El pasado viernes, la chibolada peruana se levantó desde muy temprano con la única esperanza de conseguir entradas para el tan ansiado concierto de Bad Bunny. Miles estuvieron conectados a través de múltiples medios electrónicos con el solo propósito de alcanzar un buen lugar en la fila para comprar los boletos. Sin embargo, para mala suerte de muchos, pocos fueron los afortunados.
Las entradas en preventa para el concierto del Conejo Malo se agotaron en menos de una hora y, en tan solo cuestión de minutos, la gente arrasó con las zonas La Playa y Platinum. El conseguir boletos era casi una cuestión de vida o muerte. Fue realmente la odisea del 2022. Transcurrido el paso de los infartantes minutos, muchos se resignaron a escuchar a Bad Bunny desde las afueras del Estado Nacional. Algunos otros, sin embargo, aún mantenían la esperanza de conseguir algún boleto en la segunda fecha de venta habilitada por Teleticket. #LaFeEsLoMásLindoDeLaVida.
Bajo esta situación, las acciones de los revendedores de entradas no se hicieron esperar, y muchas personas expresaron su molestia e indignación sobre ello a través de las redes. Este tipo de eventos, que captan gran cantidad de fanáticos, son la oportunidad perfecta para estos comerciantes, quienes compran múltiples entradas para, luego, venderlas a precios exorbitantes. Con ello, se aprovechan de los fans que, muchas veces, están dispuestos a hacer de todo vender hasta un riñón con tal de lograr ir a ver a su ídolo.
Esto último es conocido como reventa especulativa, la cual es llevada a cabo de forma organizada con la intención de defraudar tanto a promotores oficiales como a compradores de entradas. En muchos casos, se utiliza un robot digital para adquirir cuantas entradas estén disponibles para, posteriormente, venderlas a precios desorbitados.
¡Sobrino!, ahora, te preguntarás si, en el Perú, está permitida la reventa de entradas.
Hace unos años, se evidenció, particularmente, que el conseguir boletos para ver jugar a la selección nacional de fútbol era casi imposible por las acciones de los famosos revendedores. Estos últimos compraban la mayoría de las entradas para, luego, comercializarlas al doble e, incluso, al triple de su precio original.
Sobre ello, el parlamentario Jorge Luna presentó un proyecto de ley para prohibir la reventa de entradas. En este, se propuso que la reventa sea tipificada como falta en el Código Penal y quienes la cometieran serían sancionados con prestación de servicio comunitario. ¡Suave con los antecedentes penales! En su momento, el congresista manifestó lo siguiente en cuanto a este hecho: «Afecta a miles de consumidores que asisten a espectáculos públicos y ante la presencia de revendedores se ven obligados a adquirir sus entradas a precios muy por encima de su valor real». Sin embargo, el proyecto de ley no prosperó.
Lo cierto es que, en otros países como en España, la reventa de entradas se encuentra prohibida por ley. El Reglamento de Policía de Espectáculos Públicos y Actividades Recreativas prohíbe explícitamente la reventa callejera o ambulante. En este, se sostiene que aquellos culpables de llevar a cabo dicha acción deberán renunciar a los boletos, además de recibir una multa. Por su parte, en México, se trató de incorporar una prohibición absoluta de esta actividad en la Ley para la Celebración de Espectáculos Públicos. No obstante, no superó la grada de necesidad del test de proporcionalidad por ser una medida «innecesaria» para proteger los derechos de los consumidores y el de acceso a bienes y servicios culturales, que incide en el derecho a la libertad de comercio e industria.
Como ya sabemos a este punto, en el Perú, no hay nada que prohíba la reventa de entradas en ninguna de sus modalidades, por lo que tendremos que convivir con los revendedores, así no nos guste. Si bien muchos nos quedamos sin entradas, aún nos queda la posibilidad de participar en uno de los tantos sorteos de entradas o escuchar al Conejo Malo desde las afueras del Estadio Nacional. La última opción sería comprarle a un revendedor, pero no queremos propiciar la continuidad de las reventas abusivas.
¡No perdamos la fe! y, como diría Benito, «A ti fui religioso, yo te adoré, la luna sabe lo que por ti lloré». Ni modo sobrin@, ¡nos vemos el 13 de noviembre afuera del Estadio Nacional!
Edición: Claudia Barraza