Si no entiendes qué es lo que tiene tan molestos a los habitantes de Hong Kong, aquí te lo explicamos todo para que estés al tanto.
Si algo ha llamado la atención de la prensa internacional los pasados días son las multitudinarias protestas que se han producido en Hong Kong debido a un polémico proyecto de ley propuesto por Carrie Lam, jefa ejecutiva de la ciudad, el cual busca las extradiciones a China continental, Taiwán, entre otros países. La propuesta se dio después de que se conoció el caso de un hombre de Hong Kong que fue acusado del asesinato de su novia Poon Hiu-wing durante un viaje que ambos realizaron a Taiwán, y que no puede ser extraditado para cumplir su condena.
El crimen ocurrió la noche del 17 de febrero de 2018, en la cual Chan Tong-kai metió el cadáver de Poon en una maleta para luego arrojar el cuerpo en las afueras de Taipéi. Luego, el hombre tomó un vuelo de regreso a Hong Kong donde fue atrapado por las autoridades. Sin embargo, solo se le condenó a dos años de prisión por cargos relacionados con lavado de dinero, dado que no pudo ser llevado a Taiwán porque en la actualidad no existe un tratado de extradición entre ambos países. Debido a toda la cobertura que tuvo el caso en los medios de comunicación, que el Gobierno del archipiélago, afín al Partido Comunista de China (PCCh), presentó un proyecto de ley para reformar las normas vigentes sobre Delincuentes Fugitivos y Asistencia Judicial Recíproca en Materia de Legislación Penal.
Pero ¿por qué una ley de extradición ha causado tanto revuelo?
Porque la gran mayoría de manifestantes creen (y temen) que esta ley pueda ser usada contra los adversarios políticos del Estado Chino (sí, como Kim Jong-un, el presidente norcoreano). La ley de extradición, a opinión de muchos expertos, podría representar una grave invasión a las libertades de la población de Hong Kong.
Recordemos que (y sí, corran a buscar su libro de historia del colegio), cuando Reino Unido transfirió de vuelta Hong Kong a China en 1997 (después de haber estado un poco más de un siglo bajo dominio británico), se buscó que se implementara la doctrina de ‘un país, dos sistemas’, el cual dice que si bien China constituye un solo país (bajo el régimen de la República Popular China), se acepta que coexistan sistemas económicos y políticos diferentes en determinadas zonas, las cuales tienen como denominación Regiones Administrativas Especiales, como es el caso de Hong Kong. En este sentido, la gran preocupación de los habitantes de Hong Kong es que la ley propuesta facilitaría la extradición de ‘supuestos’ criminales a China Continental, donde es bien sabido que la dictadura interviene en todo el sistema judicial. En pocas palabras, Beijing podría extraditar y aplicar sanciones a cualquier persona que sea opositor al Estado Chino.
En ese mismo sentido, muchos de los hongkoneses también tienen sospechas de la rapidez con la que el Gobierno, obediente de las órdenes de Beijing, trató de aprobar la ley (al mejor estilo de nuestros congresistas y autoridades cuando les conviene)
Por otro lado, Carrie Lam, ha pedido, por segunda vez en los últimos tres días, sus más ‘sinceras disculpas’ por la ‘controversia’ generada (sí, claro). Es con este gesto que la líder de Hong Kong procura resurgir de la más grande crisis política vivida en la ciudad de los últimos años. Esto después de que el sábado pasado anunciara la suspensión indefinida de este discutido proyecto. Sin embargo, esto no fue suficiente para apaciguar los ánimos de los ciudadanos que inundaron las calles de la ciudad para demandar su retirada definitiva y la dimisión de la dirigente. Sin embargo, hasta al momento, y a pesar a sus reiteradas disculpas, Lam evitó anunciar la retirada definitiva del proyecto de ley o su salida del puesto. Dado que cuando fue elegida, Lam no era una candidata que gozará del apoyo popular, se explica porque existe un gran número de personas que exigen su dimisión inmediata.
Por el momento, la autoridad solo ha accedido a dejar de considerar como ‘disturbios’ los incidentes que se produjeron cerca de las inmediaciones del Parlamento local el pasado miércoles 12, cuando miles de jóvenes manifestantes fueron dispersados con gases lacrimógenos. En este caso, el uso de la palabra ‘disturbios’ se considera muy relevante debido a que si una persona es acusada de participar en ellos, se puede enfrentar a una condena de hasta diez años de cárcel. Por tal motivo, se está considerando que tan solo las cinco personas implicadas de atacar directamente a los agentes ese día serían acusadas de ese delito, mientras que el resto de personas arrestadas no.
Por ahora solo queda esperar cuál será el desarrollo posterior de estos eventos que, con la suspensión indefinida, se espera que la población pueda calmar los ánimos, y las autoridades puedan proponer una solución de una ley de extradición que no vulnere los derechos de los ciudadanos, dado que de no ser así también se puede correr el riesgo de que Hong Kong se convierta en el destino de personas que buscan huir de la justicia.