Lunes 25 de marzo de 2019
Son aproximadamente las 10:20 de la mañana cuando me llega un mensaje con la noticia, volteo a mi costado y mi amiga está abriendo un artículo sobre ella, nos observamos y nos damos cuenta de que es cierto. Van pasando los minutos y más gente se va enterando, llega el break y la noticia ya es de conocimiento público: Sofía Rocha se ha ido.
La primera reacción es la incredibilidad. En una facultad como la mía, de Artes Escénicas, una noticia como ésta toca a todos de distinta manera. Es un miembro de nuestra comunidad que se ha ido, a la que algunos vieron en función ayer y con la que otros estaban trabajando. Maestra, compañera, amiga e inspiradora, Sofía era eso y mucho más.
Sofía Rocha inició su carrera artística en el grupo Teatro Sol en los años noventa y desde ese entonces la hemos visto en distintas producciones de teatro, cine y televisión. Muchos la recuerdan, en este último ámbito, por su interpretación en “Los de arriba y los de abajo”. Otros, por sus papeles en películas como “El acuarelista” y “A los 40”. Participó, finalmente, de más de treinta producciones en las tablas, como “Mitos de fuego”, “Todo en el jardín”, “El jardín de los cerezos”, “Sangre como flores, la pasión según García Lorca”, entre otras.
Una de las cosas que más me cautivan del teatro es su carácter efímero, pero es en un momento como este en el que me gustaría ver “Las tres viudas” una vez más, con Sofía en el escenario y pararme a aplaudirla al final. Pero no es posible. Lo que sí posible es recordar, recordar las sensaciones que nos transmitía, su talento y su trabajo. Cuando comencé a actuar una de mis profesoras me dijo que ella no pagaba su entrada al teatro para verme llorar, sino para que ella lo haga. Sofía me ha hecho llorar, reír, asustar, angustiar y emocionar docenas de veces y, personalmente, no podría estar más agradecida.
En una entrevista a Viú el año pasado, Sofía expresó: “El teatro me contiene. Me deja caer, sanar y seguir adelante. Y conocerme, porque es muy difícil pararte en un escenario si no sabes quién eres. Para contar una historia debes ser consciente de tus debilidades y fortalezas”. Unos meses antes a esto, para la revista Caretas, dijo que si le quedara un último día de vida haría lo que hace siempre. Nos consuela saber, en cierta parte, que sus últimas horas las vivió en las tablas, haciendo lo que la hacía sentirse ella misma, lo que la conectaba.
Aunque no llegaremos a verla en “Sueldo bajo”, obra del Centro Cultural de la Universidad del Pacífico, Sofía nos deja con dos largometrajes para gozar de su magia: “Intercambiadas”, la cual estará en carteleras a partir del jueves 13 de abril y “La pasión de Javier”, próxima a estrenarse en el transcurso de este año. Una última oportunidad para verla y en pantalla gigante.
Hoy, miércoles 27 de marzo, celebramos el día del teatro y te celebramos a ti, Sofía. Descansa en paz y vuela alto, de parte de los que te conocieron y de los que quisimos conocerte. Gracias por tanto.
Editado por: Renato Hurtado