Después de la semana infernal de jalados que nos tocó vivir una vez más como procrastinadores profesionales universitarios, era obvio que solo a última hora entraríamos a los ya abarrotados centros comerciales a conseguir algo que pudiera esbozar una sonrisa en el rostro de nuestras mujeres favoritas. Una reunión familiar, un desayuno a la cama, un poema o un trabajo colorido (de esos que hacíamos en el cole) son algunos momentos lindos e íntimos que recordamos con nuestras mamás. Pero ¿alguna vez nos hemos puesto a pensar qué es lo que pasa con las madres en todo el Perú fuera de nuestras cuatro paredes?
Las causas más comunes de la mortalidad materna son las hemorragias posnatales y los cuadros de hipertensión e infección bacteriana. Sin embargo, la realidad es más compleja: la tasa de mortalidad materna es uno de los indicadores que con mayor claridad evidencian la inequidad y la exclusión social de un país. Especialmente en países en vías de desarrollo, todos los años, las barreras en el acceso a servicios de salud de calidad provocan la muerte de cientos de mujeres de la población rural y adolescente.
En las zonas rurales, las vías precarias de comunicación y las deficiencias en la capacidad de respuesta en los establecimientos de salud son factores que debilitan la capacidad de prevención de cuadros de riesgos en el embarazo. Sin embargo, el problema no se reduce a ellos: incluso cuando las mujeres reciben atención, la Defensoría del Pueblo ha reportado casos de maltrato por parte del personal hacia las gestantes –sobre todo quechuahablantes–; así como casos en los que los hospitales o los centros de salud carecen de guías técnicas para la atención integral de salud materna.
Como ya se adelantó, la muerte materna es más recurrente en la población rural y en la población adolescente. En el año 2017, de los embarazos adolescentes (15-19 años), el 16.7 % terminaba en muerte materna, el cuádruple de la proporción en mujeres de 25-29 años. Además, mientras el porcentaje de embarazo adolescente promedio era de 12.5% en todo el Perú, en regiones de la Amazonía estos porcentajes ascendían hasta 30%, sobre todo en focos de trata de mujeres.
A pesar del panorama sombrío, resulta importante comprender la complejidad de las causas y las consecuencias de la mortalidad materna. Asimismo, es fundamental resaltar que esta suele estar acompañada de alta mortalidad y malnutrición infantil. Las deficiencias vitamínicas en las dietas maternas por falta de información o de suplementos provocan deficiencias en el desarrollo de los niños —sobre todo a temprana edad—, lo que conlleva discapacidad física y mental irreversible. La proporción de estos casos varía significativamente entre regiones, con la eterna diferencia urbano-rural.
No quisiera proseguir con más explicación acerca de problemas que aquejan a muchas madres e hijos. El Día de la Madre no se caracteriza por ser sombrío o pesimista. En ese sentido, es importante conocer que los esfuerzos por reducir estas alarmantes cifras no se limitan a las autoridades estatales. Grupos de la sociedad civil —como los estudiantes universitarios— han puesto interés y esfuerzo en revertir esta situación. Uno de estos grupos proviene de la Universidad Peruana Cayetano Heredia (UPCH). Nutre-Perú es un voluntariado interprofesional tiene como objetivo reducir la malnutrición en niños menores de cinco años, lo que ineludiblemente involucra a las madres de estos. Mediante el diseño de planes de acción personalizados para cada localidad, Nutre-Perú promueve el desarrollo saludable y autónomo de cada familia.
*Si a alguien le interesa tomar acción, las capacitaciones de voluntarios son todos los sábados de 3 a 5 p.m. en el campus de La Molina de la UPCH.
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