El civismo, entendido como el conjunto de valores y comportamientos que promueven el respeto y la convivencia en sociedad, ha sido una piedra angular en la construcción de la identidad de las naciones. Sin embargo, a lo largo del tiempo, este concepto ha enfrentado la competencia de una cultura paralela en el caso del Perú: la viveza. La viveza, connotada como astucia y habilidad para obtener beneficios a corto plazo, a menudo a costa de las normas sociales, ha ganado terreno en la percepción colectiva. A continuación, examinaremos la evolución del civismo y la cultura de la viveza en el Perú desde el siglo XIX hasta el XXI, analizando cómo los cambios históricos y sociales han moldeado estos valores.
El Civismo en el Perú del Siglo XIX
En el siglo XIX, el Perú emergía como una república tras la guerra de independencia contra España. El civismo en esta época estaba marcado por un fuerte sentido de patriotismo y responsabilidad comunitaria. Los líderes de la independencia, como José de San Martín y Simón Bolívar, promovían valores de justicia, igualdad y respeto mutuo que no es del todo cierto, pero digamos que sí. Sin embargo, la construcción de una identidad nacional unificada enfrentaba desafíos debido a la diversidad cultural y la fragmentación regional. Un solo Perú, pero con mil maneras de entenderlo.
Durante este período, el civismo se manifestaba en la participación activa en la vida política y en el compromiso con la causa republicana. Las élites ilustradas impulsaban proyectos educativos y culturales que buscaban integrar a las diferentes etnias y regiones del país bajo un ideal común. La viveza, aunque presente, no tenía la misma prevalencia cultural que alcanzaría en siglos posteriores. Todavía éramos novatos en el arte de la trampa (“arte” reservado solo para los más privilegiados).
El Siglo XX: Transformaciones y Punto de Quiebre
El siglo XX trajo consigo profundas transformaciones sociales, económicas y políticas. El proceso de urbanización, la migración interna y la industrialización cambiaron la estructura social del Perú. La década de 1960, en particular, fue un punto de quiebre con la Reforma Agraria de Juan Velasco Alvarado, que intentó redistribuir la tierra y empoderar a las comunidades campesinas. Aunque bien intencionada, esta reforma también creó descontento y conflicto, exacerbando divisiones sociales.
La viveza comenzó a ganar terreno como una respuesta a la inestabilidad económica y política. Durante las décadas de 1980 y 1990, el Perú enfrentó una grave crisis económica, hiperinflación y el conflicto armado interno con grupos terroristas como Sendero Luminoso. En este contexto, la viveza se convirtió en una estrategia de supervivencia. El mercado informal creció y la corrupción se infiltró en muchas esferas de la vida pública. El civismo, por su parte, sufrió un deterioro significativo, con una ciudadanía cada vez más desconfiada y desencantada con las instituciones. Problemas ya superados por el Perú de hoy…¿o quizás no?
El Civismo y la Viveza en el Siglo XXI: Alienación y Pérdida de Identidad
En el siglo XXI, el Perú ha experimentado un crecimiento económico notable, aunque con una distribución desigual de la riqueza. La globalización y la tecnología han transformado las dinámicas sociales, pero también han exacerbado problemas antiguos. La cultura de la viveza persiste, a menudo manifestándose en corrupción, informalidad y falta de respeto por las normas sociales. Casos emblemáticos de corrupción, como el de Odebrecht, han minado la confianza en las instituciones y en los líderes políticos.
Sin embargo, hay señales de cambio. Las nuevas generaciones, especialmente los millennials y centennials, están mostrando un renovado interés por el civismo y la participación cívica. Movimientos sociales como #NiUnaMenos y protestas contra la corrupción demuestran un deseo de recuperar valores de justicia y equidad. La tecnología y las redes sociales juegan un papel crucial en este despertar cívico, proporcionando plataformas para la organización y movilización ciudadana. No obstante, siempre está el riesgo de ser manipulados #EfectoBorrego
Reflexión Final
La historia del civismo y la viveza en el Perú es una narrativa compleja de adaptación y resistencia. Aunque la viveza ha sido una respuesta comprensible a contextos de crisis, es fundamental trabajar hacia una cultura que valore y promueva el civismo. La educación juega un papel clave en este proceso, así como el fortalecimiento de las instituciones y la creación de espacios de participación ciudadana.
El desafío para el Perú del siglo XXI es equilibrar la astucia y la adaptabilidad con una renovada ética de responsabilidad y solidaridad. Recuperar el civismo no solo implica reforzar normas y leyes, sino también reconstruir la confianza y el sentido de comunidad. Las nuevas generaciones tienen la oportunidad y la responsabilidad de liderar este cambio, recordando que el verdadero progreso se construye sobre la base de valores compartidos y un compromiso genuino con el bien común. O al menos, eso dicen los libros de historia.
En conclusión, aunque la cultura de la viveza ha dejado una marca significativa en la sociedad peruana, el civismo sigue siendo una aspiración alcanzable. Aprendiendo de los errores del pasado y abrazando una visión más inclusiva y justa para el futuro, el Perú puede redefinir su identidad y construir una sociedad más equitativa y cohesionada. Y si no, siempre podemos echarle la culpa al gobierno. #ForeverVivos.
Edición: Cristóbal Contreras