Ahora que atravesamos la semana de parciales, una de las peores temporadas del ciclo, es fácil recordar con nostalgia las vacaciones de verano, el tiempo libre y sobre todo, los planes no llevados a cabo. Entonces, te pones a pensar como si tuvieras tiempo que perder, ¿por qué rayos no te fuiste de Work & Travel si tus amigos dicen que es un buen programa de intercambio para divertirse, conocer gente y chambear si queda tiempo .
Este verano, aunque hice méritos para demostrar que soy capaz de embarcarme en este programa, solo mi hermano tuvo la autorización y el apoyo para hacerlo #SAD. Como buena economista y para reducir mi sufrimiento, creo que es pertinente elaborar un análisis costo-beneficio para estimar la rentabilidad de la oportunidad perdida.
Beneficios
Los beneficios del programa, en orden de prioridad para la mayoría de estudiantes, son los siguientes.
1- Si es tu primer viaje fuera del país, ¡qué mejor que empezar en Estados Unidos!. Además de aprender y/o mejorar el idioma, lo cual es importante en el mercado laboral, te permitirá expandir tu visión respecto a las relaciones y formas de afrontar la vida en otras sociedades.
2- Mayor grado de independencia y enriquecimiento personal. Dado que viajas solo(a), deberás asumir nuevas responsabilidades, como cocinarte, administrar tu dinero o levantarte temprano para cumplir con tu chamba, y enfrentar nuevos retos, como el de lidiar (aunque pueda ser muy difícil) con gente nueva.
3- Mayor facilidad para la interculturalidad. Conocer nuevas culturas y estilos de vida, amplía tus horizontes y te permite establecer relaciones asertivas con personas fuera de tu entorno con mayor comodidad. Incluso (según algunos testimonios) hasta podrías encontrar el amor de tu vida…BAH! Como si esas cosas pasaran.
4- Si nunca has trabajado en tu vida, la provechosa experiencia laboral es indiscutible. Aprenderás a ser responsable y a ganar dinero con tu esfuerzo, mientras de forma imperceptible, sumas puntos a tu CV.
5- Por último, gozarás de beneficios tangibles. La remuneración quincenal recibida servirá para recuperar la inversión hecha por tus padres (Ojo!, que esto solo ocurre si eres chamba y no te la pasas de flojo), y en el mejor de los escenarios, podrás incluso obtener extras para darte esos caprichitos del momento, como renovar el clóset, hacer turismo o conseguir souvenirs pa’ la familia.
No hay lonche gratis (costos)
Es bien sabido que todo tiene un costo en la economía. Este incluye los esfuerzos, monetarios o no, de llevar a cabo el proyecto y el costo de oportunidad o aquello que dejas de ganar por tu siguiente mejor opción.
1- El tiempo. Por si no lo recuerdas, “El tiempo es dinero”, aunque tu tiempo como estudiante se asemeja más a una inversión a mediano plazo, pasarás días postulando a un empleador y si no te seleccionan, deberás seguir intentando hasta que alguien se apiade te contrate; también necesitarás tiempo para tramitar documentos estudiantiles, asistir a charlas y tramitar la visa.
2- No podrás llevar el curso de malla curricular que pateabas sin roche porque esperabas el veranito. Sí, ese curso que tanto necesitabas para adelantar el ciclo o ponerte al día.
3- El costo monetario de hacer tu viaje realidad: ¡Park City weonaaaa! Ah, pero lo que no sabes es con la bolsa de viaje no terminan los problemas, pues vivir ahí sale un ojo de la cara. En el mejor de los casos, algunos empleadores te ayudarán a conseguir housing, pero este claramente no es gratis ni barato.
Beneficios mayores a costos… entonces, ¿por qué no me dejaron?
Es muy probable que para un estudiante como yo, existen más beneficios que costos económicos, por lo que realizar el Work & Travel resultaría rentable. Dicho esto, ¿Por qué mi padre, un individuo racional, no me dejó realizar el viaje? Tantos beneficios que traería consigo irme a los yunaites…
Entonces, ¿la mano invisible no es suficiente para que las personas maximicen su utilidad’…Me dueles Smith.
La economía conductual demuestra que las personas podemos no actuar bajo el supuesto de racionalidad debido a la influencia de emociones, creencias y/o costumbres. Después de todo, más que seres racionales, somos humanos y respondemos a incentivos y desincentivos.
Aunque existía el incentivo de la enriquecedora experiencia que yo podría ganar, el desincentivo ocasionado por el conocido y criticado patriarcado fue determinante para mi padre.
La crianza que recibió es precedente de la educación que hoy recibo. Los estereotipos de una sociedad “machista” donde se debe cuidar más a una hija por el hecho de ser mujer, incrementan el costo para el individuo “racional” que es mi padre y superan el beneficio de permitir mi viaje. Dado que él es mi única fuente de financiamiento, tiene mayor poder de negociación, por no decir absoluto y es quien toma la decisión final
La conclusión de lo expuesto es que existen elementos paralelos al análisis económico, que pueden ser determinantes al evaluar un proyecto o acción. En este caso fue el poder ejercido por mi padre, dado el requerimiento de su aprobación por ser quien posee los recursos económicos, que a su vez estuvo influenciado por factores culturales y emocionales, como la crianza, las creencias, y la personalidad. Estos factores fueron los que finalmente impidieron mi viaje a los EE. UU y tal vez podrían impedir el tuyo en el futuro.
Gabriela Charca, thank you ever so for you post.Much thanks again.viagra online