El Perú es un país al que actualmente le sobran problemas. Al Coronavirus y la crisis sanitaria y económica, sumémosle la ininterrumpida corrupción en el sistema judicial y el preocupante brote de difteria. Pero, para variar, nuestro flamante Congreso cree que estos problemas no son suficientes, generando una nueva crisis política. Para el 9 de noviembre, está programada una nueva moción de vacancia contra el desvergonzado Vizcarra. Este día, Martín “el terrible” (o su abogado) se tendrá que presentar ante el congreso y aguantar los incendiarios “argumentos”, para esta nueva vacancia, que tienen entre manos estos parlanchines personajes que pueblan nuestro palacio congresal.

Pareciera que fue solo hace unos meses el primer proceso de vacancia que se le abrió a Vizcarra (lo fue), quien como primer intento, delegó a su abogado. Los congresistas quedaron insatisfechos, pues, seguramente, deseaban decirle todos los oprobios (no muy ingeniosos seguramente) que se les pueda ocurrir en su cara. Una vez más, el congreso omite lo que una parte importante de la población peruana opina, sobre cómo proceder en esta situación. Y es que se lee y escucha, por muchos lados, el hecho de la pronta salida de Martín Vizcarra de Palacio (29 de julio de 2021). Lo ideal, se puede identificar, sería permitirle a Vizcarra que termine su atribulado mandato hasta entonces, y que luego, se le tire todos los conos en la cabeza que sean necesarios.

Los principales agravantes para esta nueva moción serían, entre otros, los testimonios de una serie de aspirantes a colaborador eficaz; es decir, son testimonios ya recibidos por el Ministerio Público, pero, por la naturaleza del mismo, no han sido aún verificados y carecen de veracidad, al menos hasta que sean comprobados. Recordemos también las portadas que el diario “El Comercio” dedicó a Vizcarra, portadas de domingo, dicho sea de paso. Y es que la gente del longevo diario se adjudicó el recibir la primicia de los testimonios de estos colaboradores y no desaprovechó, vociferándolo en primera plana.

Fuente diario “El Comercio”

Luego vino el diario “Correo”, haciendo eco de “escandalosas” y “lapidarias” fotos de Martín Vizcarra y nuevas amistades explosivas. Fueron dos fotos que mostraban al presidente junto al “hermanito” Antonio Camayo, una de ellas aparentemente en casa del “hermanon”.  La segunda, mostraba a ambos personajes en la recepción del hotel “Country Club”, en San Isidro. En redes y contados noticieros, se barajó la posibilidad de que ambas fotos, por ciertos detalles más que delatores, eran “photoshopeadas”. El silencio posterior del diario nos habría dado la razón a los escépticos.

Fuente diario “Correo”

Una nueva moción de vacancia por “incapacidad moral” a Vizcarra, quizás en otra situación parecería lógica e incluso, si se diera con prisa, muchos quedarían satisfechos. Sin embargo, es algo más que un insulto que este Congreso, plagado de gente con prontuarios aberrantes, quiera hablarnos de moral.

Gente como Cecilia García nacida en 1980, la de los 4 pulmones y 6 lenguas; quien es también Jacqueline Cecilia García nacida en 1979, y no, no es el guion de una película, sino una referencia a los dos DNI de la congresista del partido “Podemos”. También está Omar Chehade, investigado por favorecimiento a un consorcio brasilero para la construcción del segundo tramo del tren eléctrico. El mismo que quiere ir en contra de todo el pueblo peruano, que le dijo no a la bicameralidad, para no quedarse sin sueldo. Por último (porque si no, nos vamos por unos 20 párrafos más), están los fujimoristas. Sí, todos, porque vociferan “moral”, cuando son agregados a una presunta organización del hampa liderada por una investigada como Keiko Fujimori, coincidentemente, bañada en testimonios de gente como Dionisio Romero (BCP) o el mismo Jorge Barata (Odebrecht).

Entonces, si queremos hablar de moral, señores congresistas, sería bueno que revisen en sus zapatos. Porque quizá, al ser un vacío bastante amplio en la Constitución, la moción de vacancia por incapacidad moral sería lo ideal en esta situación. Pero con este congreso, que nos ignora, que hace política para sí mismos y no para aquellos que los eligieron, no hay justificación, no hay razón. En este momento, el fiscal German Juárez Atoche se hace de pruebas bastante contundentes contra el descarriado Vizcarra, lo que quiere decir que hay juicio. Entonces, ¿qué hay al medio? Definitivamente, como es usual y de todo menos novedad, los intereses personales de estos malandrines pillos por congresistas. Una vez más, la moción no tiene pies, y, el lunes 9 de noviembre, la cabeza terminará por rodar.