¿Tu relación de tres años va de maravilla y empiezas a imaginar un futuro juntos? El matrimonio es un muy buen negocio alto ahí interesad@, intercambias cariño y tiempo con alguien que te ofrece la posibilidad de volver “más rentable” tu miserable vida #Khomo. El problema con ello, al igual que con cualquier proyecto, es que los beneficios futuros están sujetos a una diversidad de posibilidades #AsíComoPasóConTuEx #LaVidaSad. Así como en las inversiones en bolsa, amarrartuien implica asumir un riesgo; por lo que, al igual que en las finanzas reales, es necesario utilizar instrumentos que brinden cobertura ante dicho riesgo. Hoy VA te explicará cómo los votos matrimoniales funcionan como contratos forward dentro del matrimonio.

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Cuando un agente decide escoger en qué empresa invertir, debe considerar no solo la rentabilidad de su inversión, sino el riesgo que conlleva. Del mismo modo, cuando una pareja decide pasar el resto de su vida juntos, aunque la eternidad termine durando tres años, debe evaluar el riesgo que enfrenta, ya que el amor siempre a veces es insuficiente.  Por un lado, se encuentra el riesgo intrínseco o idiosincrático, es decir, aquel que –en este caso– es inherente a la persona. Por ejemplo, podría resultar que la pareja tenga personalidades múltiples fue Patricia, que sea más tramposo que congresista o más imb%cil que Becerril. Por otro lado, existe un riesgo sistemático del mercado los cuales, en el caso del matrimonio, se presentan como problemas económicos, dificultades con los suegros o dificultades con los hijos.

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Para coberturarse ante dicho riesgo, los inversionistas pueden emplear instrumentos que impliquen establecer acuerdos hoy, pero que se ejecuten a futuro. Del mismo modo, los votos matrimoniales sirven de contratos actuales que acuerden transacciones futuras; en particular, dichos funcionarían como una suerte de forward financieros.

Un contrato forward implica una obligación de comprar o vender un activo subyacente bajo determinadas circunstancias. En el caso de un matrimonio, dicho subyacente podría ser la paciencia de la pareja, el cariño o los aportes económicos siempre precavid@ que se espera que cambien de valor en el futuro. Asimismo, las circunstancias bajo la que se efectúa son: i) el precio forward, que resulta en la reciprocidad con la pareja; es decir, el pago en amor por el amor recibido a futuro; ii) el tiempo de vencimiento, que en teoría tiende al infinito en el matrimonio y iii) un contrato personalizado, que en el caso del matrimonio resulta en considerar las particularidades de la pareja; por ejemplo, brindar mayor paciencia a futuro si se conoce que la otra persona puede ser a veces insoportable.

La idea detrás de dichas circunstancias es aclarar cómo se espera que sea el panorama dentro de un tiempo esperado. De este modo, el “prometo amarte y respetarte” resulta en un acuerdo forward que garantiza afecto a futuro; el “en la salud y en la pobreza” refleja la consideración de riesgo en la transacción y el “hasta que la muerte nos separe” resulta en una fecha de expiración del contrato definida.

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El problema con este tipo de contratos (forward) es que la transacción se pacta hoy, pero se efectúa en el futuro. En consecuencia, podrían surgir problemas antes de que se efectúe la transacción final, como que la contraparte decida fugarse y nunca compre o venda el subyacente #LaTraiciónHermano. Del mismo modo, en el matrimonio, puede resultar que la pareja decida ir a comprar cigarros y nunca vuelva o empiece a realizar salidas solo con amigos y termine fugándose con una z%rra distinguida dama. En cualquiera de los casos, el riesgo de crédito (riesgo de la contraparte) podría resultar perjudicial para la relación.

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Para afrontar ello, resulta conveniente utilizar otro tipo de derivados: los futuros. Estos son similares a los forwards, con la excepción de los pagos se liquidan diariamente para reducir el riesgo de contraparte. Aunque en el caso de parejas consolidadas, honestas y comprometidas, no debería ser necesaria esta liquidación diaria, como diría Hector Lavoe: “todo tiene su final, nada dura para siempre”.  Por ello, como un buen ser racional, es necesario protegerse ante dichas contingencias #YoNoNacíParaAmar #RobotMaximizadorALaVena. Además de ello, otra ventaja de los “futuros” es que, si un día se desea salir de la posición, solo es necesario venderla. En el caso del matrimonio, gracias al cielo existe el mecanismo del divorcio o el mecanismo de ser fríos como el hielo hasta que la otra persona decida alejarse (no lo hagas, gil).

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Finalmente, un punto importante a considerar en el settlement o liquidación. En muchos casos, los forwards y futuros son liquidados en efectivo (cash settlement), por lo que existe la posibilidad de haber negociado en un mercado cuando ni siquiera se contaba con el subyacente. En el caso del matrimonio, esto implicaría que se realizaron votos sin un subyacente existente, es decir, sin ningún cariño, paciencia, respeto o disponibilidad de tiempo inicial #EsMentirosoEseHombre #FuisteTimado. En ello se refleja lo riesgosos que pueden resultar este tipo de derivados por posiciones apalancadas.

Aunque el panorama parezca poco claro, al igual que en el ámbito de las finanzas, es importante pactar contratos y efectuar transacciones intentando manejar adecuadamente el riesgo. Conocer bien a la contraparte, así como conocer los riesgos del mercado (conocer a los suegritos) es un buen punto inicial para tomar mejores decisiones. En el caso del matrimonio, ello permitirá que las circunstancias en las que se efectúen los votos (subyacente, precio y tiempo) resulten en la mayor rentabilidad para la vida de la persona que se arriesga en la aventura de compartir el resto de su vida con alguien.

Edición: Daniela Cáceres