¿En qué consiste el desarrollo para el Perú? ¿Cómo lo podemos lograr? ¿Estamos bien encaminados? Así como en nuestra vida, existe una diversidad de caminos que podemos emprender. Las decisiones que tomemos – en este caso como país – definirán lo que seremos en el futuro.
Existen caminos que parecen más fáciles, pero que terminan resultando una ilusión. Existen otros más difíciles, pero que con esfuerzo, conducen a tener un país reconciliado y exitoso. Entonces, ¿cuáles son estos caminos? ¿Estamos en el correcto? Esta reflexión la acompaño del poema Ítaca de Kavafis, el cual cada uno puede interpretar a su gusto. El mismo bien señala algunas características de los caminos que emprendemos.
Si vas a emprender el viaje hacia Ítaca
pide que tu camino sea largo,
rico en experiencia, en conocimiento.
A Lestrigones y a Cíclopes,
o al airado Poseidón nunca temas,
no hallarás tales seres en tu ruta
si alto es tu pensamiento y limpia
la emoción de tu espíritu y tu cuerpo.
A Lestrigones ni a Cíclopes,
ni al fiero Poseidón hallarás nunca,
si no los llevas dentro de tu alma,
si no es tu alma quien ante ti los pone (…)
Un camino fácil es observar el crecimiento económico como el más importante indicador de desarrollo, por lo cual desde el inicio iremos por el camino difícil: buscar otras alternativas. Un camino fácil también implica ver a las personas como simples números, mientras más difícil resulta reconocer la humanidad detrás de cada uno y las consecuencias que están en juego detrás de las decisiones tomadas.
Existen caminos que parecen más fáciles, pero que terminan resultando una ilusión. Existen otros más difíciles, pero que con esfuerzo, conducen a tener un país reconciliado y exitoso.
Entonces al hablar de desarrollo, no se puede tratar sólo de resultados, sino de los procesos detrás: los recursos naturales depredados, las comunidades locales que se afectan, y la sostenibilidad de nuestro modelo productivo. Ciertamente es más fácil sostener nuestro crecimiento en la explotación de recursos naturales y los altos impuestos que se derivan de allí. Difícil es pensar en un desarrollo más diversificado y una apuesta más fuerte en el emprendimiento, en especial cuando hay muchos intereses y poderes detrás. Fácil es pensar en el corto plazo, difícil en el largo.
(…) Pide que tu camino sea largo.
Que numerosas sean las mañanas de verano
en que con placer, felizmente
arribes a bahías nunca vistas;
detente en los emporios de Fenicia
y adquiere hermosas mercancías,
madreperlas y coral, y ámbar y ébano,
perfúmenes deliciosos y diversos,
cuanto puedas invierte en voluptuosos y delicados perfumes;
visita muchas ciudades de Egipto
y con avidez aprende de sus sabios (…)
Respecto a nuestras propias acciones, camino fácil es caer en la ideología para responder a desafíos propios de nuestra época (y en política, lo padece tanto la izquierda como la derecha), difícil es formar un juicio propio y defenderlo. Fácil es ser criticones y difícil ser críticos. Fácil es acusar a las personas de flojas o ignorantes para culparlos así de su desdicha o pobreza. Más difícil es detenerse y buscar entender los desafíos propios que enfrentan y la desigualdad de oportunidades en la cual vivimos.
Fácil es también encerrarnos en nuestra ciencia o especialidad, y no considerar los aportes de muchas otras para formar un análisis multidisciplinario. Más fácil es quedarnos en nuestra zona de confort, mientras que resulta más complicado salir de aquella. Camino fácil es dejar la responsabilidad a los demás, difícil es asumirla como propia y desde hoy.
La recompensa, si se elige el segundo camino y se trabaja fuerte en el mismo, es grande. El Perú la necesita.
Y tú en tu día a día… ¿qué camino eliges?
(…) Ten siempre a Itaca en la memoria.
Llegar allí es tu meta.
Mas no apresures el viaje.
Mejor que se extienda largos años;
y en tu vejez arribes a la isla
con cuanto hayas ganado en el camino,
sin esperar que Itaca te enriquezca.
Itaca te regaló un hermoso viaje.
Sin ella el camino no hubieras emprendido.
Mas ninguna otra cosa puede darte.
Aunque pobre la encuentres, no te engañará Itaca.
Rico en saber y vida, como has vuelto,
comprendes ya qué significan las Itacas.
(Constantino Kavafis, 1863-1933, Poesías completas, XXXII)
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