“Vivimos en un mundo globalizado”. Esta es una frase que siempre resuena en los documentales de National Geographic y otros canales educativos, que no ven por estar viendo Esto Es Guerra. Pero el significado de “mundo globalizado” va más allá de el hecho de que las personas se encuentren más integradas o conectadas las unas con las otras. La globalización también afecta a la política pues las decisiones de un Estado van a afectar a otro y viceversa. Entonces, ¿qué pasa cuando los Estados tienen intereses que colisionan entre sí? No es como si pudiesen demandarse el uno al otro. Las Naciones Unidas no funcionan de tal manera y las decisiones de las cortes internacionales solo son vinculantes a aquellos que se someten a las mismas. En el marco de la explosión del coronavirus en China, quiero mostrarles un caso icónico de conflicto entre Estados y sus políticas.

Se ha reportado desde la semana pasada que Etiopía está construyendo una mega represa en el río Nilo con la finalidad de producir energía limpia para el 66% de su población. No obstante, se trata de un proyecto de tal magnitud que la represa podría cambiar el delta del Nilo de manera que no solo afecten a Etiopía, sino también a los demás países por el cual cruza el río: Sudán y Egipto. Una vez completada la represa, se ha investigado que, en el peor de los casos, Egipto podría perder hasta 50% de sus áreas de cultivo y agricultura, y que tendría un déficit del 36% en sus suministros de agua. Es importante tener en cuenta que Egipto obtiene el 90% de su suministro de agua del río Nilo.

Es un debate que genera muchas interrogantes, pero una que llama la atención es: ¿Etiopía puede construir la represa porque está bajo su territorio? La respuesta es  correcta, sin embargo, no es del todo práctica. Claramente, Egipto no debería (y probablemente no lo haga) quedarse de brazos cruzados viendo como Etiopía construye la represa limitando su acceso a gran parte de su suministro de agua.

La mega represa que Etiopía construye

Ambos países tendrán que entablar negociaciones sobre la cantidad de tiempo que llevaría llenar la represa. Etiopía desea llenarla en 6 años y los resultados serían aquellos mencionados anteriormente, mientras que Egipto ha propuesto que se llene en unos 10 años mínimo, lo cual limitaría la disminución del nivel del agua. Las negociaciones se han estado llevando a cabo los últimos 4 años y no se ha llegado a ningún punto medio, por lo que EE.UU. (para variar) se ha ofrecido a mediar el asunto.

Ahora por qué hablar de un caso que lleva 4 años de negociaciones y no parece llegar a ningún lado. Es simple, Bloomberg redactó un artículo en el cual señalaba que la próxima pandemia que aparezca globalmente puede hacer trizas el sistema de salud mundial.  Esto debido a un punto crucial: si los Estados tratan de solucionar el problema solo en sus Estados, entonces la pandemia nunca se resolvería.

En el análisis presentado se hizo una disección de las maneras en las cuales China estaba tratando de evitar la expansión del coronavirus. Los redactores felicitaban a China porque sus respuestas no estaban destinadas a salvar a China primero, sino que buscaban medidas efectivas que evitaran que la enfermedad se transmitiera a otros países. Esto lo habría aprendido del brote de Ébola, dado que China tuvo que eliminar la enfermedad dos veces ya que esta volvió a surgir luego de la primera eliminación. Por otro lado, los redactores criticaban las políticas públicas de salud de EE.UU., las cuales ponían de manera resaltante los intereses de EE.UU. primero, antes que los de la humanidad. Así, concluían que si en el caso de una pandemia se reaccionaba con las políticas de salud de EE.UU., los resultados no serían favorables.

En el marco de esta situación, volvamos al caso de Egipto y Etiopía: ambos países buscan lo mejor para su población y no buscan solo molestar al otro. Pero ambos presentan legítimos intereses opuestos que no permiten que se llegue a una solución. Pongamos esa situación en el caso de una pandemia global. Bloomberg argumenta que todos los países deberán actuar al unísono para evitar un brote pandémico grave, pero eso no significa que no se den casos de intereses opuestos entre los países, ya sea porque no hay stock suficiente de medicamentos y algunos lo necesiten más urgente que otros. Son temas que debemos pensar ahora que enfrentamos una crisis médica.

Edición: María Gracia García