Actualmente, nos enfocamos en varios cuentos, novelas, obras, etc., cuyos autores son reconocidos por el canon literario, los cuales en su mayoría son hombres. Así, la literatura escrita por mujeres es apartada de dicho canon y de la lectura de cabecera de los lectores. Por tanto, en esta oportunidad, este artículo analizará y comentará sobre una de las autoras menos conocidas, cuya figura es transgresora para su época: Delmira Agustini.

Nota. Imagen de Delmira Agustini utilizado en 5 poemas de Delmira Agustini [Fotografía] por Laura Di Verso, 2018 (https://www.zendalibros.com/5-poemas-delmira-agustini/)

Agustini (1886-1914) fue una poetisa uruguaya que provenía de la clase media. Su familia estuvo obsesionada con su talento literario, pues Agustini se crio en un hogar donde se incentivó la educación. Asimismo, su muerte exacerbó su fama, convirtiéndose en un caso famoso de feminicidio.

Cabe destacar el contexto de Agustini para entender su poesía, donde el progreso social y la educación femenina son sus temas principales. Uruguay era un país donde se predicaba el amor libre de las concepciones del matrimonio burgués y religioso. Además, durante los años 1903-1907 (años en los que Agustini comenzó a publicar) se dio la primera ley de divorcio, donde la mujer podía tener la iniciativa del divorcio sin el consentimiento del esposo.

Agustini se casó con un “hombre de leyes” llamado Enrique Job Reyes, a pesar de la desaprobación de su madre, quien pensaba que, como consecuencia de su matrimonio, su hija se desconcentraría de la poesía. Sin embargo, después de dos meses de matrimonio, Agustini decide divorciarse, y fue una de las primeras en solicitarlo. No obstante, Agustini le propone a Job Reyes seguir viéndose en un hotel y realizar prácticas sexuales para satisfacer su placer, pero él desaprueba su actitud y termina asesinándola.

El primer poemario que publicó Delmira Agustini fue El libro blanco (1907) y su libro más famoso es Los cálices vacíos (1913). Agustini dejó un legado romántico del poema como la expresión del alma y el espíritu, en lugar de la expresión de los sentimientos de la persona. En consecuencia, la poetisa se alejaba de la crítica de los varones, quienes comentaban que la mujer responde a su escritura de forma que no siguen la razón, sino a sus emociones. Agustini recrea una nueva mirada hacia lo erótico respecto al cuerpo masculino, pues los observa como un objeto de deseo femenino: “En ese mundo ansioso del varón, emergen dos criaturas que implantarán de modo más audaz, …, su deseo y su visión del mundo: la mujer y el desviado” (Bruce, 2017, p.14). Por ende, la mujer ya no sería un adorno del hombre, sino que se convierte en un sujeto activo.

Agustini en su poema erótico “El vampiro”, ofrece otra delineación al vampiro. Encontramos lo siguiente en dicho poema: “Yo invoqué tu dolor /…/ Hasta la voz, tus párpados de cera / bajaron…y callaste…y pareciste / Tu herida mordí en ella – ¿me sentiste?” (2006, p. 20). En el poema, la voz poética es la que se acerca al vampiro, quien baja la mirada y se silencia ante ella. Aquí, Delmira explora el deseo femenino a partir de una conexión por el dolor. Establece una diferencia respecto al tratamiento de las emociones, al realzar el dolor que identifica la mujer en el vampiro y lo une a él, pero todo empieza por ella. La figura femenina toma mayores acciones que el propio vampiro en torno al deseo por el dolor o deseo sadomasoquista. Entonces, esta expresión del deseo no suplanta ni pretende invertir el rol masculino, sino explorar la conexión que ambos tienen con el dolor desde el deseo femenino, alejado de los discursos conservadores. Así, Agustini termina resaltando el lado mórbido del cuerpo humano.

Esta misma figura mórbida se expresa a través de su poema “Supremo Idilio”: “Un corazón herido -y acaso muerto- flota! /-Los ojos son la Carne y son el Alma: mira! /…/ Soy fruto de aspereza y maldición: yo amargo / Y mancho mortalmente el labio que me toca … Morder tu carne rubia: oh fruto de los soles! /Viene á dar á la tierra el fuerte fruto eterno / Cuyo sangriento zumo se bebe á cuatro labios!” (2006, p.21). En la muerte del corazón se plantea la muerte de la emoción. La autora consigue encontrar otras alternativas que exaltan el cuerpo y el dolor. Por tanto, Agustini se acerca a la poesía mística que proponía el dolor físico como una forma de elevación espiritual (Hernández, 2011, pp. 25-26). Por esto, el yo poético no coincide con el yo romántico pues se propone como el yo nos eleva y aleja de lo sentimental, como comenté en líneas arriba.

En conclusión, Delmira Agustini es una poetisa innovadora y adelantada a su tiempo en cuanto a su actitud y su escritura. No obstante, no fue lo suficientemente reconocida por la crítica hasta la actualidad. Se puede decir incluso que Agustini es un sujeto perturbador del orden convencional.

Edición: Cristóbal Contreras

Bibliografía:

Agustini, Delmira. (2017) Poesías completas y biografía. Edición de Cristiano Martínez.

Bruce, Enrique. (2017) “Mujeres fatales y desviados: nuevos deseos al asalto en el desfiladero de la literatura modernista”. Lexis, vol. XLI, número 1, 2017, pp. 5-43.

Hernández, Afhit. (2011) “Misticismo y poesía: elementos retóricos que conforman la estética mística”. Revista El Colegio de San Luis, año 1, número 2, 2011, pp. 12-31.