Nos hemos acostumbrado a escuchar frases como “el hombre es un animal racional” o “la razón es lo que nos hace diferente a las demás especies”. Sin embargo, bien se sabe que no todos actuamos bajo los principios de la razón. ¡Mira a tu alrededor! Seguro te compraste un par de zapatos muy bonitos pero dolorosos. Seguro tu amig@ siempre se queja de su vida amorosa pero siempre regresa con el/la susodich@. Seguro ya estás comprando tu entrada al tono de finales cuando sabes que luego saldrás en la página de confesiones. ¿Puede ser todo esto racional? ¿Qué pasa si rompemos este supuesto tan importante en la historia del ser humano como en la Economía?
Hace poco encontré un paper llamado A Behavioral New Keynesian Model, escrito por Xavier Gabaix. El documento trata de reflejar qué implicancias tendrían los modelos Neo-Keynesianos si se asume un contexto de no racionalidad en los individuos. Pero… ¿qué es racionalidad? Podríamos definir racionalidad como el actuar conforme a la razón y no por las emociones o impulsos. En economía, la racionalidad del individuo pasa por tomar decisiones en función al set de información que tiene en el momento en el que va a decidir; es decir, que el individuo actúa tomando en cuenta toda la información que tiene y busca lo más beneficioso para él.
Todos los días tomamos decisiones tanto racionales como irracionales. Cuando tenemos poco dinero y debemos trasladarnos, viajamos en microbús y no en taxi (decisión racional). Cuando tenemos muchos trabajos y exámenes en la semana pero preferimos distraernos en las redes o viendo una serie (decisión aparentemente irracional). Cuando nos casamos (decisión irracional (?)). Cuando sabes que comer saludable es bueno para la salud, pero se te antoja pollo a la brasa todos los días (decisión racional pues, el pollo a la brasa es rico). Entonces, no siempre nos comportamos como “la especie racional” – que la ciencia suele llamar. A veces también respondemos sólo a nuestros instintos, despertando nuestro lado salvaje “irracional” #rawr. Por tanto, un modelo conductual podría asemejarse más a la realidad que uno conceptual cuyo supuestos giren en torno a la racionalidad del individuo. Aún así, no se pueden clasificar las decisiones de los individuos como racionales o irracionales. En la medida que optimicen su utilidad con toda la información disponible, se comportan como “racionales” a pesar de que vayan en contra de la “lógica”.
Gabaix (2016) busca analizar cómo la racionalidad limitada impacta tanto a la política fiscal como a la monetaria. Para ello, utiliza un modelo Neo-Keynesiano sólo con un supuesto cambiado: “el agente representativo de la economía es parcialmente miope hacia ‘eventos inusuales’ y no anticipa el futuro perfectamente”. En castellano, no usamos toda la información disponible para tomar decisiones, por lo cual se nos hace difícil prevenir los sucesos a futuro.
Pero ¿por qué es necesario estudiar algo como esto? Muchas veces las políticas se llevan a cabo tomando en cuenta un determinado comportamiento de los individuos. Se espera que, ante un suceso cualquiera (shocks económicos, política fiscal o política monetaria) las personas se comporten de tal manera que se afecten diversas variables tanto micro como macroeconómicas. De esta manera, se puede “controlar” los ciclos económicos y conducir hacia un crecimiento sostenible. Sin embargo, muchas de estas suelen fallar debido a que el comportamiento humano no suele ser como se esperaba. A modo de ejemplo, si el Banco Central quiere estimular el consumo e inyecta dinero en la economía, se esperaría que las personas aumenten su poder adquisitivo y consuman más, pues tienen más dinero. No obstante, puede que estas decidan ahorrar el dinero extra, con lo cual el efecto sobre el consumo sería cero o cercano a cero.
Del mismo modo, cuando aconsejas a tu amig@ para que no vuelva con ex pareja, esperas que tus sabias palabras l@ hagan reflexionar y cambiar su forma de pensar. Es un momento único en el que te vuelves una persona cuya filosofía es vida y que puedes cambiar a las personas cual mesías en Nazaret. Pero a la semana
los ves bien abrazados, felices, de la mano. Tu intervención no logró el objetivo en lo más mínimo, pues la conducta de la persona no fue como esperabas. En los cursos de estadísticas, se suelen llamar a estas personas outliers. Los outliers son aquellas personas que no siguen el proceso conductual esperado por quienes los estudian o toman las decisiones de políticas. Al final, todos solemos ser outliers, tanto en la economía como en la vida misma. La irracionalidad es parte de nuestra esencia como humanos y, por ello, es un factor muy importante al momento de generar políticas públicas.