¿Sabías que el rico pollo a la brasa que te comiste el fin de semana es pariente de los dinosaurios? En realidad todas las aves lo son, desde un águila hasta un gorrión. Pero ¿por qué?, ¿cómo sabemos esto?
A inicios de 1800 cuando se describieron los primeros dinosaurios se creía que estos animales eran como “lagartijas gigantes”, llenas de escamas y dientes filosos. Con el tiempo y los nuevos descubrimientos esta imagen cambió radicalmente, al menos en el mundo científico pues en la memoria colectiva popular aún perdura la apariencia reptilesca y amenazante que estos animales mostraron y muestran en revistas, series, documentales y películas sí, Jurassic Park, tú no te salvas.
Se sorprenderán si les cuento que en 1868 un biólogo apellidado Huxley planteó por primera vez que las aves evolucionaron de dinosaurios carnívoros (Terópodos) y que tal modelo se aceptó a partir de 1970. Desde 1996 se ha confirmado la existencia de dinos emplumados y hasta la fecha hay más de 40 especies emplumadas confirmadas.
Es difícil imaginarse cómo un T. rex de 13 metros podría dar origen a una paloma, pero he ahí la cuestión, lo que se plantea es que pequeños terópodos, del tamaño de la palma de tu mano, dieron origen a las primeras aves. Estos dinos eran casi casi idénticos a estas. Un ejemplo es Archaeopteryx: tiene alas, plumas, pero también cola, dientes y garras. El planteamiento de Huxley se basó en este fósil.
En biología existe una disciplina llamada anatomía comparada que se encarga de estudiar las diferencias y semejanzas entre la anatomía de distintas especies. En este caso sirvió como primer acercamiento para plantear que dinos y aves estaban relacionados al comparar Archaeopteryx con dinosaurios terópodos y aves modernas.
Esa loca idea tomó credibilidad cuando se dieron cuenta que la mano de Archaeopteryx era idéntica a la de Deinonychus, un dinosaurio de un grupo conocido popularmente como dinos raptores, donde encontramos al famoso Velociraptor.
Si Archaeopteryx era considerada un ave primitiva, pero a la vez tenía grandes semejanzas con un tipo de dinosaurio, la conclusión más razonable era que estos dinosaurios habían dado origen a las aves. En la actualidad, Archi es considerada un ancestro del linaje de las aves, dentro de Avialae, grupo hermano de los dinos raptores. Junto con Jeholornis prima es de los fósiles avianos más antiguos que se conocen (150 a 120 millones de años).
Hasta el momento, la evidencia fósil, molecular y embriológica confirma en cada estudio que las aves son dinosaurios. ¡Aguanta el coche! pero ¿cómo? Habíamos mencionado que las aves evolucionaron a partir de los dinosaurios y esto puede sonar a algo lineal donde en un inicio tenemos al tío Alberto (dinosaurio) y luego a vamos Keiko vamos (ave), como son dos personas diferentes, pues no tienen nada que ver. El único detalle es que en biología y evolución eso no funciona así, las relaciones entre organismos (filogenia) se parecen más a un árbol, donde una rama se encuentra asociada a otra rama más grande. En nuestro ejemplo es fácil, Keiko no es Alberto, pero Alberto es Fujimori y Keiko también.
Las aves al venir de los dinosaurios son una rama asociada a ese grupo, igual los murciélagos con los mamíferos, son raros, pero mamíferos. Por ese motivo, las aves son un grupo de dinos que sobrevivió a la extinción y llamarlas dinosaurios no es una exquisitez científica.
Sin embargo, las sorpresas no acaban ahí. Las plumas, lo más característico de un ave, posiblemente tienen un origen mucho más antiguo que los dinosaurios. En un inicio se creía que las plumas aparecieron en los terópodos, luego que aparecieron en el ancestro de todos los dinosaurios y finalmente en el ancestro común entre dinosaurios y pterosaurios. Sí, los pterosaurios, esos que vuelan, no son dinosaurios.
Sucede que las plumas tienen diferentes formas, siendo las más simples como filamentos o pelos. En el registro fósil las plumas más antiguas se asemejan a esa primera forma, y mientras se avanza en el tiempo se observan fósiles que tienen plumas que se vuelven más complejas. Esto se observa en un ave, pero durante su desarrollo u ontogenia, las primeras plumas de cría son como pelos y de adultas recién parecen las plumas que conocemos.
Varios pterosaurios y dinosaurios estaban cubiertos de un plumaje, usualmente simple. Hasta el hiperfamoso Tyrannosaurus rex es probable que tuviera plumas en varias zonas de su cuerpo. Otros dinosaurios como Velociraptor, Deinonychus, Microraptor, etc, estaban casi totalmente cubiertos, inclusive con plumas largas en la cola y extremidades. Así que olvídense de las apariencias escamosas.
Se propone que las plumas, en sus diferentes versiones, sirvieron en varios aspectos a los dinosaurios. Por ejemplo: en regular la temperatura corporal, en proteger los nidos, los huevos y crías, en dar sombra, al momento de escapar o cazar, en el momento de correr, en camuflaje, en defensa, etc. #Lasplumasnosolosirvenparavolar
Muchas características que asociamos a las aves aparecieron primero en los dinosaurios. Por ejemplo, las alas, el buche, el hábito de tragar piedras, la pérdida de dientes, la construcción de nidos, la forma de sus extremidades, los huesos huecos, los sacos de aire, y hasta el empollamiento y forma de dormir. Todo esto no hace más que confirmar que hoy en día vivimos en un mundo rodeado de dinosaurios.
Comprender la evolución de las especies nos permite entender mejor a las criaturas del presente y mejorar su cuidado, esto no solo sucede con aves sino también con mamíferos y toda clase de organismos. La respuesta a muchas preguntas sobre la vida y la naturaleza tienen respuesta en la evolución. Gracias a ella, si ahora te encuentras con un ave, puedes pensar que estás frente a un dinosaurio.
Edición: Kelly Pérez