Querido lector, como buen #VAlover, seguro ya leíste el artículo sobre la competencia desleal en el trabajo y el amor y te quedaste con las ganas de saber si esta es aplicable a otras áreas. Entonces, quédate a leer este artículo, donde responderemos la pregunta: ¿Cómo te aconsejaría Charles Darwin con su teoría de la evolución para sobrevivir a la competencia desleal?
La práctica anticompetitiva o la competencia desleal se da en mercados perfectamente competitivos, donde existen muchos productores, bienes homogéneos y poco poder de mercado para determinar precios. Debido a estos últimos factores, los consumidores se reparten entre las empresas, y como estas no se pueden diferenciar, suben o bajan el costo marginal del mercado para eliminar a sus oponentes.
En la competencia desleal, se busca aumentar los costos para cubrir los variables y, en muchos casos, los fijos. Si esto último no ocurre, inevitablemente, el negocio con un esquema de costos menos favorables quebrará y saldrá del mercado. En consecuencia, las empresas sobrevivientes ganarán más clientes. Sin embargo, la clave no solo es subsistir, sino adaptarse a las nuevas condiciones. Como lo explica el naturalista inglés Charles R. Darwin, en su teoría sobre la evolución biológica a través de la selección natural, la especie sobreviviente es la más adaptable al cambio y no necesariamente la más fuerte o inteligente. Si bien esta conjetura está enfocada en la biología, se puede hacer un símil con la competencia desleal, y concluir que la adaptación es la suma de la fortaleza e inteligencia.
Para iniciar, parte de la teoría gira en torno a la regulación y al equilibrio del tamaño de la población. En el reino animal, por ejemplo, el tamaño poblacional de este se gradúa y se balanza sobre la base de la cantidad de nacimientos y muertes para evitar la sobrepoblación. Desde la economía, la selección de productores se da porque un número infinito de estos significaría que todos cuentan con el bien y, por ende, no hay oferta. En este caso, la “selección natural anticompetitiva” considera sus aptitudes para sobrevivir en el mercado.
Por un lado, la especie más fuerte sobrevive y pasa posteriormente a consolidarse dentro del reino natural como depredador; sin embargo, su fortaleza se va perdiendo con el tiempo y esta especie retorna a su posición de presa. En el caso de la competencia desleal, al ser un juego de tiempo, las empresas involucradas necesitan de fortaleza para resistir los “altos” costos comparados con el nivel de ingresos percibidos. En otras palabras, los negocios deben tener un respaldo financiero para continuar en el mercado. Sin embargo, soportar un precio por debajo del costo marginal sin otras acciones en paralelo puede prolongar la agonía o la quiebra. En un escenario favorable, la empresa puede sobrevivir, pero seguirá expuesta a más prácticas anticompetitivas.
Por otro lado, una especie inteligente “pensará” en diversas formas para sobrevivir ya sea mimetizándose entre la naturaleza o migrando hacia otros parajes más favorables que aseguren su bienestar. Sin embargo, si esta no “actúa”, el depredador terminará por vencerla. En el caso de la competencia desleal, es necesario que las empresas involucradas desarrollen nuevos mecanismos para atraer consumidores, debido a que las mayores ventas podrían compensar los altos costos o minorizar el impacto de estos.
Así como los animales se han ido adaptando al medio ambiente para conseguir alimentos o escabullirse de los depredadores, las empresas deben hacerlo en el nuevo mercado. En una situación de competencia desleal, se necesita de la fortaleza financiera y de la inteligencia para afrontar los altos costos y desarrollar mecanismos de atracción del consumidor. La suma de ambas características da como resultado la adaptación y esta es vital en la gestión del negocio al estilo de Charles R. Darwin.
Edición: Claudia Barraza