Todo el mes de junio se ha celebrado el mes del Orgullo LGBT y hemos podido observar que en la mayoría de los avisos publicitarios, las empresas han utilizado el signo característico del famoso pride: la bandera de arcoíris.
Probablemente muy pocas personas se han preguntado el origen de esta bandera y se han limitado a compararla con la bandera del Tahuantinsuyo. Sin embargo, no solo esta bandera no ha sido inspirada en el imperio inca kausachun Atahualpa, sino su apariencia al día de hoy ha sufrido una transformación.
En 1871, la homosexualidad fue declarada un delito en Alemania, el cual era castigado con la prisión; empero, esta norma no fue aplicada por mucho tiempo hasta el ascenso del nazismo al poder. En el Holocausto, se dio caza a los homosexuales, quienes eran retenidos y enviados a campos de concentración donde debían portar un símbolo distintivo: un triangulo rosa invertido bordado en su vestimenta. Este triángulo servía para aislar a los gays en los campos de concentración para fines de asignación de trabajos y muchas veces, para identificar a las “mascotas” de los superiores (por “mascotas” se entiende a los homosexuales que eran utilizados para el entretenimiento de los militares nazis)
Las personas detenidas, sabiendo la pena que les esperaban inclusive aceptaban ser castrados con la condición de recibir un castigo más leve que lo estipulado por la ley. El nivel de ignorancia era tal que los nazis pensaban que extirpando los órganos genitales de un hombre lo curaban de la homosexualidad. Años después del fin del holocausto, exactamente en 1970, la comunidad LGBT que hasta ese momento se había apoderado del triángulo rosa para concientizar a las personas sobre la masacre de homosexuales en la Alemania nazi y la discriminación de las personas portadoras de SIDA, empezó a buscar un nuevo símbolo que los identificara.
En 1978, Harvey Milk, el primer funcionario electo abiertamente gay en California, le pidió a su amigo Gilbert Baker de 27 años diseñar una bandera para la comunidad LGBT, la cual sería izada el Día del Orgullo Gay en San Francisco. Baker no solo aceptó la propuesta que marcaría la era moderna con una creación suya, sino también lo identificaría como miembro de la comunidad LGBT. Es así como Baker empezó con el reto. Lo primero que se le vino a la mente fue que la comunidad no solo defendía a una opción sexual, sino era diversa y dicha diversidad se asemejaba a un arcoíris, espléndido fenómeno que refleja distintos colores. Ahora bien, la primera bandera contenía ocho colores, cuya asignación no fue aleatoria, se le adjudicó un significado a cada uno: rosa por el sexo, rojo por la vida, naranja por la curación, amarillo por la luz del sol, verde por la naturaleza, turquesa por la magia, azul por la armonía y violeta por el espíritu. Cada color fue cosido a mano por Baker. Finalmente, las líneas de la bandera fueron inspiradas en la bandera de Estados Unidos a propósito de la celebración del bicentenario de dicho país en 1976.
Más adelante, debido a la gran popularidad que había adquirido este símbolo, se eliminó el turquesa y el rosa de la bandera para facilitar su reproducción alrededor del mundo. Por esta razón, actualmente la bandera LGBT solo cuenta con seis colores. Pese a que Gilbert Baker falleció en el 2017, su legado sigue firme con el paso de los años tratando de abrirle la mente al mundo para que de esta manera nunca más volvamos a ver un represor triángulo rosa en otro ser humano.
Editado por: Daniela Cáceres