Cuando pensamos en nuestros competidores podemos pensar en algún amigo de la universidad o en nuestros colegas de trabajo. La competencia es divertida y le añade emoción al día a día, pues suele premiar a quienes se han esforzado. Pero ¿qué sucede cuando nuestro rival no es humano, sino una máquina y no tenemos posibilidades de vencer? La situación pierde sentido, se torna insípida y, en el peor de los casos, amarga. Debido a ello, trabajadores de fábricas, de almacenes y transportes son solo algunos ejemplos de puestos en riesgo de automatización ¿es en verdad un escenario negativo y sin solución?
“Prevalece la opinión de que estamos en una era de desempleo tecnológico, que la tecnología está volviendo cada vez más obsoletos a los trabajadores calificados.”
Profesor Mark MacCarthy (2014)
Para empezar, la automatización se refiere a la reducción de la actividad humana dentro de cualquier proceso gracias a la tecnología. Tal vez suene como algo nuevo, pero, en realidad, es un proceso que inició con la primera y mismísima Revolución Industrial. Ahora bien, incorporemos algunos conceptos económicos para mostrar que los beneficios de este progreso tecnológico superan sus costos y que además el futuro supone más luz que tinieblas.
Primero podemos preguntarnos ¿por qué existe la automatización? A través de esta vía se aprovechan mejor los recursos, los desperdicios se reducen, se ahorran costos, entre otros (Fuente: Ironies of automation). Se muestra de formas muy diversas: desde brazos robóticos que son más rápidos y precisos que los trabajadores; pasando por máquinas de bajo consumo eléctrico y más baratas que la mano de obra; hasta automóviles interconectados que se conducen solos, en armonía y tienen el potencial de aliviar el tráfico vehicular. Así, la naturaleza de la automatización es la eficacia y eficiencia. Este es un claro ejemplo de aumentos de productividad y retornos a escala.
Los aumentos de productividad de la automatización se manifiestan cuando la empresa puede generar más de su producto con una misma cantidad de factores (gracias a que cuentan con mejores equipos, procesos e infraestructura). Por su lado, los retornos a escala relacionan los aumentos de producción con una reducción en los costes de la empresa. De este modo, la firma puede producir más y simultáneamente mantener un buen margen ganancias, mientras que los consumidores pueden acceder a los productos a menores precios. De ahí que la automatización tenga un fuerte impacto en el bienestar de las personas y parte de sus efectos sean socialmente deseables.
Como ejemplo, estudiemos a la empresa Amazon que resulta ilustrativa por dos motivos. En primer lugar, su automatización se concentra en sectores donde la automatización se implementó con rapidez y cuentan con altas perspectivas de crecimiento: el almacenamiento y el transporte. En segundo lugar, es un caso emblemático y una empresa líder en la implementación tecnológica: cuenta con uno de los sistemas de almacenes más grandes del mundo donde sus más de 200,000 robots móviles son el componente clave de su desempeño. De hecho, en algunos almacenes hay más robots que personas. Aquí, la automatización permite que el servicio llegue a una mayor población y a precios competitivos.
Sin embargo, no todo es color de rosa, la automatización tuvo y seguirá teniendo efectos negativos profundos en el mercado laboral. Para ahondar en el análisis, entendamos que hay tecnologías que ahorran mano de obra y otras que aumentan su demanda. Algunos trabajos desaparecerán mientras que otros serán creados en simultáneo. Este proceso puede sonar doloroso, especialmente para quienes que han invertido mucho tiempo y dinero en su trayectoria laboral. Sin embargo, también surgen trabajos que antes no existían: pocos habrían previsto que el trabajo de los programadores y diseñadores de industrias relacionadas con la automatización cobraría tanta importancia.
Aunque la automatización parezca desplazarnos, en realidad los humanos y máquinas son interdependientes (complementarios más que sustitutos). Volviendo a Amazon, se afirma que se necesita de humanos porque, aunque los robots transportan eficientemente la mercadería no pueden reconocer ni escoger ítems diferenciados, pues para esa tarea “no son lo suficiente inteligentes”. Asimismo, vale la pena rescatar el hecho de que los trabajadores pueden aprovechar mejor sus habilidades e inclusive hacerse acreedores a un mejor sueldo (que luego les permita consumir más). La evidencia converge en que la creación de nuevas industrias y puestos de trabajo superará los efectos económicos del desplazamiento laboral (Fuente: Banco Mundial y Foro Económico Mundial).
Igualmente, ofrezco más evidencia: las computadoras derrotan hace décadas a los mejores jugadores de ajedrez, el cual es considerado el juego del intelecto humano por excelencia. Sin embargo, todavía la inteligencia artificial más avanzada puede ser engañada y confundir gatos con guacamole, algo que un niño de cuatro años podría distinguir con facilidad. Mientras se mantenga este contraste (que las computadoras superen a algunos de los humanos más brillantes, pero que al mismo tiempo su capacidad de reconocimiento tenga defectos al punto de ser irónico), no existirá un reemplazo total y podremos decir que humanos y máquinas coexistirán en interdependencia.
“La clave para ganar la carrera no es competir contra las máquinas sino competir con las máquinas”.
Prof. Andrew McAfee (2011)
Finalmente, el progreso tecnológico avanza a pasos agigantados y seguro abruma a más de uno. No obstante, la automatización continuará como un tema importante durante las siguientes décadas. Ante un cambio inevitable, solo nos queda confiar en nuestra capacidad de adaptación. Para algunos escépticos, la automatización es un doloroso camino que generará desempleo estructural y exacerbará la desigualdad. Para otros entusiastas, la automatización es la senda que nos podría conducir a una economía de post-escasez: un escenario en el que los bienes y servicios son universalmente accesibles. ¿Nos vencerá algún día el desempleo tecnológico? Resulta difícil determinarlo, lo cierto es que hoy no existe un reemplazo total del trabajo y la propia automatización cuenta con el poder de crear empleos.