que es incapaz de unificar a los bandos palestinos.
Las fronteras, la situación de los refugiados y los asentamientos ilegales, la soberanía palestina y el estado de Jerusalén son algunos de los puntos de contención en este acuerdo de dos estados. El tiempo pasa, y ninguna solución parece estar cerca, comprándole tiempo a los asentamientos israelís que cada vez avanzan en lo que queda de Palestina.