La Covid-19 no deja de sorprendernos. La cantidad de impactos, sobre todo económicos, no para de multiplicarse. Pero, ¿cuál es la verdad de la milanesa? Lamentablemente, aunque quisiéramos, nada puede ser causa del cuy mágico.
Muchos han escuchado hablar de los bonos… pero no, no me refiero a los que dio Vizcarra a raíz de la COVID, sino a los papelitos títulos valores que se emiten y se venden en una bolsa (imaginaria) de valores. ¿What?
Vayamos por partes.
Los bonos son un mecanismo de fondeo a largo plazo. Son títulos valores, porque no son solo papeles, sino que representan un derecho de crédito; algo así como un yapeo pendiente de ese pata al que le prestaste para la pizza (cuando aún había reuniones). La diferencia es que los bonos generan intereses con el tiempo, tu yapeo pendiente no.
También es importante distinguir los bonos de las acciones. No, no me refiero a las actividades que deberías realizar realizas en tu día a día y no quedarte viendo Netflix, sino a otros títulos valores que te hacen dueño de una sociedad, y no acreedor de un yapeo pendiente. O sea, recibes tu papelito en el que dice que tú eres titular de un porcentaje de Anticuchitos S.A. #LosAnticuchosSonRicos.
Sobre este tema cabe hacer la precisión de que los bonos se visten de “soberanos” cuando es el Estado el que necesita la plata y, por tanto, su pago está garantizado por el Gobierno Central. Respecto a lo demás, el bono soberano es igualito a uno plebeyo común. OK, pero, ¿a dónde quieres llegar? Paciencia.
Sabiendo ya lo que es un bono soberano, tenemos que hacer referencia al riesgo país. Este es el conjunto de contingencias referentes a las características específicas de cada país que afectan el pago de las deudas. En cristiano: es un porcentaje que refleja el riesgo de pago de un país, considerando las condiciones legales, políticas, etc., normalmente en relación con los bonos inmaculados de nuestros vecinos Trumpenses americanos, conocidos como los “libres” de riesgo.
Ahora sí, a unir los cabos sueltos: bonos + riesgo país = …sigue leyendo (⬇️⬇️⬇️).
Pues bien, son dos conceptos juntos pero no revueltos: el porcentaje que arroja el riesgo país vendría a ser lo mínimo razonable que se debe cobrar como tasa de interés del bono. Menos de eso, sería como cuando perdiste tu dignidad hablándole a tu ex tóxico. Lógicamente, nadie compra un bono con esa tasa -normalmente es más alta- pero funciona bien como una referencia.
Mi Perú, tu Perú, nuestro Perú… con Swing y Covid tantas vueltas, ¿estamos al final de una nueva lista? ¡Pues no, compadre! ¡Esta vez encabezamos la lista de Latinoamérica y no en número de muertes por Covid! Somos el riesgo país más bajo de la región, junto con Colombia y México.
[En el gráfico se muestra a Perú (celeste), Colombia (negro) y México (verde); somos el riesgo país más bajo].
¡Wow! Pero, ¿qué quiere decir?
Pues que no será tan complicado encontrar patas que nos presten pa’ la pizza, a cambio de yapeos pendientes. Empiezo a entender, pero, ¿y la plata de nuestros impuestos? ¿no nos roban es sufi?
Primero, la tasa de informalidad en nuestro país a inicios de la Covid, era de 70% aproximadamente, por lo que no sería correcto afirmar que el Estado recibe un montón de plata por impuestos, considerando, además, que el Gobierno gasta de millón en millón, y no de luquita en luquita.
Segundo, los que sí son formales y deben pagar impuestos, ¿realmente pagan? La tasa de los sapos que no pagan evasión tributaria es de aproximadamente 50%, por lo que, nuevamente, no sería correcto afirmar que Vizcarra el Gobierno está recibiendo bastante plata por impuestos. Pero, ¿y el impuesto a la riqueza? – Pues no creo que hubiese funcionado, teniendo en cuenta los porcentajes indicados.
Además, hay muy pocos incentivos para que los peruanos paguen su impuesto (el que sea). Sería mentir, si digo que nuestros impuestos regresan a nosotros a través de servicios de calidad. En realidad, son un conjunto de billetes que tiramos por el desagüe sentimos que desperdiciamos. Ya, pero… ¿y por qué emitir bonos sí sirve? – Buena pregunta, Dorothy.
Pues bien, los bonos sí sirven por varias razones. Los que compran los bonos, son personas a quienes les sobra la plata agentes superavitarios, que tienen la intención de invertir su excedente de dinero. Los bonos dan valor al dinero en el tiempo, a través del cobro de intereses (más tiempo, más riesgo y mayor tasa). Los intereses no son muy altos (4-6% aprox.), en comparación a uno del BCP de un banco comercial (15%). En particular, el pago de los bonos soberanos está garantizado por el Gobierno…
En resumen, son un gran mecanismo de fondeo y en el mercado de valores no falta alguien platudo que quiera comprar bonos. Y aquí se luce nuestro riesgo país: somos de los mejores de nuestra región, por lo que los inversionistas se sentirán más seguros al comprar nuestros bonos.
Y es que a veces las mejores alternativas son de las que menos se hablan. Pero, de todos modos, Perú sí ha aprovechado su ventaja, pues ya va en la octava colocación (puesta en el mercado) de bonos soberanos en lo que va del año de la rata #calendariochino.
¡Sigamos pa’lante!
Editado por Raisa Escudero.