¿Conoces a alguien que come mucha azúcar, harinas y papitas fritas sin subir de peso? (Y seguramente piensas ¡Qué envidia!). Incluso siempre la has visto visitando restaurantes de comida rápida y nunca un gimnasio, y contrario a la lógica, mantiene una figura delgada y esbelta. Pero si te dijera que no todo es lo que parece y hay algo más allá de lo que ves, ¿qué pensarías?.
El síndrome TOFI (Thin Outside, Fat Inside) o “Delgado por fuera, gordo por dentro” es un término que se refiere a aquellas personas que por fuera lucen delgadas (tienen un peso normal según su estatura y sexo) pero que por dentro tienen un alto porcentaje de masa grasa que afecta a los órganos y músculos de su cuerpo. Si una persona delgada no realiza actividad física y tiene hábitos alimenticios poco o nada saludables existe una alta probabilidad de que sea un falso esbelto.
El término TOFI fue expuesto por primera vez en un estudio encabezado por el doctor Jimmy Bell. Esta investigación consistió en analizar a 800 personas con máquinas de resonancia magnética para crear mapas que mostraran las zonas dónde se acumulaba la grasa.
Para la discusión de sus resultados contrastó los mapas obtenidos con las resonancias magnéticas con el IMC, donde el último es un índice que relaciona el peso y la talla de un individuo, pero que no toma en consideración otros factores como el porcentaje de masa grasa o masa magra para su interpretación. Los resultados mostraron que en mujeres el 45% presentaba niveles elevados de grasa interna a pesar de encontrarse dentro del rango normal de IMC, mientras que en los hombres este porcentaje fue mayor. Por tanto, los investigadores concluyeron que estar delgado no significa no tener exceso de grasa.
Pero, ¿cuál es el riesgo de tener elevado porcentaje de grasa interna? La grasa corporal la podemos encontrar principalmente en dos formas: la grasa visceral, que se encuentra rodeando a órganos como el corazón; y la grasa periférica que se encuentra por debajo de la piel pero no entre los órganos, por ejemplo en zonas como los muslos o los glúteos.
La grasa visceral cumple un rol de protección de los órganos, pero un elevado porcentaje de esta se encuentra estrechamente relacionada con altos niveles de colesterol, triglicéridos y glucemia, lo que en conjunto nos convertirían en candidatos a desarrollar enfermedades cardiovasculares y metabólicas como la diabetes, hipertensión, cáncer, etc. En el caso de las personas TOFI al no presentar signos o alertas evidentes de sobrepeso u obesidad el diagnóstico de estas enfermedades sería mucho más tardío, ya que se les seguiría catalogando como “personas saludables”.
El estilo de vida de las personas es un predictor para saber si podrías ser una persona TOFI o no. Dietas poco equilibradas (las famosas dietas detox o los retos para el verano) donde el principal objetivo es bajar de peso; sea como sea, sumado a la inactividad física son los dos principales factores.
Siempre hemos asociado la mala salud con el exceso de peso en una persona, pero una persona puede estar delgada visualmente y tener infinidad de complicaciones. Entonces es importante reconocer que nuestro estado de salud no siempre se ve reflejado en nuestro peso. Existen personas gordas activas más saludables que personas delgadas inactivas. Por ende es importante cambiar el enfoque de que únicamente estaremos saludables bajando de peso y reconocer que mantener un estilo de vida saludable va a ser beneficioso siempre en el corto y largo plazo, sin importar el número en la báscula.
Para finalizar, es importante desterrar la mitificación de que un cuerpo delgado es saludable y dejar de calificar a las personas por la apariencia de su masa corporal. Con esto no estoy afirmando que vivir con un exceso de peso sea saludable, sino que lo ideal sería que cuidáramos tanto nuestro peso como nuestro porcentaje de masa grasa, y para lograrlo solo existe un único camino: dieta saludable y actividad física constante.
Editado por: Daniela Cáceres